Por Javiera Catalán S.
Cuando el elenco incluye dos ganadores del Oscar, un ganador del Emmy, un ganador del Tony, múltiples ganadores del Globo de Oro, la mujer de la década, la prima ballerina del Real Ballet de Londres y el propio director merecedor de una estatuilla de la academia, uno esperaría que la película fuera una bomba de calidad, y no una de momentos incómodos. Cats, que llegó hoy a los cines nacionales, es eso, incómoda, o como nos gusta decir a los millenial, cringe worthy.
La película, dirigida por Tom Hooper, ganador del Oscar el 2010 por ‘El discurso del Rey’, está basada en el musical homónimo, famoso en Broadway, y en decenas de otros escenarios del mundo, desde su estreno en el año 1981 en el West End de Londres. Y a su vez está inspirado en los poemas de T.S. Eliot, y su Libro de los gatos habilidosos del viejo Possum.
Esta cinta sigue las aventuras nocturnas de un grupo de gatos londinenses de los 50, en la noche de la elección de un suertudo gato jélico que podrá vivir una nueva vida jelical, lejos de los tormentos mundanos a las orillas del Támesis.
Entre los gatos jelicales encontramos algunas caras familiares, Judi Dench interpreta la versión femenina del gato Deutoronomio, el patriarca, o en este caso, matriarca de la tribu, y la encargada de elegir al felino ganador de una vida mejor. Entre los candidatos para una vida jelical está el presentador de televisión James Corden, el gato gordo Bustopher Jones, Rebel Wilson como Jennyanydots, Sir Ian McKellen como el gato de teatro Gus, Jennifer Hudson como Grizabella y el villano gatuno más villano después de Bola de nieve, en Stuart Little, Idris Elba como Macavity. Con ese nivel de elenco uno no debería estar haciendo ese nivel de comparaciones, pero es así.
Otros gatos son Taylor Swift, cuya participación tiene más de marketing que otra cosa, el cantante Jason Derulo y el debut en cine de la primera bailarina del Ballet Real de Londres, Francesca Hayward, que interpreta a una inocente gatita abandonada.
Y si bien la historia se adapta al musical, con lo que se asegura a un tipo de público amante de Broadway, la narración se hace lenta y, una vez más, incómoda incluso para los más fanáticos del cine musical. Y si hablamos del CGI, la conversación se pone aún más deprimente, porque debe ser uno de los peores de esta década que termina, considerando el presupuesto de 95 millones de dólares que tuvo para ese y otros menesteres.
Hay decisiones que podemos pasar por alto, por ejemplo que algunos gatos usen zapatillas, o que los pies y manos sean humanos y no animales, pero lo que no se puede perdonar en ningún caso es el pésimo montaje de las caras sobre algunos personajes menores, como las cucarachas y ratones cantores, que parecen literalmente, filtros de Snapchat.
Esta película no le hace justicia a gran nivel de artistas que hay detrás de su producción, y aunque algunos no estén de acuerdo, tampoco al musical en el que está basado, que ha ganado más de 15 premios. Y es triste que toda la atención se quede en el aspecto técnico, pasando por alto buenos momentos, como la interpretación de Jennifer Hudson, la calidad como bailarina de Francesca Hayward o los siempre excelentes Ian McKellen y Judi Dench. Pero hay aspectos que no se pueden olvidar, y en esta ocasión, eso le pasó la cuenta a ‘Cats’.
Tal vez esta adaptación cinematográfica vino demasiado pronto, quizás aún es imposible que la tecnología llegue al punto de hacer que un humano parezca un felino. O demasiado tarde, y este intento por revivir un musical estrenado hace casi 40 años no fue suficiente para convencer y complacer al público y a la crítica.