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    Cinco consejos para quienes quieran publicar su historieta

    El noveno arte te espera.

    ¿Me publicas mi cómic?, creo que he recibido decenas de correos electrónicos con esa pregunta (o sus muchas derivaciones), desde que empecé con mi editorial. Estoy seguro de que a mis colegas les pasa igual, y por eso me decidí a reunir algunos humildes consejos para todos aquellos que no saben por dónde empezar en el mundo de la historieta. Obviamente esto no es una guía definitiva, sino solo un punto de partida para aquellos que quieran asomarse a este mundillo.

    A continuación, algunos de los principales obstáculos y tips para resolverlos:

    1. Siempre he querido hacer cómic, pero no dibujo…

    Simple, arma tu proyecto en conjunto con un(a) dibujante. Puedes asociarte con él o ella y compartir la propiedad de la obra; o pagar a un(a) artista por sus servicios (considera colorista y rotulador también). En general, las editoriales reciben proyectos, no ideas ni guiones no dibujados. Si quieres aumentar tus posibilidades de ser publicado(a), presenta una obra lista para llegar al papel o con un avance relevante (sinopsis, historia, personajes principales, diseño de personajes, páginas dibujadas).

    Un consejo extra: busca un(a) dibujante o guionista con quien sintonices bien. Hacer historietas es un proceso largo en que las cosas pueden salir mal, y siempre es mejor trabajar con alguien con quien te puedas tomar una cerveza y evitar un final amargo.

    • Golpea la puerta correcta

    Revisa lo que publican las editoriales antes de llegar con tu proyecto. Quizás tu historia de bárbaros musculosos es excelente, pero puede que a la editorial de manga no le interese. Mira los títulos y autores que ya han editado y piensa si tu cómic calza bien entre esos libros.

    • Tengo una saga mágica e intergaláctica de 10 tomos

    Mi consejo es que acotes tu proyecto. A menos que seas un autor, autora o dibujante conocido, es poco probable que una editorial quiera publicar una historia muy larga y que no tenga un cierre. En general, las editoriales medianas/pequeñas están buscando historias autoconclusivas de entre 48 y 124 páginas, más que sagas extensas. Si luego tu historia acotada funciona, puedes pensar en ampliar ese universo con un nuevo tomo, pero es mejor partir por contar algo que sea publicable (y comercializable) de manera más fácil.

    •  ¿Cómo contacto con un editor o editora?

    Busca a esos seres mitológicos en las redes sociales o eventos, pídeles un correo electrónico, y preséntales tu proyecto. No envíes documentos eternos con una descripción de toda tu vida. Sé conciso, usa un lenguaje directo y preocúpate de que todo se vea muy bien. Tu receptor tiene que ver algo lo más parecido posible a cómo se vería tu obra publicada, tiene que poder saber de manera resumida de qué se trata tu historia, y debe contar con la posibilidad de leer más en caso de que esté interesado.

    En otras palabras, basta con un saludo breve, la razón de por qué elegiste su editorial y tus datos de contacto en el cuerpo del mail. En el adjunto, un PDF de no más de diez páginas que incluya: Sinopsis de la obra de un párrafo, breve biografía del equipo creativo, la historia completa resumida en una página, diseño de personajes, y al menos cinco páginas de la historieta dibujadas, coloreadas y rotuladas. Si a la editorial le interesa, te pedirán revisar la obra completa.

    •  “¡Lo habría logrado si no fuera por esos editores entrometidos y su estúpido perro!”

    ¿Qué hacer si las editoriales no te hacen caso? La realidad es que no las necesitas. Puedes autopublicarte en formato webcómic de manera periódica en plataformas online y conectarte con una base de lectores que te anime a seguir con tu proyecto. Desde ahí las posibilidades son muchas: reunir lectores suficientes que estén dispuestos a pagar por una autoedición impresa o digital de tu historia, o que quieran suscribirse a tus novedades, quizás apoyarte a través de un Patreon, etc. La vida no comienza ni acaba en las editoriales en estos tiempos. Lo importante es preocuparte de mejorar en lo que haces y hacerte visible. Puede que a la vuelta de la esquina -o quizás en la otra cuadra- haya una buena oportunidad esperándote.

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