Siete años atrás llegaba a nuestras vidas “The Last of Us”, videojuego de acción-aventura y supervivencia, desarrollado por la compañía estadounidense Naughty Dog, los responsables de franquicias como ‘Crash Bandicoot‘ y ‘Uncharted’.
La trama nos adentraba en la vida de Joel (Troy Baker/Adrián Wowczuk) y Ellie (Ashley Johnson/Mariela Centurión), un par de supervivientes de una pandemia en Estados Unidos, que provoca una mutación en los seres humanos transformándolos en criaturas caníbales.
El proyecto se convirtió en uno de los más galardonados de todos los tiempos, con más de 240 premios a su haber, como el “Mejor juego del año”. Pero, ¿se podría superar a esta obra?
La pregunta era clave, pero las expectativas apuntaban a que este juego sería muy superior a su antecesor. Iba a ser un movimiento arriesgado, pero los desarrolladores decidieron seguir adelante con este emocionante e intrínseco mundo, ya que sabían que valdría la pena el riesgo, tal como lo hizo Joel al cruzar Estados Unidos con Ellie, en la primera entrega.
En la superficie, esta franquicia es una simple (historia de venganza), pero mientras te sumerges en el juego, los temas más profundos emergen. El cómo validamos y deshumanizamos a otros que vienen del exterior. Un relato de trauma, redención y empatía, que rodean a individuos con defectos y las difíciles decisiones que deben tomar para sobrevivir.
Es así como este nuevo mundo que nos presentan es más grande, más detallado y más traicionero que nunca.
Esta nueva historia parte cuatro años después del final de la primera entrega, con Ellie y Joel viviendo en Jackson, una comunidad bien establecida, tranquila, y sin mayores percances. Es ahí, donde un evento traumático dará inicio a un camino de violencia, venganza, dolor y empoderamiento.
A partir de esto, Ellie se embarca en un viaje sin descanso para hacer justicia y conseguir pasar página. Ella es quien carga con el peso de esta aventura y a medida que va dando caza a los responsables, debe enfrentarse a las devastadoras consecuencias físicas y emocionales de sus actos. Por su parte, Joel actúa como un verdadero padre protector y muchas veces la voz consciente de esta franquicia.
Y es que en esta secuela no existen los buenos y los malos, sólo vale sobrevivir. La complejidad y la delgada línea entre el bien y el mal están subrayadas en infectados que te dan caza, pero no son los más peligrosos, sino que las facciones humanos se han convertido en el peor virus con el que debemos lidiar a través del juego.
La moralidad de cada personaje va a depender del punto de vista, y es que aquí nos damos cuenta de que no es tan simple quitar una vida, y no tener repercusiones. Las causas y el efecto que estás producen, son un peso que hay que llevar mientras se trata de sobrevivir. Cada bala pasa la cuenta, y cada golpe abre otro camino a la oscuridad.
Otro gran trabajo, además de la jugabilidad y las gráficas, es la música compuesta nuevamente por Gustavo Santaolalla (ganador del Oscar ‘Brokeback Mountain’ y ‘Babel‘). Esa que muchas veces nos ayuda a tener un momento de paz y tranquilidad, mientras transitamos por un mundo caótico, pero que es interrumpida con cada grito de los infectados que quieren darnos muerte.
“The Last of Us, parte II” es simplemente una obra maestra, que supera a su primera parte. Un juego más maduro y que evoluciona junto sus personajes. Una punta de lanza para cualquier juego de horror y aventura, que constantemente nos recalca que el pasado puede infectar nuestro presente y que cada decisión tiene una consecuencia en la vida.
“The Last of Us, parte II” se lanza este viernes 19 en exclusiva para PlayStation 4. Por eso agradecemos a PlayStation Latinoamérica, por darnos la oportunidad de jugar el título una semana antes de su lanzamiento y contarles nuestra experiencia.