A la hora de hablar de mangakas, es imposible elegir sólo uno, porque estoy segura que los que lean esto, tienen un favorito o favorita. Pero al momento de escribir esta columna, fue inevitable no pensar en la mangaka, con la que tenido mayor contacto gracias a sus variadas obras en este último tiempo, y que les vengo a presentar o para que la conozcan otra vez: Riyoko Ikeda.
Riyoko Ikeda no sólo es una de las mangakas más respetadas en su natal Japón, sino también una mujer que logró influenciar a muchas artistas de mangas como a una joven Naoko o CLAMP, a atreverse a publicar lo que ellas querían. También es una gran cantante y por si fuera poco, a la hora de revisar su obra, resulta impactante (o quizá no tanto), el hecho de que problemáticas que ella contó en la década de los 70, recién ahora los estamos comenzando a conversar como sociedad.
A la hora de hablar de ella, más en lo que es su aspecto biográfico, no es mucho lo que se puede contar, porque es una persona bastante privada, pero que gracias a su admiración por los mangas de Osamu Tezuka (el papá de este genero), supo que lo suyo era dibujar, pese a que su familia no estaba de acuerdo. Estudió filosofía, pero no era suficiente, y gracias a un concurso de manga se decidió a seguir su gran pasión, el manga combinado con la historia, sobre todo con hechos que marcarían la historia moderna, como lo fue la revolución francesa.
Una de las cosas interesantes a la hora de hablar de su vida, es el hecho de que sólo ocurre pocas veces en el mundo de las artes, en que una genio se encuentra en medio de una generación de otros talentos. Y pese a que el manga puede ser un mundo bastante solitario, este grupo de autoras se encontraron y contrastaron sus ideas para influenciarse mutuamente, y terminaron revolucionando las bases del shôjo manga, para explorar nuevos caminos, convirtiéndose en unas referentes para las posteriores generaciones de autores.
A este equipo se le llamó Grupo del 24 (24-Gumi). Este se formó por un conjunto de autoras nacidas en torno al año 24 (1949), de la era Showa (literalmente, período de paz ilustrada, en que estaba el emperador Hirohito entre los años 1926 a 1989). Estas mujeres, compartían una serie de inquietudes artísticas y una visión, que podría decirse era revolucionaria, respecto al papel de la mujer en el ámbito del manga: plantearse que podían hacer más con lo que se había hecho, tomar acción, si es que saben a qué me refiero.
El inicio de este colectivo se encuentra en la convivencia entre Hagio Moto y Takemiya Keiko, quienes compartieron mucho entre 1970 y 1973. Durante esos años entraron en contacto con los responsables de Barazoku. Esta revista es muy importante, ya que se considera la primera publicación comercial japonesa dirigida a homosexuales.
Con el paso del tiempo otras autoras se adhirieron al movimiento, dejando siempre en claro sus intenciones de agitar y cambiar para siempre una serie de convicciones sociales. Y por supuesto, una de ellas fue la joven Riyoko.
Seamos claros: El shôjo manga, o manga orientado para el público femenino era algo que existía formalmente desde los años 50, pero eran historias de un humor simple, a veces un poco dramático y en general el amor para la heroína era algo tabú. Recién en los años 60 empezó a verse que la heroína podía abrirse para una eventual relación. Fue la Gumi-24 la que dijo que estas historias para chicas jóvenes podrían tener algo más que decir: diversificar el género, poner elementos de ciencia ficción, aventuras, terror y permitieron la aparición del sh?nen-ai, lo cual generó una revolución, e hizo que el shôjo manga pudiese obtener nuevos niveles de popularidad.
Esta nueva evolución hizo que poco a poco, se fueran derribando los roles de género. Ya fuera con sus personajes o a través de su propio trabajo, porque el manga en esos años era una industria principalmente dominada por hombres, con las mujeres remitidas a estar en sus casas, pero ya no más. Esta pequeña chisp, hizo que otras autoras como la joven Rumiko Takahashi (quien se considera hasta el día de hoy la reina del manga), se inspiraron en esta generación para dar sus respectivos pasos.
Hay muchas obras de Riyoko, pero hablaré de tres en particular para que la conozcan y vean que, la chispa que encendieron, se convirtió en una antorcha que hasta hoy sigue ardiendo.
Onii-sama E: La sororidad en acción
‘Querido Hermano‘ o ‘Escuela para Cenicientas‘ como la conocieron en España, es una de sus obras menos conocidas (a nivel latinoamericano). Fue una historia shôjo y yuri (o sea, temática LBGTQ) de 1975 y nos presenta la historia de Nanako Misonoo, una muchacha que llega a una prestigiosa academia Seiran, que es solo para chicas. Esta academia está bajo el mando de la sororidad que es una especie de sororidad/mafia, comandada por Fukiko o Miya-sama y el día en que es elegida para entrar a este grupo selecto, comienza una espiral de rivalidad, amor, corazones rotos y caos. Nanako se enamora de la joven Rei Asaka, quien tiene sentimientos por Fukiko, quien es su hermana (o sea sí, incesto), pero tienen una relación que dista de ser sana (más bien todo lo contrario). Durante gran parte de esta serie, Nanako intenta ayudar y sanar a Rei, transtornada por este amor tóxico por su hermana, que ha derivado en abuso de drogas, mostrando cómo esta obsesión consume a las personas que lo padecen.
Nanako también conoce a Mariko Shinobu, quien al principio está obsesionada con ser su mejor amiga de la manera menos sutil y algo posesiva, pero al tiempo forman un buen grupo que se cuidan las unas a las otras: al punto de que, cuando ellas son invitadas a un evento con hombres, es Mariko quien les dice a sus amigas que sean cuidadosas, porque los hombres sólo les harán daño.
La amistad entre estas chicas hará que comiencen a cuestionar el sistema de la sororidad, y decidan terminarla, por no ser una sociedad justa, ya que sólo ha impuesto la rivalidad y el rencor de las unas a las otras, pero es justamente el vínculo de todas y su entendimiento, lo que logra crear una nueva sociedad más justa.
Claudine: O la tragedia de la sociedad
Resulta interesante los debates referente a la identidad de género que tenemos ahora, porque al leer este manga de un tomo, uno pensaría que esto fue escrito hace un par de años, pero no, ya que esto fue publicado en 1978.
Esta obra se lleva a cabo a inicios del siglo XX, en Francia y nos presenta a la pequeña Claudine, que va a un psicólogo a contarle que ella no se siente como una chica, o sea el sexo que le fue asignado al nacer, sino como un niño, y que su verdadero nombre es Claude. La familia, su padre y hermanos de inmediato acceden a llamarla así, excepto su madre.
El relato nos va mostrando como va creciendo y de a poco, encontrando el amor, en personas que si bien se enamoran de él, se va viendo preso de que no se siente completamente aceptado, tomando trágicas decisiones. El manga retrata muy bien la transición de cómo es para la persona y para su entorno,vivir en una una sociedad demasiado atrasada, la cual no acepta que una persona diga quien realmente es. Si bien, el final fue controversial por ser considerado, demasiado oscuro, no es distinto a la realidad hoy. Repito, este manga fue escrito en 1978 y son muchas las opiniones que coinciden en lo visionaria que fue Riyoko Ikeda, al presentar este tema tan bien retratado hace tantos años, con tantos escritores luchando para hacerlo bien hoy.
Lady Oscar o La Rosa de Versalles: La revolución total
Como dicen, lo mejor queda para el final. Esta es la obra que marcó un antes y un después en la carrera de esta mangaka y que la convierte en un icono hasta nuestros días.
Hacia 1972, en las páginas de la revista Margaret de la editorial Shueisha, llegaría la historia que, en el manga se pensaba que sería acerca de María Antonieta, la reina de Francia, y su amor trágico con el Conde Hans Axel Von Fersen, una relación que le fascinaba a la autora. Pero faltaba alguien más, alguien que fuese un testigo, un observador, y basada en un general que intentó salvar a la reina de su confinamiento previo a su guillotinazo, es que decidió que tuviera una hija de una personalidad tan arrolladora y despampanante, que terminó eclipsando incluso a la propia María Antonieta, me refiero por supuesto a Lady Oscar Francoise de Jarjayes.
La historia va más o menos así: unos pocos años antes de la revolución francesa, nace en la familia Jarjayes una hija, a la que debido a los compromisos militares de su padre, el general decide criarla como un hombre, es decir, libremente para que fuera protectora de la reina. Oscar es una muchacha privilegiada en todos los aspectos, porque, a diferencia de sus hermanas o la misma reina, no tenía que sólo esperar para casarse, sino que podía desarrollar su prometedora carrera militar, además de ser el objeto de obsesión de la corte francesa (en serio, la cantidad de corazones rotos por Oscar llega a ser impresionante).
Los otros personajes ya sean ficticios o no, aunque los que son ficticios son casos muy raros, no desmerecen para nada, están todos bastante definidos en una época realmente muy terrible para vivir.
A medida que pasan los años, el drama y la tragedia pasan a ser los componentes principales de la obra, porque sabemos desde el primer momento que algo muy terrible va a pasar, y si a eso lo sumamos a los amores imposibles y dolorosos, como el de la reina que ama a este conde que la abandona para olvidarla o para el noble André, que ha vivido enamorado de Oscar sabiendo que lo suyo no puede ser, porque son de clases diferentes, o el de las hermanas Polignac (Rosalie y Charlotte), quienes se enamoran abiertamente de Oscar sabiendo que es mujer, pero tampoco pueden ni quieren negarlo.
Otro aspecto importante es como Oscar se asume a si misma: en el manga, siempre habla de ella como mujer, aunque en el ánime no respetaron eso, y obviamente a Riyoko no le gustó mucho esa alteración.
Oscar, como ya había dicho antes, es consciente de su realidad siendo una muchacha criada como hombre, por lo tanto teniendo libertad de hacer lo que quiera, pero además de clase alta. Aunque es ella misma quien cuestiona sus privilegios, rechaza los aumentos de sueldos conociendo la realidad de la economía francesa, y ayuda a una muchacha que lo ha perdido, todo con el fin de evolucionar y poco a poco irse sumando a la verdadera revolución: luchar contra la monarquía, renunciando a sus privilegios de clase. Oscar no sólo cuestiona su lugar de nacimiento, sino también lo que le impusieron ser, dejándose llevar por el camino que creían correcto, sólo que ella decidió hacerlo a su modo.
El destino de una rosa
A la hora de hablar del final, por supuesto que no es extraño que ‘Lady Oscar‘ o ‘La Rosa de Versalles‘ siga siendo una obra revolucionaria, porque no sólo se limita a reconstruir la historia, sino a mostrar la diversidad y capacidad del cómic japonés, para proponer los enfoques más diversos a una misma historia.
Oscar se ganó un más que justo lugar en los corazones de sus lectores y la persona que la vea por razones más que justificadas: su temple, su valor, su ambigüedad y el hecho de que es una mujer consciente de todos sus privilegios que aún así, quiere luchar del lado correcto de la historia y fue un rayo de esperanza para un pueblo que la vio como una diosa que los guiaba hacia la victoria.
Es lo mismo que Riyoko Ikeda fue para muchas nuevas autoras. La joven Rumiko puso un cameo de Oscar en ‘Ranma ½’ , Naoko hizo su homenaje a ‘Lady Oscar‘ con su Haruka Tenou, y Chiho Saito con Utena son la prueba del legado de que Oscar y Riyoko, siguen caminando entre nosotras, inspirándonos a dar un paso hacia adelante y luchar por lo que creemos correcto. Hay más de una que nos seguirá, y mientras así sea, la general Oscar Francoise de Jarjayes, continuará guiándonos hacia la victoria.