Por Andrea De la Fuente Espinosa –
Doctor Strange And The Multiverse Of Madness, estrenada ya en cines chilenos, muestra un puente de transición en el universo cinematográfico de Marvel.
En el filme, el doctor Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) entra a navegar el multiverso en un confortamiento con La Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen). Y en esta película, dirigida por Sam Raimi, no se busca destacar la historia en sí misma, sino que hay por objetivo poner un nuevo contexto y dar un giro de talones en la narrativa de la nueva era del universo Marvel.
La película, promocionada como el gran estreno de este año, con una duración de dos horas y seis minutos, nos enseña una reinvención de los personajes que conocemos desde hace años, con nuevas personalidades, vestuarios e interacciones en el universo que componen.
Tiene factores que hacen chillar a los fanáticos, como la aparición de una variante del profesor Charles Xavier, con la vuelta de Patrick Stewart a la pantalla grande. A pesar de este gran hito, pienso que hay una singular ausencia de factores que ayuden en la continuidad y coherencia de los eventos que ocurren en la película.
Todo esto a pesar de la existencia de dos escenas post crédito, una que presenta a un misterioso personaje que tiene relación con el multiverso, mientras la otra se trata de un cómico relleno que homenajea al propio cine de Sam Raimi y su saga Evil Dead.
Quizás es que el último gran estreno de Marvel fue Spider-man: No Way Home, cinta-espectáculo que dejó una vara extremadamente alta en muchos aspectos, ya desde los cameos, los diálogos o la asombrosa calidad de la película que, en tanto a su historia. Y a diferencia de Spiderman que nos dejó con un problema que debe ser resuelto, un nudo que debe ser desatado, Doctor Strange nos dejó en un punto final, no en tres puntos suspensivos a la espera de una nueva continuación.
Cabe destacar que la actuación de ambos personajes principales se mantuvo al estándar del universo Marvel: Elizabeth Olsen se mete en un papel de villana incomprendida que hace poner en duda los ideales de la audiencia, casi queriendo justificar los actos que son cometidos en la película.
En tanto Cumberbatch en el rol de Strage, el actor inglés ejecuta su papel tan pulcramente como en películas pasadas. Y juzgando la relación que establecen ambos personajes, hay que decir que se crea un complemento que le da verosimilitud al confortamiento mágico que podemos ver en este último estreno del universo Marvel.
