Con el hype de un supervillano que va a sembrar el caos y la anarquía en su decadente sociedad por todo lo alto, la esperada cinta Joker llegó por fin a las salas cinematográficas de todo el planeta. La cinta está dirigida por Todd Phillips (The Hangover) y cuenta con la decisiva interpretación protagónica de Joaquin Phoenix (Her), quien con sus 30 kilogramos de peso perdidos para el papel es acompañado por las actuaciones de Robert De Niro (Taxi Driver), Frances Conroy (American Horror Story) y Zazie Beetz (Deadpool 2), entre otras.
Joker es la primera cinta creada como origen de un personaje basado en los cómics de DC que se aleja del universo extendido de la marca, y nos cuenta la historia de cómo un comediante fallido llamado Arthur Fleck (Phoenix), quien padece del trastorno de incontinencia afectiva (enfermedad mental), se convierte en el principal criminal y villano de los cómics.
La cinta, gran triunfadora del Festival de Venecia, llega en un momento donde las películas basadas en cómics se han consolidado a tal punto que incluso obtienen nominaciones a grandes premios, luego de que por décadas este género se tomara por ridículo y para niños.
Nada más alejado de la realidad, porque lo cierto es que esos niños crecieron y hoy, en el mejor momento para ser un ñoño, podemos recibir joyas como esta cinta que toma lo mejor de las grandes novelas gráficas de DC, y de otras cintas a las que se ha referido el director, y que a pesar de no estar ligada directamente a ninguna historia de los cómics de Batman, configura sin dudas la mejor película basada en un personaje de cómic. Se trata de una mezcla excepcional, violenta y a la vez conmovedora, entre Taxi Driver, The Dark Knight y The King of Comedy.
Aunque, para ser sincero, desde que salí del cine en mi cabeza ha rondado la idea de que Todd Phillips utilizó la idea de crear una película de origen del Joker como excusa para entregarnos junto a Joaquin Phoenix, una obra de culto que incomoda, nos abofetea en la cara como sociedad y nos deja con el pecho apretado, sensación física real que sentí por algunos minutos mientras estaba sentado en la butaca.
Joker sin duda también puede apreciarse en diferentes capas de su discurso sociopolítico, con grados de provocación anárquica, pero en todo caso es una clase magistral de cinematografía que asombra en todos sus aspectos de manera integral, desde su fotografía, la banda sonora creada por la islandesa Hildur Gudnadóttir, hasta su potente guion que inyecta en el alma toda esta violencia que puede generar la soledad, el rechazo y bullying a las enfermedades mentales; pero no una violencia que nace desde el interior mismo del villano, sino de algo externo y específico, tema del que tanto se ha hablado alrededor de esta cinta y el origen de la maldad. Es una violencia, también, que nace desde la sociedad hacia ciertas personas como Arthur Fleck, que como espectador: duele y entristece.
Todo esto, por supuesto, condensado en el sol de esta película: Joaquin Phoenix, quien nos entrega otro trabajo que será recordado por siglos como unas de las grandes actuaciones de todos los tiempos, y de la que no puede separarse la pregunta odiosa acerca de una comparación con la actuación de su antecesor en el rol, Heath Ledger.
Personalmente, creo que no existen parámetros, ya que son personajes distintos (aunque el Joker de Ledger podría ser la versión adulta de este) y porque este origen de cierta manera resta ese terror que siempre ha generado el personaje, ya que es un lunático malvado del que no sabemos nada y que de hecho lo menciona en The Dark Knight mientras Batman lo interroga: no tienes nada con que amenazarme.
Aunque claro; si hay que elegir, mil veces me quedo con este monstruo, enfermo y tóxico creado por Phoenix, ya que superará todas las expectativas que se tengan de él y se introducirá en lo más profundo del corazón del público, de buenas y malas maneras. No va a pedir permiso.
Joker ya se encuentra en las principales salas del país y es una película que no te debes perder, seas conocedor o no de los cómics de Batman.