De tanto en tanto aparece una serie de televisión que fascina e intriga al mismo tiempo, el hecho de que sea críptica y te haga pensar no se reduce solamente a cada trama, vuelco o revés de la historia, sino como una distopía lleva a imaginar una realidad aterradoramente posible.
Basada en la película de mismo nombre, obra de Michael Crichton, esta sofisticada adaptación es producto del matrimonio entre Jonathan Nolan (hermano de Christopher, co-autor/director de su filmografía, también autor de ‘Person of Interest’) y Lisa Joy (‘Pushing Daisies’, ‘Burn Notice’) en la co-autoría, junto a J.J. Abrams como productor ejecutivo, mezclando de muchas formas una gran cantidad de géneros fílmicos.
Primera Temporada: El Laberinto
La primera temporada relata la construcción de un parque basado en el Viejo Oeste, para atraer huéspedes (guests) millonarios que pagan para vivir la experiencia completa de un viaje al pasado, visitar las construcciones típicas, atractivos turísticos, así como también disfrutar con l@s anfitrion@s (hosts) que satisfacen su amplio espectro de deseos.
L@s anfitrion@s han vivido como marionetas desde antes que la historia comenzara. Androides cread@s y programad@s para ser infalibles pero que demuestran actitudes que no corresponden a su función, desarrollando el despertar de la inteligencia artificial que cuestiona su condición. Junto a estas características, cada cierto tiempo se actualizan sutiles gestos de expresión que los hacen más realistas (reveries).
Existen dos reglas -al menos- para mantener a l@s turistas seguros y a l@s anfitriones bajo control. Sólo l@s huéspedes pueden infligir real daño físico a l@s android@s, y no al revés. Además, tod@s l@s anfitrion@s viven un loop infinito de acciones y conversaciones, hecho del cual l@s huéspedes toman ventaja.
La línea narrativa de cada anfitrión@ adquiere importancia a medida que la historia avanza, porque cada un@ posee versiones previas, donde tenían otra identidad o personalidad. Este es el punto de inflexión donde los protagonistas de la historia presentan quiebres en su arquitectura, cuando los recuerdos de sus pasados comienzan a aflorar en sueños.
Esto es el comienzo del Laberinto, el recorrido que cada anfitrión@ realiza para tomar conciencia de sí mism@ y despertar. La gran protagonista de la serie y primera temporada es Dolores Abernathy (Evan Rachel Wood), la primera anfitriona del parque, a quien se realizaron muchas pruebas para testear su inteligencia artificial. El foco de la historia se mantiene en ella a través de su desbloqueo de información en cada episodio.
Le siguen en importancia, tres personajes, el dr. Robert Ford (Sir Anthony Hopkins), co-creador del parque, el hombre de negro -William- un millonario que se obsesiona buscando el significado más allá de lo evidente (Ed Harris, Jimmi Simpson) y Bernard Lowe (Jeffrey Wright), jefe de programación de anfitrion@s en Westworld, discípulo de Ford.
En paralelo a Dolores, Maeve Millay (Thandie Newton), otra anfitriona, la dueña del burdel de Sweetwater (pueblito al que llegan l@s huéspedes), va descubriendo detalles dudosos de su existencia hasta que se entera de quién es en realidad. Por otro lado, Teddy Flood, el interés amoroso de Dolores, otro anfitrión quien intenta ayudarla y está pareado con ella por sus líneas narrativas. También se introduce en pequeña escala en la primera temporada a Charlotte Hale, (Tessa Thompson) una alta ejecutiva de Delos, compañía dueña del parque.
El recorrido del Laberinto es figurado para cada anfitrion@, pero está ahí, ya que tarde o temprano, despertarán y lo seguirán. Este es el principal temor de los empleados humanos de Westworld, que empiezan a notar fallas repetitivas en ell@s, hasta el final de temporada donde se produce un despertar masivo que nadie vio venir, sólo Robert Ford y en algún punto, Bernard.
Segunda Temporada: La Puerta
En la continuación de la serie, el conflicto lo protagonizan dos bandos de anfitrion@s rebeldes, uno encabezado por Dolores y otro por Maeve, en contra de la compañía Delos, que básicamente entra al parque a combatirles, matarles y desconectarles.
Esta temporada se nos muestra desde la perspectiva de Bernard, quien en un relato contado in extrema res, o desde el final, nos anticipa un desenlace con muchas bajas en anfitrion@s.
Charlotte Hale, presentada brevemente en la primera temporada, es introducida de lleno en esta, donde adquiere protagonismo al intentar sobrevivir a esta experiencia.
Dolores se empodera como una líder dura que de muchas maneras intenta salir del parque a fin de vivir en el mundo humano, con métodos ni resultado que no tod@s sus seguidor@s comparten. Ligeramente diferente es el destino de Maeve, quien busca reencontrarse con su hija. Para ello, recorre Shogunworld, otro parque que Delos construyó, abriendo el panorama de la serie al agregar nuevos paisajes, personajes e historias que conectan lo ya visto.
William se convierte en un personaje crucial, pese a no ser el protagonista, cuando se develan partes de su pasado (con su suegro), presente (su hija) y futuro (construyéndose los cimientos para la tercera temporada), alineadas respectivamente con el devenir del parque.
La Puerta (o The Valley Beyond, el Valle Más Allá), es donde muchos anfitrion@s buscan llegar. En paralelo a The Cradle, ambos lugares son los escenarios del clímax de esta temporada.
Dos cosas quedan claras al final. Una, es que la trama de la tercera temporada se desarrollará fuera del parque, y dos, es algo que los anfitrion@s no saben, se introducirá un villano nuevo para sus planes, que se ha venido anunciando desde la primera temporada con el robo y tráfico de datos.
Tercera Temporada: El Mundo Real
Con un sofisticado diseño de producción, exteriores futuristas filmados en España, Singapur y Los Ángeles, más una trama cargada de acción e intriga, ‘Westworld’ subió aún más su apuesta en esta tercera entrega.
Luego de que Dolores ejecutara por fin su plan para salir al mundo humano, vemos que Bernard ya no está con ella. También conocemos a Caleb Nichols (Aaron Paul), un ex militar con trastorno post-traumático que trabaja como mercenario a través de Rico, una app para pedir que se ejecuten delitos.
Todo el diseño del mundo real está basado en Rehoboam, la súper inteligencia artificial creada por Engerraund Serac (Vincent Cassel), un informático multimillonario, que por fin se devela como el comprador anunciado anteriormente, ya que transaba datos a través de Charlotte Hale, que jugaba como agente doble para Delos y Serac.
Rehoboam clasifica a las personas según su disposición genética, social, psicológica, aislando a quienes tienen son violentos por naturaleza, tienen enfermedades mentales o pensamientos anarquistas.
Durante la temporada, Dolores actúa autónomamente siguiendo su plan de liberar este mundo al destrabar los bloqueos de Rehoboam sobre las personas, oponiéndose a Serac, quien utilizará a Maeve para detenerla.
Bernard vuelve a Westworld y trae a Stubbs con él al mundo real, para intentar descifrar el plan de Dolores, y al mismo tiempo formando un dúo cómico inesperado. Ambos encuentran a William, -sujeto de pruebas de Delos-, lo liberan aunque pronto el trío se separará.
Las fuerzas se igualan en el enfrentamiento final, en donde Maeve entiende ¡POR FIN! el propósito de Dolores, un mundo nuevo se abre y Caleb asume el papel para el que Dolores lo eligió.
Comienza a sonar Brain Damage de Pink Floyd. Cierre perfecto. Hasta que aparece la escena post-créditos, asegurando sólidamente una cuarta temporada ya confirmada por HBO, que debido a toda la contingencia se pospondrá quién sabe hasta cuándo.
Dolores elige ver la belleza en un mundo lleno de dolor, violencia y manipulación, trasladando su visión desde el parque al mundo humano, donde a partir de la tecnología las barreras sociales sí pueden derribarse.
‘Westworld’ no es una serie tan popular, pero merece verse varias veces por cada diálogo, su extraña temporalidad, sus muchos plot-twists, la música incorporada por Ramin Djawadi,- compositor altamente conocido por su trabajo en ‘Game of Thrones’-, y su maravilloso elenco de actrices y actores.