¿Cómo partir escribiendo sobre ‘Dark’ si el solo hecho de verla ya es un desafío que requiere toda nuestra atención? Y es que tratar de explicarla es imposible, y sin revelar secretos de la nueva temporada es incluso peor. Lo que nos queda es intentar tomar hechos clave y ponerlos en contexto, para poder crear un mapa que nos permita entender su intrincada trama. Porque desde su primera temporada esta serie alemana la primera producida por Netflix de dicho origen – ha presentado más preguntas que respuestas, y lo único certero es que, como ha planteado varias veces el propio guion de la serie, lo que sabemos es una gota, lo que desconocemos un océano.
Y el próximo 27 junio, el día del fin del mundo, donde se dará inicio al último ciclo de la triqueta, se estrenará la tercera y última temporada de ‘Dark’. Un timing perfecto, para una serie que se ha destacado por no dejar ningún cabo suelto. Y que ha resultado casi profético y un poco desalentador frente al contexto mundial que estamos viviendo, donde vemos tristemente que la realidad supera la ficción. Un apocalipsis sería, tal vez, el menor de nuestros problemas actualmente. Pandemia, desempleo, crisis social, hambre, ¿apocalipsis?, un pelo de la cola.
En este mundo real, observamos día a día a las autoridades tomar decisiones que no nos satisfacen, o que directamente atentan contra nosotros y contra la estabilidad social. Porque vivimos en una sociedad condenada, donde cada día vemos caer las estructuras que parecían cimentadas. Y porque hemos estado sumidos en un estado de letargo tan profundo del que recién estamos despertando, que poco nos extrañaría que el apocalipsis sea nuestra última llamada de atención para despertar de ese sueño fatal.
DETERMINISMO VS LIBRE ALBEDRÍO
Y a pesar de la costumbre, es imposible pensar en la ilógica arbitrariedad de esas decisiones. Pero ¿y si va más allá?, qué pasa si, al igual que lo plantean series como Devs y ‘Dark’, el determinismo que se disfraza de libertad es lo que mueve toda esta complicada trama que estamos presenciando.
Ese determinismo es lo que activa a ‘Dark’ de principio a fin, nada es el azar, tanto dentro como fuera de la ficción. Sin ir más lejos, el hecho de que su creador y director, Baran Bo Odar, es hijo de un químico trabajador de la industria nuclear, un tópico que, es de los más importantes, incluso definitorio, para el desarrollo de cada hecho que se desarrolla en el universo, mejor dicho, multiverso de ‘Dark’.
Las influencias del propio Odar y Jantje Friese para crear la serie no dejan de ser importantes. Aunque a algunos se les haya metido en la cabeza que los alemanes se inspiraron en otra favorita de Netflix: Stranger Things. ´Porque comparten la premisa de un pequeño pueblo que tiene una planta nuclear y ocurren extrañas desapariciones. Pero han declarado hasta el cansancio que el rodaje de ‘Dark’ ya llevaba tiempo cuando se estrenó la primera temporada de la serie de los hermanos Duffer.
Aquí las reales inspiraciones cinematográficas vienen la mano del misterio y el tono policiaco de David Fincher, algo que se evidencia incluso en la paleta de colores, que ha sido acusada por muchos como muy oscura. También en la mitología que logró construir David Lynch con Twin Peaks, y J. J. Abrams con Lost, dos series suceso en sus respectivas épocas, y que despertaron en los espectadores la necesidad de crear teorías para lidiar con la incertidumbre, algo que ciertamente ‘Dark’ ha replicado al extremo. Creo que ninguno de nosotros ha estado ajeno a imaginar posibilidades, que a veces nos llegan a parecer absurdas.
Pero si hablamos de influencias científicas y filosóficas, ahí entramos a hilar fino, así que tampoco ahondaremos mucho en aquello, porque por razones obvias, no tenemos la erudición para explicar cómo funciona el bosón de Higgs, o como se conoce popularmente, la partícula de Dios. Y si lo intentara entraría en un agujero negros imposible de escapar. *Wink wink*.
Otra fuerte influencia es la teoría Einstein-Rosen, que básicamente plantea la existencia de agujeros de gusano que conectan puntos distantes entre sí del espacio/tiempo, o incluso universos paralelos. Una teoría que calza en la trama de manera perfecta, porque los túneles en las cuevas de Winden son eso, portales hacia otros momentos en el espacio o en el tiempo.
Y si hablamos de los simbolismos que hay en la serie, ahí nos metemos en una conversación digna de la semiótica. Porque la aparición de la tabla esmeralda o la triqueta celta no son en vano, tienen una razón poderosa para estar ahí. Los principios básicos de la alquimia y la posibilidad del perfeccionamiento de las cosas, el paraíso que le obsesiona a Adán. Las tres dimensiones del triquel, las tres vidas que viven las personas. La primera termina con la pérdida de la ingenuidad. La segunda, con la pérdida de la inocencia. Y la tercera, cuando perdemos la vida misma.
Incluso la lluvia que está permanentemente presente simboliza algo y el hecho de que nadie se moleste por estar constantemente empapado, es algo que, por lo bajo, me inquieta.
El leitmotiv filosófico de ‘Dark’, y que ya habíamos mencionada antes en este texto, es una mezcla entre el Determinismo epistémico y el determinismo causal, es decir, todos los hechos se desarrollan inevitablemente y por condiciones precedentes. ¿Suena bastante familiar no? Porque el apocalipsis debe suceder. Algo que se asemeja bastante a la paradoja de la predestinación, el hecho de que todo funciona como piezas de ajedrez en una partida jugada por fuerzas más allá de nuestra comprensión.
Esta es una hipótesis que se ha usado en muchas otras películas y series. Como en Donnie Darko de Richard Kelly, que plantea una idea parecida a la de ‘Dark’, frente a la imposibilidad de frenar ciertos acontecimientos que delimitan la realidad. O en Predestinación de los hermanos Spierig, cuyo nombre de antemano define qué línea sigue su argumento.
Y así una larga lista de ficciones que indagan el concepto de bucle temporal o de determinismo, series como Tales from de loop, Continuum o Doctor Who. Y películas como Loop, 12 Monos, La chica que saltaba a través del tiempo e incluso Volver al futuro, todas han hurgado los confusos laberintos del tiempo, y en la mayoría de los casos tu papel en todo esto es más grande de lo que imaginas. Pero cualquier decisión a favor de algo es en contra de otra cosa, todo está conectado y todas las piezas calzan en su perfecta ubicación.
En ‘Dark’ incluso el elenco está perfectamente armado para hacernos creer que cada actor que le da vida a un personaje concreto proviene del mismo árbol genealógico, o que se las han arreglado de alguna manera para maquillarlos haciéndolos parecer de la edad que les corresponde representar. Pero no, es solo un excelente trabajo de casting. Y si nos adentramos en el árbol genealógico que mueve la serie, tampoco es fácil comprender sus ramas que se enredan como trenzas. Sobre todo, en la temporada final, y les aconsejo verla con lápiz y papel en mano, para no perder ningún dato clave.
CADA PIEZA EN SU LUGAR
El tejido argumental de ‘Dark’ es un Tetris perfecto, donde cada pieza encuentra su lugar. Eso es lo que llaman determinismo, y es lo que ha movido al protagonista en cada paso que ha dado. Siendo Jonas, ha recorrido un camino específico para convertirse en el extraño, y desde ahí ha seguido una ruta única para finalmente llegar a su último ciclo como Adán.
El suicidio de Michael, y la visita preventiva de su hijo que, irónicamente, lo motiva a matarse. La posterior desaparición de Mikkel, y toda su nueva vida en la década del 80. Que a su vez causa el viaje de Ulrich, que provoca el de Hannah. Y así, una sucesión de hechos que urden un entramado tan complejo que es difícil de comprender a la primera. Incluso la relación de Jonas y Martha, aunque prohibida, sigue un camino singular que desemboca en un resultado imposible de cambiar. No somos libres en lo que hacemos, porque no somos libres en lo queremos, le dice Jonas adulto a su versión más joven.
La causa y el efecto imposibles de modificar, el nudo que no se puede desatar. Es ahí donde se desarrolla la desesperanza, la pérdida de fe a causa de la imposibilidad de hacer cualquier cambio. Porque en este puzzle donde cada pieza encaja perfectamente, no hay espacio para tomar atajos, mucho menos para cambiar el rumbo. Y si ese determinismo disfrazado de libre albedrío nos hace creer que ahora las cosas son distintas, la verdad es que no lo son.
La imposibilidad de hacer un cambio es lo que mueve esta tercera temporada, el eterno retorno como una maldición. Todos están condenados a cometer los mismos errores y aciertos, una y otra vez, infinitamente. En un loop maldito, una paradoja infinita, una serpiente que nunca termina de comerse a sí misma.
La partida está echada, y no hay más posibilidad que seguir el camino que una mano desconocida ha asignado. Seguir siendo peones en este juego infinito llamado vida, donde no se es otra cosa que esclavos del tiempo. Y cualquier intento de cambio no es más que la condena eterna de repetir el bucle.
‘Dark’ es una serie que ha sabido morir joven y lo ha hecho de la forma más digna y perfecta. Sus creadores la concibieron en tres partes, una decisión para nada aleatoria, porque se entiende cada una de las temporadas como una de las puntas de la triqueta. Se despide con gracia y alejándose muy honrosamente de sus inspiraciones, como Lost, que no supo darle cierre al entramado que tan complicada y largamente tejió durante más de las temporadas necesarias.
Esta, la primera serie de factura alemana producida por la plataforma de streaming Netflix, completa su ciclo. Y sin duda se quedará grabada a fuego en nuestras mentes, no solo por lo difícil de comprender que puede llegar a ser, sino porque nos obliga a pensar en cosas que normalmente no pensamos.
Las dos primeras temporadas fueron la gota que nos preparó para llegar a este punto, que concluye de manera genial. Los creadores arriesgaron todo y supieron cautivar incluso al más quisquilloso. Ahora nos dejan sumergirnos en ese océano tan desconocido, para que le digamos adiós a una de las mejores series de los últimos años.