La actriz chilena Paula Luchsinger es uno de los pilares de ‘La Jauría‘, serie chilena que debuta en Amazon Prime. Esta estrella en ascenso habla de cómo construyó su crucial rol, una joven hacker que busca a su hermana desaparecida y violentada, y detalla la manera en que intenta hacer crecer su relación con las artes escénicas durante el encierro en pandemia.
Paula Luchsinger (25) es Celeste en ‘La Jauría’, la serie chilena de Amazon Prime que debuta en streaming y trata acerca de un mortal juego entre los bravucones de un colegio cota mil y que consiste en cazar a una presa débil: alguna compañera sobre la cual ejercer abusos y violencia sexual. Celeste, en este concierto, es la hermana de una chica que ha desaparecido del mapa misteriosamente mientras una protesta de estudiantes acecha el orden conservador del establecimiento, el director y cura (Francisco Reyes) se niega a aceptar que las acusaciones de acoso y abusos contra un maestro sean ciertas.
Al lado de consagrados como Antonia Zegers, Claudia DiGirolámo y más, Paula Luchsinger se ha revelado como uno de los nuevos rostros de la actuación con más talento del audiovisual, a pesar de su breve, pero meteórica carrera.
-Para tu personaje en La Jauría, ¿cómo te preparaste interpretando a esta joven experta en computación, casi un hacker que busca a su hermana?
Para Celeste, tuve que investigar hartas cosas. Como bien dices, ella es hacker, un poco hacker. Yo no sé casi nada de computación, tuve una reunión con unos chicos y chicas que son hackers éticos. Yo no tenía idea, pero muchos hackers trabajan en ciberseguridad, o sea, protegiendo todas nuestras transacciones, etc. Tuve dos reuniones con ellos, y me sirvió mucho verlos trabajar, ver su vocabulario, me recomendaron documentales. También darme cuenta de que eran “súper normales”. Uno quizás fantasea con la idea del hacker súper punketa, o como La chica del dragón tatuado, así pensaba que era Celeste, y verlos y verlas a ellos, sobre todo a una chica en particular, me sirvió mucho, porque era muy dulce, muy normal, muy amorosa, muy distinta a la imagen de…
-De Lisbeth Salander que uno puede tener de las novelas y las películas
Sí. Además de eso, tuvimos entrenamiento en la PDI, fuimos a la brigada y nos enseñaron a disparar, cosa que yo tampoco había hecho. Aparte, como “alimento audiovisual”, vi La chica del dragón tatuado. También vi series policiales como ‘The Killing‘ o ‘Sharp Objects’. Y también me fijé en personajes femeninos fuertes y valientes, como lo son Khaleesi en Game of Thrones o Lagherta en Vikings, para inspirarme en ese componente aguerrido.
-Hay un tema muy importante en la serie que habla de las voces femeninas, del movimiento de reivindicación frente a los abusos. ¿Cómo fue para ti trabajar en un equipo con esa intensidad y esa fuerza, en lo femenino? y ¿cómo fue trabajar con la directora general Lucía Puenzo?
Obviamente refleja esta violencia, y esta violencia se vive en todas partes, en todos los países. Si hablamos de violaciones masivas, India, Brasil, Argentina, España, hubo un caso hace poco en Chile. Es algo que está pasando, la violencia sexual y la violencia física existen, y en pandemia ha empeorado, lo cual es gravísimo y es terrible, porque significa que muchas mujeres conviven con su abusador.
Sobre los personajes, para mí fue muy significativo a nivel personal y a nivel profesional; personal porque muestran a mujeres heroínas, no como víctimas, que muchas veces es la tónica en la industria audiovisual. Muchas veces hay personajes femeninos, pero no tienen su historia o acompañan a la del hombre. O solo hablan del hombre. Entonces, en esta serie hay personajes femeninos complejos, súper apasionantes de hacer, y con atributos que muchas veces se les da al masculino, como es la fortaleza y es la valentía.
Creo que es muy importante mostrar este cambio en los estereotipos, sobre todo en la televisión o en el cine, donde se forman los cánones de género, y también donde se puede cambiar. Para mí es importante que las adolescentes, las niñas, las mujeres, vean esta serie y digan “nosotras podemos ser las que persiguen a los malos“.
Trabajar con Lucía (Puenzo) fue increíble, ella es muy sensible, muy inspiradora, y también tiene un liderazgo súper fuerte. Ella no da ordenes, sino que guía, e hizo que todo el equipo se sintiera cobijado, que todos nos sintiéramos parte de esta serie, y eso se refleja en el producto, en que es súper coral.
También nombrar a más personas; en la dirección estaba Lucía, pero también Nicolás Puenzo, Sergio Castro y Marialy Rivas. Que haya dos directoras es súper importante.
En la producción estaban Angela Poblete y Rocío Jadue. En los guiones también había mujeres, en la asistencia de dirección, maquilladores, vestuaristas, directora de arte, etc. Y creo que la parte técnica, la parte que no se ve, es súper importante para derribar los estereotipos, porque se cuentan historias desde otro lugar.
-Tu personaje, Celeste, tiene una fuerza y una presencia muy importante en la serie. Quizás más presencia que en otros títulos en los que has trabajado, ¿cómo fue para ti ese desafío de estar más en escena, de llevar más dramáticamente el hilo narrativo?
Yo creo que es el personaje más desafiante que me ha tocado hacer. Y como tu bien dices, el que tiene más presencia de entre las producciones que yo he estado. Y es muy distinto a los personajes que había hecho antes, que quizás son más etéreos, con menos aplomo, menos carácter.
Estoy un poco dividida, porque como actriz fue mucha felicidad, pero como personaje era estar expuesta todo el tiempo. Para mí era imposible no pensar en mi hermana, por ejemplo. En lo que a mí me pasaría si a mi hermana le hicieran eso. Y esa fuerza para llevar a cabo hasta donde sea mi objetivo.
Fue muy gratificante, un desafío, pero también súper sanador, porque como te decía antes, ser una de las heroínas de la serie, cambiar de víctima a heroína.
-Hay una cosa súper interesante en tu breve, pero muy ascendente carrera. Has sido capaz de estar en producciones donde has podido mostrar comedia, como en la teleserie Yo soy Lorenzo, y has podido realizar secundarios, pero drama, como la película Ema, de Pablo Larraín.
Me siento muy privilegiada porque he tenido personajes muy distintos entre ellos. Y a muchos actores y actrices les pasa que los encasillan en uno no más, dicen “tú eres esto“, y los llaman siempre para los mismos roles. Yo he tenido la suerte que me han llamado para cosas que ni yo misma me llamaría. Pero, yo creo que, es mi teoría, todos los personajes comparten algo de nosotros mismos. O sea, en un círculo está el personaje con su vida, en el otro está la vida de uno y en el medio hay una sincronía. Creo que todos nosotros damos muchas contradicciones, muchas emociones, y siempre comparto algo con mis personajes.
Por ejemplo, de Celeste, la rabia, la impotencia que sentía, las ganas de hacer justicia, el discurso político que encarna ella, con el que estoy muy de acuerdo. En Ema, con María, era esa volatilidad, la danza, esa femineidad. Con mi personaje en Yo soy Lorenzo, quizás un poco esa obsesión, yo soy súper obsesiva, esa necesidad de control.
Siento que uno va dándole a los personajes, y también recibiendo de ellos.
-¿Qué pasa con esto de estar en la casa y estar hablando en esta vida paralela de la normalidad? Estrenas una serie, pero estás dando estas entrevistas. Todo lo que involucra el trabajo posterior, de la misma casa. Asumir la pandemia en tus distintos niveles de vida ¿cómo ha sido para ti como persona?
Yo creo que como para todo el mundo, la pandemia y la cuarentena ha sido un proceso de incertidumbre. Ha sido súper complejo para la industria de la cultura, sobre todo, en nuestro país que está muy poco protegida. Y donde el Estado y el Ministerio no han actuado con la suficiente rapidez, no han tomado las medidas ni las soluciones correspondientes. Creo que sobre todo ahora que estamos en cuarentena, lo que no está manteniendo activos, muchas veces, son las series, el cine, la música, los libros. Es un momento para darse cuenta de que la cultura es un bien necesario.
Por un lado, ha sido raro este estreno virtual, pero por otro, pienso que es una oportunidad, porque este es un momento en que mucha gente está consumiendo contenido cultural. Entonces espero que más gente la pueda ver ahora que todos estamos encerrados.
También me siento privilegiada de poder mostrar este trabajo cuando hay muchos colegas que están parados sin poder ensayar, sin poder mostrar sus trabajos, sin trabajar, entonces me siento súper afortunada.
-¿Qué es para ti ser parte de la generación de estos nuevos artistas del mundo audiovisual chileno?
Yo me siento muy honrada, muy feliz. Siento que la producción audiovisual y teatral chilena, es increíble. Hay muchísimos artistas muy valiosos y me siento honrada de que tu digas que soy parte, porque todavía me siento chica.
Me hace muy feliz estar en una serie que, para mí como persona, políticamente es importante decirlo. Es importante nombrar, es importante mostrar, es importante visibilizar y denunciar estas conductas. Siento que la violencia ha sido parte de la historia de las mujeres desde siempre, pero también ha ido buscando formas de institucionalizarse, de meterse en cada recoveco de nosotras mismas. Entonces, creo que es súper importante hablarlo, discutirlo y reflexionar, porque muchas veces nosotras no ejercemos esa violencia física o sexual, pero sí la toleramos o la permitimos.
Esa violencia puede ser mandando fotos de mujeres sin su consentimiento, puede ser pagándoles menos por el mismo trabajo, etc.
Esa violencia toma muchas formas y se metamorfosea para poder entrar en cada lugar. Creo que hay que denunciarla y realmente espero que el coronavirus nos permita pensar en otra sociedad, donde no solo las mujeres sean parte fundamental y respetadas, sino que también todas las disidencias.
-En la pandemia, en esa intimidad ¿qué tipo de contenido has estado consumiendo para sobrellevar y que te sirva como retroalimentación de tu propia carrera y trabajo artístico?
He estado queriendo usar este tiempo específicamente en nutrirme artísticamente. En lectura quise irme hacia autoras mujeres, porque me di cuenta de que muchas veces la proporción era distinta. Últimamente he estado leyendo solo autoras femeninas. He leído harto a Clarice Lispector, Sylvia Plath, a Alejandra Pizarnik, a Anne Carson. También a otras autoras más jóvenes, españolas, mexicanas.
En películas, por ejemplo, ayer vi ‘El hijo de Saúl’. He visto hartas películas de Carlos Reygadas. Hartas de los hermanos Dardenne, vi ‘El hijo’, ‘El niño’, maravillosas. Vi ‘El color de la granada’ de Parajanov, maravillosa también. ‘Japón’, ‘Tenebras post lux’, ‘Batalla en el cielo’ de Carlos Reygadas. Igual con mi pareja nos mandamos maratón de ‘Birdman’, ‘Tenemos que hablar de Kevin’, ‘El sacrificio del ciervo sagrado’, ‘Happy end’. Así que hemos estado full cine.
Y también he visto hartas series. Vi ‘Girls’, ‘Big little lies’, ‘Euphoria’, ‘Dark’. Me he querido enfocar en el universo femenino, en cada película que veo trato de ver cómo se ven las mujeres, cuáles son las problemáticas que tienen para aprender.
Para mí la actuación es todo. En mi vida, desde los libros que leo, las películas, las series que veo, todo es alimentación para eso. El deporte que hago, las clases que tomo, siempre van enfocadas hacia mejorar eso. Amo con toda mi vida actuar.