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‘Emily en París’: El sueño europeo

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Si bien los productos audiovisuales tienen un público objetivo; existen muchos otros que son más transversales y abarcan una audiencia más amplia. Esa fue una de las primeras cosas que tuve claras cuando comencé a ver ‘Emily en París’, la nueva serie de Netflix, que llega mañana a la plataforma de streaming. Una historia que puede sorprender a más de un curioso, pero si eres fanático de las comedias románticas, está garantizado que la disfrutarás mucho más que un asiduo al cine experimental.

‘Emily in Paris’ tiene en su argumento la lógica de un derivado de las comedias románticas; un subgénero conocido como Chick flick o comedia para chicas, que desde los ’70 viene conquistando a generaciones de mujeres, ya que somos nosotras el target de sus realizadores. Algunas cintas famosas Chick flick son: ‘Legalmente Rubia’, ‘10 cosas que odio de ti’, ‘El Diablo se viste a la moda’ y ‘El diario de Bridget Jones’. Son entonces, ficciones centradas en una relación amorosa, con una protagonista femenina que, muchas veces, se enfrenta a algún problema de tipo vocacional o familiar.

Dentro de esa definición, ‘Emily en París’ calza de una manera perfecta, porque nos narra la historia de una mujer joven que decide avanzar en su vida profesional, aunque eso signifique separarse de su novio, ya que esa oportunidad laboral la lleva desde su natal Chicago, a la mágica —y siempre romántica— capital francesa, París. En la ciudad de las luces es imposible no enamorarse, ya sea de la mística propia del lugar, o de los múltiples pretendientes que aparecen en el camino.

Conociendo a Emily

Darren Star, el creador y showrunner de esta serie de diez capítulos, es un viejo conocido de este tipo de producciones, enfocadas y dirigidas a mujeres. Es el creador de ‘Sex and the City’, ‘Melrose Place’ y ‘Beverly Hills, 90210’, series que cultivaron una gran base de fans durante los ’90, y que debido a eso han tenido remakes y adaptaciones al cine.

Este año, Star vuelve a la pantalla chica con esta producción protagonizada por Lily Collins, conocida por sus papeles en ‘Tolkien’, ‘Rules Don’t Apply’ y la comedia romántica ‘Love, Rosie’. Aquí, Collins confirma lo que ya habíamos visto en esa cinta del 2014, y es que esta actriz británica/estadounidense, es muy agradable en pantalla. Es sobria, no demasiado forzada y sabe conducir una trama que no es necesariamente compleja.

Emily (Collins), más por un accidente que por mérito propio, resulta ser la elegida para viajar a París y representar a su agencia de Marketing, en una de igual rubro en Francia. Allí se enfrenta no sólo a nuevas costumbres, sino también a su propia ignorancia, ya que, con una confianza desmedida, la recién llegada no se molesta en aprender el idioma, sino hasta después de muchas vergüenzas y desaires.

Con personalidades apáticas que parecen ser la tónica en los parisinos, la joven vive en primera persona el choque de culturas; desde donde proviene y hasta donde puede llegar si permite y acepta las nuevas condiciones de una vida alejada de sus tradiciones. Emily está sola en un país donde no maneja el lenguaje verbal, emocional ni corporal, porque incluso el tipo de saludo es un problema para ella en primera instancia.

Y así es cómo se enfrenta a una serie de hechos que pondrán en peligro su futuro y estancia en París, con conflictos del tipo laboral y también románticos, ya que, como escribí anteriormente, es imposible ir a la ciudad del amor sin enamorarse un poco.

Con un elenco que se divide entre estadounidenses y franceses, se destaca Ashley Park, como Mindy Chen, la primera amiga de Emily en la ciudad, y que aporta la comedia a la serie; Lucas Bravo, como Gabriel, el vecino siempre dispuesto a ayudar, y Philippine Leroy-Beaulieu, como Sylvie, la cruel nueva jefa de la protagonista, una parisina clásica y sin ánimos de aguantar a americanos ignorantes.

El viaje de la heroína

Muy cargado hacia la moda, como suele ser en las producciones creadas por Star, ‘Emily en París’ concentra gran parte de su relato en el drama cotidiano de su protagonista, porque si bien, al final de la temporada queda una lección de vida, no podría definirse aquello como el resultado de un viaje personal muy profundo y espiritual.

La ciudad como personaje es también una marca registrada del creador; lo fue Nueva York en ‘Sex and the City’, Los Ángeles en ‘Beverly Hills, 90210’, y ciertamente lo es París en esta oportunidad, dejándonos postales para el recuerdo de las calles mágicas del lugar.

Esta es una serie que disfrutarán mucho si dentro se sus gustos se encuentran las ya mencionadas, comedias románticas. Tiene bastante humor, un poco de drama endulzado con romance, y su duración, de aproximadamente 30 minutos por capítulo, ayuda a que la historia avance con suavidad y sin descanso.

Con todo y los clichés clásicos de este tipo de producciones, y sin profundizar mucho en el pasado de los personajes, ‘Emily en París’ es una serie con la que se pasa bien. Es de aquellas ideales para sentarse frente al televisor, computador o celular, con algo para comer y mirar sin necesidad de pensar mucho ni reflexionar. Sólo disfrutar.

En lo personal, soy una consumidora voraz de este tipo de productos audiovisuales, por lo que me conquistó rápidamente. Al final del día deja ese suspiro ahogado que te hace querer mudarte a París, comer baguette en los campos Elíseos, visitar la Torre Eiffel, y enamorarte del primer desconocido que te diga “bonjour”.

Ficha Técnica

Título original: ‘Emily in Paris’.
Año: 2020.
Duración: 30 min.
País: Estados Unidos.
Guion: Emily Goldwyn, Darren Star (creador).
Género: Comedia/drama.
Elenco: Lily Collins, Samuel Arnold, Lucas Bravo, Philippine Leroy-Beaulieu, Ashley Park, Camille Razat, Kate Walsh, William Abadie y Jean-Christophe Bouvet.

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