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    Crítica de disco: “Harry´s House” de Harry Styles, un regreso a casa

    Por Andrés “Chaya” Simón

    El nuevo disco del chico dorado del pop británico llegó en clave íntima y más experimental, entre susurros, guitarras acústicas y sintetizadores. Trece canciones que amoldan esa búsqueda de identidad musical cada vez más versátil, fresca y exitosa. “Harry´s House” nos invita a pasar tanto a sus visitantes asiduos como aquellos nuevos o distantes oyentes que merecen darle una oportunidad.


    En diciembre del 2020 la emblemática revista de moda Vogue contó con el primer hombre en solitario para su portada, después de 40 años, ¿quién fue el elegido? Harry Edward Styles, 28 años, siempre sonriendo, chascón, sensible, brillante. ¿Cómo lo logró? Porque se sabe lindo, viste increíble, les cae bien a TODES, es encantador, pero también es talentoso y con cuento, y tiene esa chispa de artista múltiple que puedes consensuar tanto en la nueva película de Olivia Wilde o Marvel, como también en su crecer discográfico. Y “Harry´s House” es el testimonio o casa sonora con estos cimentos y vibras que marcan sus diez años, sí, diez, de carrera y construcción.


    Porque el tercer LP -“Harry Styles” (2017), “Fine line” (2019)”- es como su título sugiere, una experiencia más íntima, personal y experimental; es su casa, donde cada pieza, pasillo o rincón se decora depuradamente para mostrar quién es Harry Styles hoy y cómo habita sus inquietudes musicales y emocionales. Donde puedes encontrar un himno primaveral bailable como “As it was”, que los mismísimos Arcade Fire ya hicieron cover por tener esa melancolía que llama a danzar muy del gusto de los canadienses. Sensación que se replica con, a mí parecer, sus mejores momentos y que creo no casualmente son consecutivos o van de la mano, como es el caso de “Cinema” y “Daydreaming”, la primera con esa reminiscencia electrónica funk del tipo Daft Punk, ideal para sentir entre neones y copas de gin; y la segunda bajo ese eco “Brazilian Rhyme” de Earth Wind and Fire repleta de Groove y fiesta sutil, sin recargos o saturaciones. Pura elegancia desordenada.
    Sin dejar de lado la pena o nostalgia que son firma de su repertorio, esta vez con la guitarra acústica y suspiros de “Matilda”o “Boyfriends”, abrazando ese folk que también sabe lo reconoce y da respiros; o la candidez entre efectos y blues de “Daylight”; la explícita “Love of my live” que jugando con sintetizadores y coros es inteligente alzándose como balada cursi pero no tanto. Puntos altos son aquellos temas que representan más el riesgo que el ex One Direction desea quizás notar, con sonoridades como “Satellite” y “Little Freak” que deben ser la representación más clara de lo que podría ser “una canción muy Harry Styles”, pues posiblemente ya oíste o puedes hacer espejo en sus anteriores singles, marcando quiebres y rupturas rítmicas.


    Las líricas de “Harry´s House” son una experiencia aparte, no vale detallar sino más bien comprender que las cartas van por ese debatir entre el gozar, vivir al máximo como también dejar ir y recordar con cariño, como lo que fue esa ecuación de “Watermelon Sugar” y “Falling” de su disco “Fine Line” (2019). En definitiva esta nueva obra del británico nos confirma quién es y cuál es su paradero, dónde está más libre y conforme, escapando de la zona de confort de cualquier ídolo@ pop; y que denota no tener cabos sueltos en cuanto a un cuerpo musical, a la apuesta misma, a su cuento, el cual puede gustar o no al fan acérrime. Las puertas y ventanas están abiertas, este es Harry Styles 2022 con su todo amoblado y a la vez en constante cambio pues el tipo entiende su lugar y claramente irá por más.

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