El actor afroamericano ganador del Oscar falleció a los 94 años, dejando un legado de películas con el mismo leit motiv: la lucha contra el racismo y los prejuicios. Desde Al maestro con cariño pasando por Mira quién viene a cenar, Poitier fue un símbolo de la lucha de los derechos civiles. Por: Ernesto Garratt (publicado originalmente en https://www.lared.cl/2022/cultura/al-maestro-con-carino-el-legado-de-sidney-poitier
Con la muerte de Sidney Poitier, su legado resuena más actual que nunca. Activista por la lucha de los derechos civiles en Estados Unidos y un actor que representó en su personaje-persona la reivindicación de los afroamericanos, Sidney Poitier fue el primer Actor varón en Ganar el Oscar en 1963 por su papel en Los lirios del valle, de Ralph Nelson, donde interpretó a un hombre de trabajo que termina ayudando a cinco monjas en problemas.
Sidney Poitier recibiendo su Oscar a Mejor Actor en la versión 36 de los Premios de la Academia por la película “Los lirios del valle”.
Comenzó en el teatro venciendo prejuicios, su acento de Las Bahamas le jugaba siempre en contra. Aunque nació en Miami en 1927, sus padres y familia provenían de Las Bahamas. Siendo un adolescente, se fue a vivir con su hermano mayor a Miami buscando mejores perspectivas de vida. Pero un incidente con el Klu Klux Klan de esa ciudad lo obligó a migrar a Nueva York.
Sidney Poitier protagonizó con Tony Curtis Fugitivos en 1958.
El joven Poitier tuvo trabajos serviles en Miami. Un día, dijo, le pidieron que entregara un paquete en una casa elegante en un vecindario de blancos. En lugar de dejar el paquete en la puerta trasera, como se le exigía a las personas de color, llamó a la puerta principal. En la década de 1940 en el sur, eso era un delito capital para un hombre negro, pero Poitier, que era de Las Bahamas, no estaba plenamente consciente de las consecuencias. Por supuesto, nos gusta pensar que tal vez lo hizo a propósito, y ya estaba luchando contra el racismo a su manera anota el diario Miami Herald.
Y sigue: El propietario denunció la transgresión de Poitier al capítulo local del KKK. Cuando él y su hermano se enteraron de que era buscado por el KKK, que lo buscaba para que le diera una lección, el hermano de Poitier subió a su hermano menor a un autobús a Nueva York. Poco después de llegar a la Gran Manzana, Poitier fue encarcelado por vagancia y vivió brevemente en un orfanato. Más tarde mintió sobre su edad y se unió al Ejército de los Estados Unidos, donde sirvió en el Destacamento Médico 1267 antes de ser dado de alta. Al regresar a Nueva York, trabajó en una serie de trabajos sin futuro hasta que respondió a un anuncio en el periódico de actores colocado por el American Negro Theatre. Y el resto, como dicen, es historia.
En el cine protagonizó un puñado de filmes que lo pusieron en el panteón de las leyendas: su primera nominación al Oscar fue en 1958 en Fugitivos, de Stanley Kramer y donde junto a Tony Curtis eran dos prisioneros en fuga y obligados a permanecer juntos: estaban encadenados no solo físicamente, sino que metafóricamente a los prejuicios raciales de la época.
Al maestro con cariño, de James Clavell, de 1967, puso el tema del racismo en el centro de una aula de Londres con chicos de barrios populares. Allí Poitier fue un maestro correcto, decente, perfecto, que tenía todo en contra porque era negro. Sin embargo, lograba ganarse a unos estudiantes sin mucha fe ni esperanza en el futuro.
A Raisin In The Sun, de Daniel Petrie, fue un estudio formidable sobre discriminación; mientras que en Al calor de la noche de Norman Jewison fue un policía obligado por las circunstancias a investigar un homicidio, aunque todos a su alrededor piensan que él es el culpable solo porque es negro.https://www.youtube.com/watch?v=Rg1pnX3nYc8Trailer de “Adivina quién viene a cenar”.
Quizás el mejor estudio de la ilusión de asimilación de los afroamericanos en la sociedad gringa fue Adivina quién viene a cenar, dirigida por Stanley Kramer en 1967: una tremenda película que a partir de la relación entre una joven blanca y un viudo negro, desata una verdadera olla de presión al interior de la familia de la novia: la pareja formada por Spencer Tracy y Katharine Hepburn.
Cómo fue posible hacer Adivina quién viene a cenar en 1967, un filme así en América, se preguntó el propio Poitier sobre una película que trataba el matrimonio interracial, contrato civil que estaba prohibido en 17 estados de Norteamérica seis meses antes del estreno de este filme. Fue casi imposible, se auto respondió el actor que ganó un Oscar honorífico en 2002.