A los 83 años, el holandés Paul Verhoeven filma como si fuera un mozalbete una historia basada en los eventos reales de una monja del siglo XVII. Asolada por visiones religiosas y eróticas, Benedetta explora la fe y la sexualidad de manera provocadora y nos invita a apreciar a uno de los directores más osados del siglo XX. Estreno exclusivo en cines chilenos.
Por: Ernesto Garratt, publicado originalmente en https://www.lared.cl/2022/cultura/benedetta-sexo-religion-y-muerte-la-nueva-polemica-de-paul-verhoeven
Benedetta, selección oficial de Cannes 2021, funciona y bien porque el genio narrativo de su director, Paul Verhoeven, evita caer en el pinponeo maniqueo con que el material de este thriller erótico podría tentar a cualquier novato: una monja del siglo XVII en Italia con visiones eróticas y religiosas y, además, la misma monja descubre su lesbianismo y todo en medio de señales del fin del mundo -para la época, claro- como un cometa cruzando el cielo y la pesadilla de una peste mortífera asolando la villa y el convento.
Trailer de Benedetta
Paul Verhoeven, el holandés que a sus 83 años filma como un mozalbete lleno de vigor, plasma en esta provocadora pieza un estudio fascinante sobre la fe, el sexo y la muerte y lo hace con el tono y desparpajo que ha caracterizado su prolija y arrebatadora marca de fábrica.
Desde su período holandés, con títulos como Delicias turcas y El cuarto hombre, Paul Verhoeven consolidó una visión sin concesiones, en temas como el sexo y la violencia. Y cuando filmó su primera película en inglés, Conquista sangrienta, una descripción realista y cruel de edad media filmada en 1985 con Rutger Hauer y Jennifer Jason-Leigh, aplicó su provocadora visión a la gran escala que se iba a venir en los años 80s.
Robocop, El vengador del futuro y Bajos instintos son exitosos productos del mercado dirigidos por Paul Verhoeven, pero además son desconstrucciones de los géneros cinematográficos como la ciencia ficción y el noir. La ultraviolencia y el sexo funcionan como el motor artístico de Paul Verhoeven y él ha sabido a lo largo de su carrera girar las perillas de dichos géneros (especialmente la sci fi y el thriller) para ecualizar las historias a su propia demanda como autor indiscutido. Si no, vean esa maravilla llamada Starship Troopers de 2007 donde Verhoeven abiertamente se ríe de y con los gringos del American Way of Life.
Conquista sangrienta de 1985 se emparenta demasiado con Benedetta, ya que ambas visiones son carentes de cualquier idealización del pasado medieval europeo. La misma miseria en la calles, la misma podredumbre moral, la misma suciedad, la misma brutalidad se dibujan con igual destreza en ambos títulos para ofrecernos, con décadas de diferencia, un encantador desencanto por parte de Paul Verhoeven.
En Benedetta toda la película se apoya en la destreza actoral de Virginie Efira justamente como esta joven monja atrapada en su propia cadena de visiones religiosas-eróticas. Ella delira con un Jesús que la defiende con espada de serpientes que trepan por su cuerpo, por ejemplo. Virginie Efira se ajusta a la perfección a los cambios de tonos de la película y justamente esa virtud del perilleo tonal de este director octogenario es lo que ayuda a mantener cohesionado el cuerpo total de esta muy buena película.
Por un lado, Paul Verhoeven puede hacernos sentir mal por la rigurosidad en la educación del convento, pero amortigua las cosas con secuencias oníricas-religiosas-sexuales que podrían caer en la parodia, pero el talento narrativo de Paul Verhoeven hace que no las leamos como chiste. Si no que como parte de quizás ¿la mente afiebrada de una seudo santa como Benedetta?
Durante el período senior de Paul Verhoeven hemos visto que ha producido películas tan buenas o mejores que las de antes, las de su juventud. A la extraordinaria Elle con Isabelle Huppert y el filme El libro negro ahora hay que sumar este thriller erótico religioso a la lista de sus mejores trabajos. Un examen de conciencia, una confesión del propio cine de este director que nunca ha escondido su desenfado y una reivindicación de su propio credo en los excesos, en la sexualidad y, en última instancia, en la búsqueda de una fe mística más anclada en los placeres de la tierra que en las especulaciones del cielo. Muy buena película.