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‘Grand Army’: Dolorosamente real y cercana

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Cuando me enfrento a un nuevo producto audiovisual, ya sea una serie, una película, incluso una telenovela o un videoclip, siempre lo hago desde una perspectiva más emocional que técnica. El guion y el viaje al que me invitan a ser parte es mucho más importante para mí que la visualidad, aunque claro, sin desmerecer su importancia.

En ‘Grand Army’ ambas partes son igual de meritorias. Porque el guion, que a ratos se vuelve incómodamente cercano, es perfectamente acompañado de una cinematografía que habla de una realidad que nosotros, situados a más de ocho mil kilómetros de distancia, podemos identificar y sentirnos reflejados.

‘Grand Army’ es la nueva serie original de Netflix, creada y escrita por Katie Cappiello, que a su vez escribió la obra en la que se basa este proyecto audiovisual. ‘SLUT’ —en español, puta— debutó el 2013 en el Fringe Festival, y desde esa primera presentación ha sido denominada por la crítica como “absolutamente necesaria”.

Y es que ‘SLUT’, al igual que ‘Grand Army’, hablan de la cultura de la violación y el slut-shaming —culpabilizar a una mujer sexualmente activa—, tan interiorizada en sociedades machistas como la nuestra, y ciertamente por la estadounidense, donde se desenvuelven ambas historias. Este melodrama de nueve capítulos, que rondan entre los 50 y 59 minutos de extensión, pone su foco sobre un grupo de adolescentes, estudiantes de Grand Army High School, una escuela pública de élite ubicada en Brooklyn, Nueva York.

Basado en hechos reales

La serie, a diferencia de la obra, desarrolla más tramas paralelas, ya que cuenta con más tiempo y elenco para hacerlo. Porque si ‘SLUT’ sigue principalmente a Joey del Marco, una estudiante de 16 años, ‘Grand Army’ sigue a otros cuatros de sus compañeros de clase, cada uno enfrentando un conflicto diferente, como son el racismo, la pobreza, el descubrimiento de la sexualidad y la identidad.

Estos cinco jóvenes son, la ya mencionada Joey (Odessa A’zion), miembro del equipo de baile, determinada y confiada en sí misma, que debe enfrentar la constante burla y hostigamiento de sus compañeros por su comportamiento; Siddharta Pakam (Amir Bageria), estudiante de último año, capitán del equipo de natación e hijo perfecto de unos padres indios tradicionalistas; Dominique Pierre (Odley Jean), la aguerrida hija de una madre soltera haitiana —que apenas habla inglés—, y que lleva sobre ella el peso de una casa completa; Jayson Jackson (Maliq Johnson), afroamericano saxofonista prodigio que se enfrenta a la injusticia de un sistema que hace todo por derribarlo; y Leila Zimmer (Amelia Yoo), una joven de primer año, adoptada en China por una familia neoyorquina de origen judía.

Alrededor de estos cincos adolescentes orbita un universo de personajes, en los que se encuentran sus familias, amigos y compañeros, que los ayudan a transitar el difícil camino de autodescubrise como persona, ya sea para bien o para mal, mientras se enfrentan a la inminente amenaza externa que pone en peligro sus vidas.

Porque la serie parte así, con una bomba que explota en medio de Grand Army Plaza, a pocas cuadras del colegio de los protagonistas, y que los obliga a mantenerse encerrados en el lugar. Sería injusto decir que todos los conflictos de los personajes parten en ese momento clave, porque es quitarle merito al libreto que hace un gran trabajo profundizando en el contexto de cada uno de los adolescentes; pero sí se trata del puntapié inicial de varias situaciones, que llevan al límite a los jóvenes.

Retratando muy bien a la generación Z, también conocidos como Centennials, Katie Cappiello —que se inspiró en adolescentes reales para crear la historia— le pone el acento a esos rituales juveniles que son tan importantes a esa edad, como las fiestas, el alcohol, el uso de drogas y la iniciación de una vida sexual. Las redes sociales son las vías más confiables de comunicación, y también un medio de validación por parte de los pares; la hiper conexión es un hecho.

Hay otros detalles dentro de la serie que hacen que se vuelva más real para el espectador. Uno de ellos el uso de la música diegética, que resulta tan actual que sin duda los jóvenes que vean ‘Grand Army’, podrán verse reflejados en la pantalla. La primera escena donde las estudiantes cantan ‘Bodak Yellow’ de Cardi B a todo pulmón es, sin duda, un genial ejemplo de lo que les hablo.

Así como también que los persones escuchen Podcast y nos hagan parte de ello. Porque en la actualidad somos varios los que hemos sucumbido a los encantos de la entretención vía streaming, y los programas radiales formato podcast se han convertido en una buena fuente de información y entretención.

Convincente y seria

Una de las grandes virtudes de esta producción es que se permite no ser perfecta, con esto quiero decir que se pueden sentir incómodos al verla, a ratos, muy incomodos. Habiendo disponible tantas series que tratan los mismos tópicos que cubre ‘Grand Army’, esta lo hace de excelente manera, dejando un sabor amargo en su final.

Por ejemplo, ‘Euphoria’ de HBO —que le dio el Emmy a su protagonista, Zendaya como mejor actriz—, según mi opinión, peca de pulcritud y prolijidad. Y lo digo en el sentido técnico y dramático, porque la cinematografía está construida de manera perfecta, los looks de los personajes e incluso las escenas que deberían ser desastrosas, poseen cierto atractivo artístico. En el lado contrario, ‘Grand Army’ permite descuidar un tanto ese aspecto para otorgarle realidad a la historia, una realidad difícil de tragar.

‘Grand Army’ asombrosamente logra darle espacio a todos los hilos argumentales que abre, y lo hace con la profundidad y el respeto necesario. También se da licencias creativas que permiten echar a volar la imaginación. Es una de las series adolescentes más responsables y convincentes de la plataforma, que muchas veces vende entretenimiento simple, que al final del día no deja mucho para la reflexión; algo que no está mal, pero también es muy satisfactorio que, al intentar abordar temas conflictivos como el racismo, la violación, entre otros tópicos, recojan proyectos como este, que vale la pena mirar.

Debido a lo reciente de su producción, el drama también se da el espacio para hablar de la represión policial, y el movimiento Black Lives Matter, que volvió a estallar con el asesinato del ciudadano afroamericano, George Floyd este año. Incluso nos da indicios de lo que podría ser la vida en pandemia, y da pie para que se desarrolle una segunda parte.

Como ya mencioné, a pesar de la lejanía geográfica y cultural, hay tantos puntos en común con la historia representada en esta adaptación al streaming que, ahora, a menos a diez días del plebiscito nacional que nos llevará —o no— a poder escribir una nueva constitución, se sienten más presentes y cercanos que nunca.

https://www.youtube.com/watch?v=0mT3hgxmlu4&ab_channel=NetflixLatinoam%C3%A9rica

Ficha Técnica

Título original: ‘Grand Army’.
Año: 2020.
País: Estados Unidos.
Guion: Katie Cappiello (Creadora), Ben Snyder, Alessandra Clark.
Música: Morgan Kibby.
Reparto: Odessa A’zion, Odley Jean, Maliq Johnson, Amalia Yoo, Amir Bageria, Alphonso Romero Jones, Crystal Sha’re Nelson, Marcela Avelina.

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