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‘Rápidos y Furiosos 9’: Caricatura motorizada

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Calificación:

“Yo no tengo amigos,
tengo familia”.
Dominic Toretto

Convertida en la quinta franquicia cinematográfica más taquillera de la historia —alrededor de 6 mil millones de dólares— y un fenómeno de la cultura pop que incluye una serie animada, videojuegos, todo tipo de mercancía y, desde luego, un entrañable equipo de personajes, la novena entrega de ‘Rápidos y Furiosos’ se estrenó el pasado 23 de junio en las pantallas mexicanas, dos días antes que en Estados Unidos; casi un mes luego de su llegada a Hong Kong y Corea del Sur.

F9‘, cinta dirigida por el cineasta taiwanés Justin Lin, con un presupuesto superior a los 200 millones de dólares, de inmediato se ha posicionado como la cuarta película en recaudación de taquilla de este 2021. Sus cerca de 415 millones de dólares —cifra que se incrementa minuto a minuto— se colocan por debajo de ‘Hi Mom’, ‘Detective Chinatown 3’ y ‘Godzilla vs Kong’, pero por encima de películas como ‘Cruella’, ‘Un lugar en silencio 2’ y ‘El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo’.

En esta secuela continúa y de hecho se refuerza el espectáculo visual de escenarios deslumbrantes, persecuciones automovilísticas fecundadas con nitros y acrobacias, así como un escaparate de coches apetecibles que sí o sí hacen babear a los amantes de la velocidad en cuatro ruedas.

Todo en la línea de las más recientes entregas de ‘Rápidos y Furiosos’, en las que el conflicto fluye del espionaje internacional y el peligro que el clan de Dominic Toretto (Vin Diesel) debe exorcizar para mantener a salvo al mundo, a diferencia de los primeros títulos de esta saga que data del año 2001, donde reinaban las carreras callejeras clandestinas californianas.

Hay un elemento, sin embargo, que se echa de menos en ‘F9‘ y que corre en contra de su pirotecnia automovilística, e incluso banaliza los emotivos lazos familiares que estrechan sus protagonistas a lo largo de la saga, incluidos los 145 minutos de este nuevo largometraje: la sensación real de peligro.

Sin freno

Para Dominc Toretto (Diesel) la familia no es sólo un concepto que estimula sus acciones, sino que esos lazos —que no sólo son sanguíneos— definen su esencia: en pasado y en presente.

En ‘F9‘, el espectador conoce a un joven Dom (Vinnie Bennett) que junto a su hermano Jakob (Finn Kole), observan con dolor cómo su padre Jack (JD Pardo) pierde la vida durante una carrera en un circuito automovilístico, en apariencia por las jugadas sucias de su rival Kenny Linder (Jim Parrack).

Dolido por la pérdida de su papá y las burlas de Linder, Dom lo molerá a combos, por lo que va a parar a la cárcel, sólo para reflexionar quién fue la última persona que estuvo en contacto con el coche de su padre, el mecánico que le metió mano al auto justo antes de que se estrellara contra el muro del óvalo de carreras y estallara en aquel fatídico año de 1989: Jakob.

Dom enfrentará a su hermano y lo retará a una carrera callejera —lo que evoca a las primeras entregas de esta franquicia—. Si gana —y Dom tiene las agallas, la frialdad al volante y la experiencia necesaria para triunfar—, Jakob deberá marcharse para siempre, desarraigado de la familia Toretto.

Años después, en el presente, un nuevo peligro se cierne para el mundo. Existe un dispositivo —en dos partes y que se activa mediante una llave— llamado Ares, capaz de hackear todo sistema armamentista. Quien lo haga, puede doblegar a cualquier nación del planeta.

Ese personaje que quiere poner de rodillas al mundo es Otto, un multimillonario hijo de diplomático y amante de la cultura pop —se siente Luke Skywalker o Hans Solo—, por lo que se asociará con Cipher (Charlize Theron) —quien lo rebaja a condición de maestro Yoda—, en colaboración con una suerte de mercenario de élite que se convirtió en ello a falta de un abrazo familiar en su adolescencia: Jakob Toretto (John Cena).  

Aunque Dominic se encuentra retirado y cría a su pequeño Brian (Isaac e Immanuel Holdane) al lado de Letty (Michelle Rodríguez), al enterarlo de que el avión del señor Don Nadie (Kurt Rusell) ha sido atacado, Roman (Tyrese Gibson), Tej (Ludacris) y Ramsey (Nathalie Emmanuel), equipo al que se sumará la mismísima Mia Toretto (Jordana Brewster), no tardarán en adentrarlo en la nueva misión que se desarrolla con velocidad demencial y sin freno por varias ciudades del planeta e incluso fuera de él.

Impedir la utilización maliciosa del Ares si bien puede poner en riesgo al mundo, habrá de reencontrar a Dominic Toretto con integrantes de su familia que creía perdidos.

He ahí su atractivo sobre ruedas.

Imperturbable

La realización técnica de ‘F9‘, el suculento platillo de efectos especiales y el ritmo vertiginoso de la narración dan como resultado un apetitoso espectáculo, entretenido y dinámico.

Aunque es claro que en la dirección de Justin Lin —o en el guion que el cineasta escribió con Daniel Casey— no hay espacio o intención para profundizar en el motor de la historia, ni menos en las vertientes internas de los personajes que, sin duda, arrastran conflictos que requerirían resolver al margen de la aceleración y su inercia.

Paradójicamente, Roman se pregunta algo muy serio en medio de sus constantes socarronerías: ¿por qué si realizan misiones de altísimo riesgo no tienen ni un solo rasguño que les recuerde lo peligroso de sus aventuras? ¿Será que han contado con buena suerte o más bien que son indestructibles?

El asunto podría parecer trivial en su respuesta. Sin embargo, cobra relevancia porque, en efecto, el peligro no se siente en la película, a pesar de que hay minas que estallan, armas de alto calibre disparando por doquier, coches que se impactan y ridiculizan las leyes de la física y que continúan su paso imperturbable como si fuera un paseo dominical vespertino.

Las grandes dosis de adrenalina que caracterizan a esta franquicia se anulan si de antemano el público sabe que la vida de los personajes o su integridad no están en juego. Que todo es arte de la maquetación exagerada y la sincronía de trucos narrativos para que todo se mantenga incólume y no de la puesta en escena de una historia y sus complejidades dramáticas, aun si lo que se desea es el éxtasis del entretenimiento a través de los recursos en pantalla.

Al tiempo que el curso de las acciones pierden verosimilitud y dejan de importar más allá de la contemplación de los fuegos artificiales, la heroicidad de los protagonistas, igual que las felonías de los villanos, se diluyen sin remedio hasta llegar a la indiferencia o, peor aún, a la caricatura motorizada.

Circenses

En ella, en esa región de lo increíble de ‘F9‘, el virtuosismo de un grupo de salvadores del mundo a bordo de espectaculares vehículos se parodia a sí mismo ante lo facilón de acciones y consecuencias determinadas por sus creadores, al punto de salir al espacio a destruir un satélite como quien va al Oxxo de la esquina a comprar golosinas. 

Y sí: todo eso es divertido y quizá hasta orgásmico para quien pisa el acelerador a fondo con intención de llegar lo más rápido posible a la evasión de la vida real. Pero esa complacencia se desvanece apenas aparecen los créditos finales —en rigor, la escena postcréditos—, pues poco de lo visto se pegará a la memoria incluso si se recurre a los electroimanes que condicionan las mejores escenas de esta cinta.

Porque, además, mucho de lo que se muestra en este largometraje ya no es tan sorprendente, sino la norma, lo habitual, de la franquicia. Eso puede cansar.  

La subtrama de los tres hermanos Toretto, el abrazo que al final sí logra darle Mia a Jakob para redimirlo tanto como las llaves del Dodge Charger RT 1970 que le ofrece Dominc; el aura fantasmal benigna de Brian O’Conner (el desaparecido Paul Walker) en la atmósfera del equipo; incluso las gracejadas que propicia Roman y celebran Tej y Ramsey en plena ejecución de planes, hacen que ‘F9‘ mantenga una cohesión fuerte de identidad a la saga de Rápidos y Furiosos que ha conquistado el corazón de sus fans con igual éxito que sus récords en taquilla. Eso es innegable.

Sólo que en la pantalla todo eso luce un tanto gastado y no huele a gasolina quemada, ni a emociones derrapantes e intensas, sino a actos circenses coreografiados y repetitivos que se mezclan con una comedia no declarada, pero más que consciente. ‘F9‘ no reta a la ley, ni a los principios de la física o la lógica, sino a sus fans para que sean copilotos de ese tono fársico en el que la franquicia se ha estacionado.

Ficha Técnica

Título original: ‘Fast and furious 9’.
Año: 2021.
Director: Justin Lin.
Protagonistas: Vin Diesel, Michel Rodriguez, Charlize Theron, John Cena y Jordana Brewster
Guion: Justin Lin y Daniel Casey.

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