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    “Dragon Age: The Veilguard”, un RPG con un giro hacia lo “casual” que molestará a algunos, en especial a los fans de la saga

    Hace algunos días llegó al mercado el “Dragon Age: The Veilguard”, título parte de la franquicia “Dragon Age”, la cual es una serie de videojuegos de rol desarrollada por BioWare y publicada por Electronic Arts. Saga que con altos y bajos, ha sido disfrutada por millones de fans desde el 2009, cuando se lanzó “Dragon Age: Origins” (o conocido sólo como “Dragon Age” a secas). Juego que tuvo como secuelas a “Dragon Age II” del año 2011 y “Dragon Age: Inquisition”, lanzado durante 2014.

    Una franquicia que en general es querida y conocida por su narrativa profunda, su rico universo de fantasía oscura y sus complejos personajes y relaciones. Todo esto desarrollado en Thedas, un continente dividido en reinos y naciones con culturas y creencias muy diversas.

    Y ahora, los jugadores pueden volver a este territorio gracias a “Dragon Age: The Veilguard”, anunciado inicialmente como “Dragon Age: Dreadwolf” durante su desarrollo, el cual fue lanzado el 31 de octubre de 2024 para PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC a través de Steam, EA App y Epic Games Store. Juego donde encarnamos a Rook, un héroe personalizable que deberá unir a un grupo de siete camaradas, cada uno con habilidades únicas, con su propia historia y proviniendo además de una facción icónica del lore de Dragon Age. Desde el elfo dalishano hasta el qunari, el juego nos lleva a reunir a una facción de héroes para enfrentar a los dioses élficos corruptos y dar forma al futuro de Thedas, explorando juntos un mundo en ruinas y luchando contra fuerzas oscuras. 

    Una historia que continúa el lore, pero tomándose ciertas licencias que podrían decepcionar a los fans “hardcore” de la saga.

    Para empezar, debo comentar que esta nueva entrega es una secuela directa a “Dragon Age Inquisition”, que como mencioné es el anterior juego de la saga. Y como también adelanté, en “Dragon Age: The Veilguard” seguimos la historia del protagonista llamado Rook, quien es elegido por un importante personaje de la saga para ayudarlo. Es así como debemos enfrentar un nuevo capítulo en el mundo de Thedas donde Solas, el enigmático elfo al que llaman “Dread Wolf”, buscaba desgarrar el Velo, esa tenue membrana que separa la existencia de los mortales del reino de los espíritus. Algo que lleva a cabo preso de la locura, buscando liberar fuerzas primigenias y desatar un caos en todo el mundo. Y a pesar de nuestros desesperados intentos por impedirlo, al final nuestras acciones accidentalmente desencadenaron una catástrofe aún mayor, ya que dos dioses élficos, encerrados en la oscuridad desde tiempos inmemoriales, fueron liberados de sus prisiones. 

    Y es así nace la Guardia del Velo, una alianza diversa de elfos, humanos, qunari y enanos que unen fuerzas para proteger al reino y derrotar a estas entidades divinas, en la cual nos unimos para emprender la aventura de “Dragon Age: The Veilguard”. Un grupo que es capaz de plantar cara a estas deidades, del cual somos parte, dando vida a un equipo variopinto y determinado, compuesto por aliados como Varric, Lace Harding y Neve Gallus. Aunque nuestro objetivo inicial es frustrar los planes de los dioses, la verdadera esencia de la aventura radica en construir un equipo sólido y enfrentarnos juntos a los desafíos que nos aguardan.

    Este al final es uno de los aspectos más destacados de la historia de “Dragon Age: The Veilguard”, la cual tiene en general una muy escritura. Los equipos de BioWare han demostrado una vez más por qué son aclamados por su narrativa, y aquí se nota especialmente en la creación de los personajes que nos acompañan durante el viaje. A lo largo de aproximadamente cincuenta horas de juego para la trama principal (que fácilmente se duplican si optamos por explorar y completar todo el contenido), conocemos a compañeros coloridos, entrañables y profundamente humanos.

    Cada uno de los siete aliados que se unen a nuestra causa es único, tanto en personalidad como en sus dilemas internos y lejos de ser meros arquetipos, estos compañeros se sienten auténticos, con motivaciones y conflictos que los convierten en algo más que herramientas narrativas. Y da gusto que nos acompañes en nuestras aventuras, ya que al final los vemos como amigos, aliados e incluso cuestionadores de nuestras decisiones.

    Es así como “The Veilguard”, además de los sucesos generales de su historia principal, nos regala momentos entrañables que compartimos con nuestros compañeros, ya que BioWare ha sabido capturar la esencia de la interacción humana, ofreciéndonos diálogos que ocurren tanto en los momentos de calma como en plena acción. Durante las fases de exploración, los personajes intercambian comentarios, bromas y reflexiones, haciendo que el mundo de Thedas cobre vida. Las discusiones grupales, donde decidimos juntos los próximos pasos, refuerzan el sentido de camaradería. Y en momentos más íntimos, las conversaciones personales nos permiten profundizar en sus emociones y conocer sus opiniones sobre los sucesos recientes. Gracias a esta dedicación a los vínculos entre personajes, experimentamos situaciones que van desde hilarantes parodias hasta conmovedores instantes de vulnerabilidad.

    Interacciones que al final, no solo fortalecen nuestra conexión con ellos, sino que también subrayan que, detrás de sus títulos de héroes, son individuos con dudas, temores y cargas emocionales.

    Pero aunque Si bien “The Veilguard” profundiza en la psicología de sus personajes, explorando temas complejos a través de sus experiencias, algunos fans de la saga podrían sentir que el juego se aleja de las raíces más oscuras de “Dragon Age”. La narrativa, en ocasiones, parece suavizada y busca complacer a un público más amplio, lo que puede resultar en momentos que se sienten forzados o incluso un tanto infantiles. Algunos conflictos entre los compañeros, por ejemplo, carecen de la profundidad y la tensión que caracterizaron a entregas anteriores.

    Además, a pesar de la riqueza de los personajes secundarios, el protagonista resulta un tanto insípido, ya que se siente falto del carisma y la complejidad de los héroes de entregas pasadas, y funciona más como un avatar del jugador que como un personaje con una historia y motivaciones propias. Las opciones de diálogo, aunque presentes, ofrecen una sensación de falsa elección, ya que su impacto en la narrativa es limitado y se siente que lo que tiene que pasar, sucederá de todas maneras como ya está escrito, independiente de la decisión que tomemos o el diálogo que elijamos.

    Y solo mencionaré de paso lo que ha hecho enojar a miles de jugadores alrededor del mundo, que de hecho estoy seguro lanzan sus críticas sin siquiera jugar el título. Me refiero a las acusaciones de inclusión forzada, las cuales creo son infundadas ya que en general, la saga siempre ha tenido una narrativa con personajes diversos. Y pensando además que estamos hablando de una obra de ficción fantástica llena de elementos y personajes mágicos, creo que el que llamo actual y algo cansino “sindicato de niños antiwoke”, están nuevamente alegando por cosas sin sentido y demostrando su fragilidad.

    Para cerrar, creo que las horas finales de “Dragon Age: The Veilguard” son de todas maneras la mejor parte del juego respecto a esta narrativa algo limitante y casual, donde vivimos pasajes de la historia que en algunos momentos, te dejan con la boca abierta. Una especie de redención que los seguidores de “Dragon Age” seguro agradecerán, aunque no se si les ablande el corazón en su crítica hacia el juego.

    Una jugabilidad que también busca contentar y atraer al jugador casual,

    Aunque en general, “Dragon Age: The Veilguard” es un RPG de acción bastante entretenido, hay que dejar en claro que en contraste a otros títulos de la saga, en especial al anterior, su jugabilidad se siente lastrada por una mecánica promedio y poco inspirada, marcada por una limitada variedad de enemigos y encuentros diseñados de forma simple. Esto deriva en una experiencia de rol que, aunque funcional, carece de frescura y en especial, mirada desde el punto de vista de quienes pasaron horas  horas jugando “Inquisition”, no se siente una real evolución. La repetitividad de los combates, sumada al reciclaje de enemigos y la escasa diversidad en las confrontaciones, termina volviendo monótona la acción, afectando en parte, negativamente el disfrute general del título.

    El sistema de combate se centra exclusivamente en el protagonista, Rook y aunque la decisión de no permitir el control de otros personajes, como por ejemplo si se vive en RPGs como “Baldur’s Gate 3”, esto tiene sentido en contextos de enfrentamientos intensos, como aquellos donde el jugador debe esquivar, contraatacar o usar el escudo mágico con precisión mientras lo rodean múltiples enemigos.

    Como otros juegos del género, el estilo de juego varía ligeramente según la clase elegida: los magos prefieren mantener la distancia, mientras que las otras clases tienden a lanzarse al combate directo, como es común en otros títulos de por ejemplo, el mismo género. Sin embargo, todas comparten un enfoque predominante en el combate cuerpo a cuerpo, utilizando habilidades a distancia como apoyo. Aunque estas mecánicas son responsivas y visualmente impactantes, sobre todo en los combates contra jefes, las dificultades más altas presentan problemas. De todas maneras, si se aprenden patrones de ataque enemigos y se tiene paciencia, es posible derrotar enemigos de nivel 30 incluso con un Rook de nivel 17, si se domina el sistema de combate.

    De todas maneras, el combate mejora hacia el final del juego, cuando sistemas como las runas y el árbol de habilidades se conectan de forma más cohesiva. No obstante, la falta de una opción New Game Plus limita la posibilidad de experimentar con configuraciones avanzadas desde el inicio, lo que hubiera añadido rejugabilidad y un enfoque más satisfactorio para los jugadores veteranos. Este sistema de habilidades es accesible gracias a la posibilidad de redistribuir puntos de habilidad sin costo, lo que invita a experimentar. Aunque se debe alertar que ocasionalmente, la cámara genera inconvenientes, como cuando el encuadre queda bloqueado por la cercanía a paredes o enemigos, siendo de todas maneras incidentes poco frecuentes y no afectan significativamente la experiencia.

    Como adelanté, “Dragon Age: The Veilguard” de todas maneras es bastante entretenido si eres un fan de los RPG, incluso con sus puntos bajos, pero al igual que con su narrativa, las mecánicas creo que tampoco dejarán muy contentos a los seguidores de la franquicia.

    Un mundo cautivador y gráficos vistosos, que definitivamente son lo mejor de The Veilguard.

    Donde “The Veilguard” realmente brilla es en la construcción de su mundo, sus gráficos acordes a las consolas y hardware de PC actuales, además de su diseño, priorizando de cierta manera la calidad y la inmersión sobre la cantidad de tareas secundarias. La eliminación de misiones de recolección redundantes, como la búsqueda de fragmentos, da paso a una exploración más orgánica y significativa de Thedas. 

    Y es que este diseño del mundo, con paisajes hermosos y áreas interconectadas, fomenta la exploración natural y refuerza la inmersión. Algo que se agradece de corazón ya que uno siente de forma orgánica, que cada rincón tiene algo que ofrecer, haciendo de este aspecto uno de los mayores logros del juego.

    Y respecto derechamente a sus gráficos, “Dragon Age: The Veilguard” tiene, bajo mi perspectiva de gamer de 45 años que viene de asombrarse hace décadas con polígonos, un aspecto impresionante y está lleno de variedad visual. Claro, tiene cierta capa del tipo “cartoon” en su diseño de personajes, algo que se entiende ya que se alinea con este giro hacia lo casual del que llevo hablando durante toda la reseña. Si bien las proporciones de estos al principio parecían desagradables, el juego se ve genial en general y los detalles gráficos y artísticos se aplican más en el mundo del juego, sin importar si exploramos un bosque élfico, catacumbas oscuras o este misterioso mundo intermedio. Todo en el mapa se ve genial.

    Algo que es posible ya que “Dragon Age: The Veilguard” utiliza el motor Frostbite de EA, motor que por si no lo sabían, es ya un clásico de los juegos de la compañía, destacando en por ejemplo la serie “Battlefield”. Una decisión que debo decir de paso, quizás podría llamar la atención, teniendo en cuenta que la mayor parte del mercado de los videojuegos usa Unreal Engine. Pero como se esperaba, la versión de Frostbite en “Dragon Age” se ha actualizado con varias mejoras para ponerla al día para 2024, generando que, como indicaba, muchos objetos del mundo tengan excelentes niveles de detalle geométrico, entre otras cosas.

    Y lo mejor es que el título funciona sin problemas y sin muchos errores, siendo estos en serio minúsculos, por lo menos en mi experiencia. Incluso en la que siempre llamo hermana menor de las consolas de actual generación, la Xbox Series S, en la cual jugué “Dragon Age: The Veilguard” gracias a EA Latinoamérica, lo que dejo demostrado en el siguiente video.

    Y sobre el port de PC de “Dragon Age: The Veilguard”, BioWare asegura que los gamers de esa plataforma con equipos de alta gama podrán aprovechar las funciones de Ray Tracing y tasas de fotogramas ilimitadas. Y para las especificaciones mínimas de PC, se enfocaron en hacer el juego lo más accesible posible para la mayor cantidad de personas, lo que se puede comprobar revisando los requerimientos que comparto en la siguiente imagen.

    Según ya había indicado desde antes de su lanzamiento la propia desarrolladora, para consolas, (PlayStation 5 y Xbox Series X|S), hay modos de fidelidad y rendimiento, con el objetivo de jugar a 30 y 60 FPS respectivamente. Para ver qué tal se ve en sus diferentes versiones, dejo un par de videos de Digital Foundry, donde reseñan técnicamente al juego.

    Para cerrar, debo comentar que el título cuenta con idioma de texto y subtítulos en español de España y voces en inglés, dejando lamentablemente de lado la localización en nuestro continente. Y además, como fan del cine, uno de los puntos altos de “Dragon Age: The Veilguard” es su banda sonora, compuesta por Hans Zimmer, ganador de dos Oscar, y Lorne Balfe, ganador de un Grammy. Legendarios compositores que según BioWare , trabajaron “codo con codo con el equipo de desarrollo, para crear una banda sonora que celebre el mundo de Thedas y a sus héroes”.

    Y esto tiene un impacto en el juego, en varios pasajes de la aventura, acompañando de manera genial y elevando la experiencia, tanto en los momentos tranquilos del juego como en las batallas llenas de acción.

    Un entretenido RPG, aunque muchos lo sientan como un retroceso del género y la franquicia.

    Para finalizar, creo que “The Veilguard” es una RPG de acción y fantasía épica que intenta capturar la imaginación de los fans del género. Su escala, sus batallas espectaculares acompañadas de su banda sonora acorde y la profundidad de sus personajes secundarios, lo convierten en una experiencia inolvidable. Sin embargo, la falta de impacto en las decisiones y la limitada personalidad del protagonista, son aspectos que impiden que alcance su máximo potencial, lo que de seguro molestará y está molestando a muchos fans acérrimos de la saga “Dragon Age”.

    Pero al final, aunque tiene algunos tropiezos, “The Veilguard” brilla como una aventura cargada de emoción, acción y momentos conmovedores. Juego que como indiqué al inicio, ya se encuentra disponible para PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC a través de Steam, EA App y Epic Games Store.

    Agradezco a EA Latinoamérica y compañía por la oportunidad (y la paciencia) de jugar el título para contarles mi experiencia.

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