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    Reseña:Una buena producción chilena está en Netflix 

    Ya son casi 10 años desde que robaron 6 mil millones de pesos a un camión de valores en el aeropuerto Arturo Benitez de Santiago, hecho que se convirtió en el robo del siglo en Chile, suceso que ahora se transformó en la nueva serie de Netflix Baby Bandito.

    Aunque la serie propone una versión distinta a los hechos reales, cosa que se menciona al principio de cada episodio. Esta serie mantiene el robo del siglo y sus consecuencias como eje principal de la trama.

    Su protagonista es Kevin Tapia, basado en Kevin Olguin uno de los verdaderos participantes del robo del siglo,  que después será conocido como “Baby Bandito”, que recibió ese apodo por la policía italiana, lugar donde fue capturado. 

    En la serie, Kevin Tapia, es un joven skater y ambicioso, que luego de tener un altercado con una banda delictual obtiene una oportunidad única de hacer el robo del siglo. Esta chance lo va llevar por un camino de uniones y desuniones.

    Producido por Pablo Larraín y Juan de Dios Larraín, esta serie cuenta con actores bastantes reconocidos en la actuación como Marcelo Alonso, Mauricio Pesutic, Francisca Ibodem, Paulina Urrutia, Luis Gnecco, entre otros nombres conocidos, aunque en esta ocasión quedan ocupando roles secundarios, ya que el trío protagónico es ocupado por  Nicólas Contreras (Kevin Tapia alías Baby Bandito), Lukas Vergara (El Panda) y Francisca Armstrong (Génesis). 

    En esta serie la emoción que provoca la planeación del atraco no se derrite una vez que el robo se ha hecho, cosa que suele pasar en historias de este estilo, aquí la emoción y el drama se mantiene con promesas y venganzas personales de los personajes.

    En general la serie en un principio hace alusión a las diferencias sociales que tiene Chile, mostrando los bajos fondos de la sociedad chilena  lo agresivo y vulnerable que puede llegar a ser, pero esto es un recurso para enfatizar las ansias que tienen los personajes de alcanzar la gloria. 

    Justamente la serie transparenta este término de gloria de lo que llega ser su culmine hasta cuando se va pudriendo, además que da empatía por el éxito que los personajes quieren  alcanzar y cómo piensan hacerlo logrando el robo más grande de la historia de Chile. 

    Por muy cuestionable que sea este acto de robar, parte del encanto de esta serie es que justamente da entender que una oportunidad como robar 6 mil millones de pesos no se da toda la vida y que dicha chance los podría sacar de una situación socioeconómica complicada para así no tener que preocuparse del futuro y ser alguien más que el resto. 

    De lo que peca la serie y lo hace debilitarse un poco es con efectos especiales o hacen ver muy dramático la escena o simplemente debilitan la fuerza de un conflicto, que es el caso de los disparos de las pistolas cuyo efecto suena falso y pierde la potencia e impacto que ejerce un arma de fuego.  

    El gran punto fuerte de esta serie es que vislumbra por la intensidad de los personajes, cada actor ejerce una presión dentro de la escena que mantiene enganchado al espectador y muchos de los conflictos que se viven dentro de la serie hacen que se unan en un final decente que da entender que al parecer va tirar para una segunda temporada. 

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