“No quería parecerme a ti” (Ediciones B, 2024) de la periodista chilena-brasileña Amanda Marton se viste de prolija crónica para ser un preciado debut literario. Pero también puede leerse como una auto-ficción novelada provista de una aguda pluma y enorme claridad racional y emocional para abordar un tema tabú en la tosca sociedad chilena: la salud mental.

Con la delicadeza de una artesana virtuosa, la pluma de Amanda Marton va hilvanando a través de las 244 páginas de su primer e indispensable libro un relato de sumo personal, pero además universal con el que resulta muy fácil identificarse, informarse y generarse (para uno mismo) una frondosa idea de lo que significa crecer y vivir bajo la sombra de la esquizofrenia.

Usando las herramientas propias del buen periodismo de investigación y del periodismo narrativo, la autora Amanda Marton se mueve en a lo menos tres registros que van trenzándose a medida que avanza esta historia.

A saber, su propia experiencia personal y que consiste en tener una madre diagnosticada de esquizofrenia; testimonios de diferentes personas conviviendo con esa enfermedad y, finalmente, el contundente cuerpo de investigación de datos recopilados por la autora para comprender desde la óptica médica, clínica, científica y filosófica esta realidad oculta bajo la alfombra en sociedades como la nuestra.

La autora abre este relato desde una feroz honestidad, más propia del registro de la ficción ya que en esa arena se amortigua todo dolor bajo el amparo de la “invención”. Por eso, se celebra el valor dado a la honestidad en estas páginas de un libro que cala y hondo cuando se trata de apreciar y reflexionar en torno a la salud mental.

 Con una prosa directa y muy bien ejecutada, “No quería parecerme a ti” de Amanda Marton es una confesión y reflexión brutal sobre una hija, la misma autora, que teme cargar sobre sus hombros con la sombra de la esquizofrenia. Como bien documenta el propio texto, hay mayor incidencia de manifestar esta dolencia por parte de familiares directos y heredar tal condición, de este modo, se convierte en un temor manifiesto por parte de la autora.

En ese plano, la reconstrucción del nudo narrativo de este libro se levanta entonces desde el confesado “miedo” a padecer tal enfermedad mental por parte de la narradora-autora-personajes-investigadora; pero más que nada a los efectos que pueda causar tal padecimiento: una serie de efectos que experimentó la propia autora en calidad de testigo e hija de una madre diagnosticada con esquizofrenia, una madre que perdió su rutina, su familia y su realidad (en sentido figurado y literal) y que también fue una madre dada por perdida para su esposo, hija (pequeña) y amigos.

Sin embargo, la madre ausente vuelve y ese regreso, al inicio del libro, es un insumo clave y gatillante para ir sacando de la superficie capas y capas de prejuicios y mantos de ignorancia sobre lo que significa vivir con esquizofrenia y cuidar la salud mental.

 Amanda Morton asume que su mayor miedo no es necesariamente heredar la enfermedad de su madre, sino que perder amigos, familia y vínculos armados durante una vida a causa del exilio que significa ser “loca”, “distinta”, “esquizofrénica”.

La arista más relevante, de este modo, radica entonces en la validez y cuidado -como entorno, familia, círculo- que se le debe dar un paciente con esta dolencia. El efectivo circuito de eslabones en la virtuosa cadena del cuidado -que incluye tanto a cuidadores como la persona bajo cuidado- se transforma al final de la lectura de “No quería parecerme a ti” en las hélices fundamentales de un trabajo de investigación estricto, serio e iluminador.

Cuidar y ser cuidado. Así de fácil es escribirlo, pero, al mismo tiempo, así de complejo e imposible es practicarlo en el contexto del Chile actual.

Cuidar y ser cuidado. Más cuando se trata de salud mental: un área que “no se ve”, que está en el terreno invisible de la mente, una geolocalización negada por la ignorancia, la estupidez y la tosquedad imperante, pero que el libro de investigación “No quería parecerme a ti” de Amanda Marton logra materializar en una zona tangible de ideas, emociones y una pura, purísima realidad humana en estado de gracia.

Gran libro, tremenda historia y notable manera de abordar los miedos propios y los de una sociedad entera. Chapeau.

Amanda Marton Ramaciotti

Periodista brasileña-chilena. Magíster en Ciencia Política y diplomada en Estudios de Género, Raza y Clase. Pertenece a la Red de Periodistas Migrantes de Chile y la Red de Mujeres Internacionalistas de Chile.

Ha colaborado con medios como El Mercurio, Plataforma Urbana, Revista Sábado, Enlaces y Revista Paula (Chile); Jornalistas Livres, Rádio Bandeirantes, Band News y TV Cultura (Brasil) y Agencia Presentes (Argentina). Fue subeditora de The Clinic, becaria de la Fundación Gabo y del Laboratorio de No Ficción Creativa de Cronos.

Fue reconocida con el Premio Suramericano de Periodismo en Migración (OIM); el Premio Periodismo Sin Etiquetas (Acnur), el Premio Periodismo, Memoria y Derechos Humanos (Museo de la Memoria y Colegio de Periodistas de Chile) y el Premio Pfizer de Periodismo. Fue finalista del Premio de Excelencia Periodística de la Universidad Alberto Hurtado y su texto “La muerte trivial”, está en el libro “El mejor periodismo chileno 2022” (Ediciones UAH).

Actualmente se desempeña como editora de Anfibia Chile y docente Usach.