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Sebastián Lelio presenta “The Wonder” en Toronto: “Florence Pugh aceptó el guion en cosas de días”

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El director chileno estrena en el Festival de cine de Toronto su nueva obra: “The Wonder”, una literal maravilla audiovisual protagonizada por una soberbia Florence Pugh y una pieza cinematográfica que de seguro va a sonar fuerte en la temporada de premios que se avecina. Por Ernesto Garratt Viñes, enviado especial a Toronto, Canadá. 

Sebastián Lelio habla pausado y calmo. Desde el Oscar ganado por “Una Mujer Fantástica” podríamos decir que sigue siendo el mismo profesional cordial, capaz de dialogar sobre cine, libros y cultura con el mismo entusiasmo de antaño. Un cineasta que sigue teniendo un trato horizontal con la prensa, la crítica de cine y el mundo del cine. 

El entorno en el que estamos es el bar del hotel Ritz de Toronto y todo el mundo habla inglés  a nuestro alrededor. Pero en la mesa donde estamos sentados comenzamos a chilenizar la realidad hablando en español “chileno”. 

Anoche en el debut para Toronto en el Bell Lightbox de “The Wonder”, mientras le hacían consultas en inglés al cineasta chileno en los tradicionales Q&A, le lancé a viva voz un saludo en “chileno” al realizador.

 -¡Wena, Sebastián!. 

-Bah, no te había visto. Hola, mañana nos vemos-, respondió en español. 

Y acá estamos. Al día siguiente.  Hablando en chileno en uno de los festivales más importantes del mundo anglosajón de una película sobre una enfermera británica del siglo 19 que llega a Irlanda a investigar un misterio que parece un milagro: una pequeña niña de 8 años (Kíla Lord Cassidy) lleva cuatro meses viva sin comer nada. 

Todo quizás suena muy afuerinamente chileno, pero al final todo puede sonar muy cercano y hasta chileno. 

Sebastián Lelio cuenta que pasó el Covid en Santiago de Chile. Y que de alguna manera el recorrido que ahora comienza a tener la película en festivales de cine, es quizás una forma de recuperar la normalidad de antes. De volver a vivir la vida de forma presencial. 

“El Covid fue, cómo decirlo, un momento de crisis, pero también mucha gente se analizó su vida. Las cosas están cambiando, algunas para bien o para mal, en fin. Pero hay que volver a la vida”, dice con una sonrisa mientras mira la línea del horizonte donde se cruzan las nubes. 

“Era urgente volver a la vida. Entonces hay mucha alegría en el ambiente por sentir que estamos de nuevo pudiendo disfrutar, de encontrarnos, de hablar, de mirarnos frente a frente”, comenta mientras su teléfono suena pero él prefiere no contestar. “La película en realidad se estrenó en el Festival de Telluride, a sala llena, las cuatro funciones que hubo y ayer (en Toronto) también a sala llena. Entonces hay algo de eso que es claro. Antes a uno eso lo hacía feliz, hoy lo encuentro glorioso”.

-¿Cómo fue el proceso de elaboración de adaptar la novela en la que se basa tu película?

El guion lo escribimos con Emma Donoghue, que es la autora de la novela ‘The Wonder’·, y escritora de la novela y  guion de ‘The Room’y Alice Birch, que es una dramaturga más joven inglesa. Entonces, entre los tres le encontramos la forma al guion… que siempre  es complejo adaptar una novela. Es brutal. 

Sebastián Lelio añade: “Fue un proceso brutal de traducción de un medio a otro, que es muy distinto a las cosas que ocurren en la literatura, donde puedes llegar a otros lugares. Pero el cine tiene que llegar donde llega el cine y no tiene caso tratar de ser literario en el cine. Hay que ser, como decía el cineasta francés François Truffaut, radicalmente poético, pero que parezca prosa, algo de eso. Bueno, digamos que la traducción sobre todo tuvo que ver con despojar, sacar, despojar, quitar, quitar hasta encontrarla, hasta encontrar la caligrafía de la película y su mecánica y  sus imágenes sobre todo.

-Has dicho que Florence Pugh aceptó muy rápido protagonizar la película una vez que leyó el guion…

-Bueno, fue rápido el proceso con Florence, porque una vez que el guion estuvo listo, la verdad es que se abrió la pregunta ¿quién puede canalizar a Lib Wright, que es el personaje de la enfermera? Y la verdad es que le enviamos el guion a Florence a pesar de que el personaje era un poco mayor inicialmente y en cosa de días, realmente fue muy rápido para lo que a veces toman estos procesos. Realmente, muy pocos días Florence dijo “Amén”. Lo que significó, por un lado, saber que teníamos una película en el sentido de que podíamos financiar una película por su presencia, pero también que teníamos una película en el sentido cinematográfico, porque ella es una actriz que sostiene una película,  que la levanta, que la que le da sentido, que la ancla y que además que la defiende.

-A partir de este filme podemos decir que les das voces a personajes femeninos y sigue siendo una constante en tu carrera. Has hecho tus últimas cintas en inglés como “Gloria Bell”, “Disobedience” ¿Podríamos decir que ya te estás quedando solo en el mercado anglo? ¿Hay algún interés de filmar en español?

Tengo ganas de filmar en Chile y en español. Tengo un proyecto que quiero mucho y vengo trabajando hace varios años para filmar en Chile. Y también, claro, algunas cosas también en inglés. No sé cuál de los dos va a ocurrir. Primero lo típico, pero pero si yo quiero filmar en Chile, quiero ir, ir y venir.

-Hay un aspecto lindo en tu película que tiene que ver con mostrar al inicio que esto se trata de una película… romper la cuarta pared y mostrar la escenografía, los equipos técnicos fuera de cámara antes de entrar en la ficciób. 

Y ese es el juego de la película. Para completar lo anterior, además de de querer filmar en Chile al mismo tiempo que afuera, también me gustaría también filmar películas, no necesariamente sobre mujeres. No es que yo me haya quedado ahí, ahí vamos, pero todo es un proceso. Y con respecto a eso, yo creo que la película para mí lo que me encantó de la novela es lo que hablaba ayer en el Q&A: que la novela ya tenía esta idea de ser una meta historia (una historia dentro de la historia) porque la enfermera llega a este mundo con sus propias reglas, donde se adora a este Dios específico, donde está este grupo de patriarcas y ella nos lleva de la mano a este mundo. Y ella es la que investiga, la que analiza, la que conecta los puntos. La que intenta como racionalista desenmascarar el engaño. Y eso es lo que a mí me interesa mucho:  el tema del choque de sistemas de creencias y algo que siempre me ha interesado explorar en mis películas “Disobedience”. De cierta manera “Una mujer fantástica” también, que tiene que ver con cómo los personajes y por ende nosotros las personas, definimos la realidad a través de qué instrumentos ideológicos, de qué formas de pensamiento.

En esta parte de su respuesta, Sebastián Lelio profundiza sobre lo que explicaba ayer en la charla con las audiencias del TIFF. Y eso tiene que ver con cómo operan los sistemas de creencias. Acá lo explica: 

-En este caso (de la película) es muy claro porque es el sistema de creencia llamado ciencia, que es quizás para mí como una de las más grandes conquistas de la humanidad, porque es un sistema de creencia cuyo genio es que contiene la duda en su corazón. Es un sistema de creencia que pide a gritos ser corregido y cuyo máximo esplendor es cuando se prueba que está equivocado y se encuentra un nuevo nivel de la verdad… a diferencia de en el caso de la cinta,  el sistema de creencias llamado fe religiosa, que en “The Wonder”  se manifiesta en este grupo de personas que encontraron la verdad y no están dispuestas a moverse de ahí. Y esa es la definición de fanatismo. El fanático es una persona que encontró una verdad y que no pretende corregirla y que va a operar en adelante acorde a esa verdad. Y creo que ese choque entre fanatismo y elasticidad espiritual o intelectual es el choque por el que estamos pasando como sociedad global hoy día.

-Esos temas de tu película me hicieron recordar la novela “Un verdor terrible”, de Benjamin Labatut, que habla de cómo la ciencia se va corrigiendo a sí misma y posee lecturas metafísicas y religiosas, tal como en “The Wonder”.

De alguna manera me siento honrado con que te haya resonado “Un Verdor Terrible” porque de mis libros favoritos del año no sé si es del año pasado. Un gran libro. Y también me parecía muy importante que la película, de manera muy sencilla hablase de lo que se llama el hablar situado, que es “desde aquí se habla”. Esto puede ser obvio, pero es un constructo. “Ustedes van a ser sometidos a los mecanismos de la ficción. Van a observar a personas que creen fervientemente en sus propias historias y los invitamos a la película”. Se invita a creer en la película misma. Entonces es justamente un juego de implantar esa idea y luego hacer que el espectador olvide, crea en la “suspensión de la no creencia”. 

-En tu película de alguna manera la protagonista lucha contra “Fake News” y usa un lenguaje elevado para darse a entender, pero no le resulta. Me acordé de nuestro proceso constituyente y de cómo al final quizás falta hablarle a la población en un lenguaje más flexible… 

El rol de  lo que acá se llama storytelling, no solo en el cine, sino que el storytelling, los relatos, los relatos que construimos en el cine no son solo entretenimiento, son también política y los relatos intersubjetivo que construimos como sociedad. Son políticas y son historias, son relatos. La Constitución del 80 es un relato que en algún momento, por alguna razón operó y a los que no nos gustaba sometidos a ella también era un relato que estaba ahí, operando. Ese relato está en crisis. Como sociedad necesitamos inventarnos un relato mejor. Me parece que ese proceso de deconstrucción colectiva, con todos los peligros que implica, es está lleno de potencial y de futuro. No veo otra manera. Entonces creo que la película trata de decir eso, trata de decirnos que todo es relato, story. La película misma es un constructo, lo que los personajes creen, ya sea la ciencia o el fervor religioso. Son constructos, son definiciones de realidad, de una realidad que es inacabable. La diferencia de la actitud de Lib es que tiene elasticidad intelectual y espiritual. Está dispuesta, quizás porque es científica, a cambiar. Y lo que a mí me conmueve de la historia, y creo que por eso la hice, es que ella, para rescatar justamente a la niña, tiene que descender al infierno de su ficción, que no es la de la enfermera. Y con esas herramientas conceptuales, hacerla morir y resucitar. Rescatarla, sí, pero hacer eso no es un acto racional. La enfermera trasciende su propio sistema de creencia, quizás por amor, al estrellarse contra lo único real que hay en esa historia, que es el dolor de esa niña.

-Y es emotivo lo que hace el personaje porque es como sacrificar tu propia soberbia o sacrificar un poco tu propia mirada por un bien mayor. 

 Yo creo que es una película urgentemente sobre lo que está pasando hoy y no solo hoy. Quizás los personajes son de ficción, pero lo que representan no lo es. Lo que representan es real y está siempre pasando. No es solo 1860 y 2022. Esa sociedad, ese ejercicio del poder y esa inequidad en el poder, esas autoridades, esa forma de doblegar a la como dices tú, a la mujer o lo femenino. Ese cuerpo, ese joven cuerpo femenino en disputa en una sociedad en la que se trata sobre ellos y no realmente sobre el cuerpo de esa niña, se trata sobre imponer sus propias visiones. Lo que menos importa es la niña.  Eso siempre está todavía pasando. Y es lo que muchos estamos tratando de alguna manera de cambiar, que intuimos que hay que cambiar. Y es lo que es indignante también.

-¿Puedes comentar cómo fue el extraordinario trabajo con la directora de fotografía Ari Wegner (“The Power of The Dog”)? Cada cuadro de “The Wonder” es una pintura. 

-Ari Wagner es australiana. Y claro, nosotros habíamos tratado de trabajar años antes. En algún minuto pensamos que ella podía. Estuvimos hablando de eventualmente hacer “Desobediencia” y no pudimos por agenda. Entonces nos teníamos ahí como en la mira. Y le encantó el guion y es una gran co-creadora y gran artista de un artista refinada de marca mayor. Yo quería hacer una película con una cierta sofisticación visual y ojalá un cierto esplendor estético. Necesitaba esa abstracción casi de fábula que tiene. Pero la verdad es que cuando filmamos y vi lo que Ari, hasta dónde estaba llevándola la película, visualmente, yo me agarraba la cabeza y decía yo estoy haciendo, esa es mi película y no lo puedo creer.

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