A meses de conmemorar el aniversario 26 de la muerte de su autor, este texto fundamental está de regreso en librerías con una vívida y fresca portada que celebra la invaluable contribución de la obra de Sagan al campo de la divulgación científica.
Los dragones del Edén es ya todo un clásico, fue publicado por vez primera en 1977 y galardonado con el premio Pulitzer. Casi cuarenta años después, conserva toda su frescura e interés. En una impresionante ojeada panorámica que abarca desde la prehistoria hasta la época actual, el astrónomo y astrofísico Carl Sagan explica la evolución intelectual y mental del ser humano, habla de nuestros antepasados y sus antagonistas, describe la mecánica de nuestro cerebro y la de otros animales y dilucida el papel que han desempeñado los ordenadores en el conocimiento de los mecanismos de nuestro cerebro y en el almacenamiento de la información en nuestra memoria.
A meses de conmemorar el aniversario 26 de la muerte de su autor, este texto fundamental está de regreso en librerías con una vívida y fresca portada que celebra la invaluable contribución de la obra de Sagan al campo de la divulgación científica.
En este fascinante relato del narrador y cocreador de la premiada y muy popular serie documental Cosmos es posible hallar también alucinantes incursiones en el terreno del mito y la leyenda, así como atrevidas especulaciones sobre los cauces futuros por los que, de acuerdo con el autor, va a discurrir la evolución del hombre.
Isaac Asimov dijo de este libro: «Carl Sagan posee el toque del rey Midas. Nunca había leído hasta ahora un relato tan interesante y cautivador sobre el tema de la inteligencia humana». Carl Sagan fue profesor de la cátedra David Duncan de Astronomía y Ciencias Espaciales y director del Laboratorio de Estudios Planetarios de la Universidad de Cornell; Distinguished Visiting Scientist del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) del Instituto de Tecnología de California y cofundador y presidente de la Sociedad Planetaria, la más importante del mundo dedicada a temas del espacio.
A lo largo de su vida, recibió numerosas distinciones (Premio Pulitzer, medallas de la NASA, el Premio Apollo, el Premio Masursky y la medalla del Bienestar Público de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos), y un asteroide, el 2709, fue bautizado con su nombre. Al concederle su premio más importante, la Academia Nacional de Ciencias constató: «Nadie ha conseguido nunca transmitir las maravillas ni el carácter estimulante y jubiloso de la ciencia con tanta amplitud como lo ha hecho Carl Sagan Su habilidad para cautivar la imaginación de millones de personas y para explicar conceptos complejos en términos comprensibles constituye un magnífico logro».