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    ‘Vacío’: El precio de la libertad

    Lei (Fu Jing) es una joven china, muy liberal para la sociedad en la que vive, y que tiene un solo sueño, poder vivir en Nueva York y alejarse de sus raíces y de la comunidad que la oprime. Paralelamente está Wong (Lidan Zhu), un hombre casi tan joven como Lei, pero que, al contrario de ella, es muy retraído y no tiene grandes sueños más que poder ayudar a su familia y a su hijo que viven en China.

    Ambos se conocen en un barco, durante un viaje que los lleva a Guayaquil, Ecuador. Donde caen en manos de un compatriota inescrupuloso, el señor Chang. Un empresario mafioso que se obsesiona con Lei, y tiene planes completamente diferentes para ambos, cosa que pondrá en peligro la estabilidad de todos.

    ‘Vacío’ o ‘Emptiness’, como ha sido traducida al inglés, es la ópera prima del director ecuatoriano Paúl Venegas, que ya ganó dos importantes premios en el Festival Internacional de cine de Beijín y en el Festival internacional de Guayaquil gracias a este debut. A Mejor proyecto y Mejor Película ecuatoriana, respectivamente.

    Lo interesante de ‘Vacío’, además de estar en su mayoría rodada en chino, es que presenta un tema poco, o más bien, nulamente tratado en la pantalla, sobre todo, en el cine latinoamericano. Y a su vez habla de un fenómeno cada vez más común, la migración de asiáticos hacia Latinoamérica, en este caso, migración clandestina.

    La forma en que la película se desarrolla es otro punto interesante, ya que luego de un prólogo en el que se nos presenta a los protagonistas, la cinta se divide en cinco capítulos que retratan una emoción o un estado por el que los jóvenes atraviesan. Deseo, nostalgia, decepción, desilusión y finalmente vacío. Cada concepto en una etapa en la vida de Wong y Lei que no solo se enfrentan a grandes cambios culturales, sino también emocionales, ya que deben decidir qué quieren para su futuro.

    Esta película es un ejercicio interesante de sincretismo cultural y adaptación a las nuevas costumbres, donde incluso se exploran los micro-racismos que son tan comunes y tan poco conversados. Por ejemplo, el hecho que se crea que por ser asiático automáticamente lo hace ser chino, no importando si es coreano, japonés o efectivamente chino. O referirse a los personajes como “chinito”, sin tomarse la molestia de aprender sus nombres.

    Es además un crudo retrato del precio que muchos inmigrantes pagan por su libertad, muchas veces involucrándose en peligrosos escenarios, todo para mantenerse en países lejos de su natal China. Es emotiva sin llegar a ser lastimera, ya que posiciona a los personajes no como víctimas, sino como soñadores y guerreros que buscan un mejor futuro. Tiene, a pesar de lo duro del relato, un final esperanzador.

    Es un gran debut el de Paúl Venegas como realizador, ya que presenta un argumento novedoso sin temor, ya que habla desde su propia experiencia como migrante en Asia – vivió 10 años entre Manila y China –. Cuando se le preguntó sobre el nombre de la película dijo que migrar es como saltar hacia el vacío. No hay nada asegurado, todo es desconocido, igual que lanzase sin paracaídas hacia el vacío. Aun así, siguen trabajando y buscando la dignidad que tanto anhelan.

    No es casual que todos los actores chinos hayan sido casteados en la propia comunidad china de Guayaquil, ya que sólo ellos pueden comprender lo que significa lanzarse a ese abismo desconocido.

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