“Misión Imposible: Sentencia Final”, protagonizada por Tom Cruise a casi 30 años de la llegada de la primera cinta de la saga a cines, ya en salas desde el jueves 22 de mayo.
Ethan Hunt regresa al cine con nuevas aventuras tras lo sucedido en “Misión imposible: sentencia mortal”, donde el agente deberá enfrentarse a los nuevos peligros que amenazan a él y al resto de su equipo en este caso una maligna Inteligencia Artificial llamada “La Entidad”.

El elenco de la cinta lo completan Hayley Atwell, Ving Rhames, Simon Pegg, Esai Morales, Pom Klementieff, Henry Czerny, Mariela Garriga, Holt McCallany, Janet McTeer, Nick Offerman, Hannah Waddingham, Tramell Tillman, Shea Whigham, Greg Tarzan Davis, Charles Parnell, Mark Gatiss, Rolf Saxon, Lucy Tulugarjuk y Angela Bassett.
Se que es una frase que ya se ha usado, en especial luego de los estrenos de las últimas entregas de la franquicia, pero cada vez más se siente que al igual que como Ethan Hunt aceptó la misión imposible de intentar evitar el fin del mundo, en un nivel más profundo y muy muy personal, Tom Cruise libra una batalla por salvar al cine mismo.
Y aunque su última cinta, “Misión imposible: Sentencia final”, la cual ya está en cines, no sea perfecta, nos hace sentir como espectadores que esto es así, no sólo por esa terca y al borde de la locura idea de realizar las peligrosas escenas de acción él mismo, sino por la forma en que se entregan estas secuencias, las cuales adornan de forma integral un espectáculo cinematográfico inolvidable.

Sí, hay muchas cosas pasan por conveniencia, el villano es el peor de la saga “Misión Imposible”, y al ser la última cinta de esta (aunque quizás no lo sea), cae demasiado en la autorreferencia, con flashbacks de entregas anteriores y con un fanservice que funciona en momentos, en otros es demasiado forzado.
Pero de un tiempo a esta parte, ambos bandos, los creadores de esta serie de películas y nosotros, los espectadores, sabemos que ya existe una complicidad y no nos importan demasiado esos detalles e incluso (en mi caso), los defendemos.
Todo esto en pos de disfrutar cada segundo de las casi tres magníficas horas mezcla de cine de espionaje, acción e incluso en momentos algo de ciencia ficción que entrega “Misión imposible: Sentencia final”, las cuales les juro pasan lo que dura un parpadeo de ojos, ya que uno vive un gran momento en la sala de cine.

Sobre todo en los últimos 40 minutos, donde Tom Cruise y su socio Christopher McQuarrie entregan secuencias de acción que aunque parezca demasiado de fanático decirlo, serán recordadas por siempre como de las mejores de la historia del cine. Ttanto por su ejecución como por su puesta en escena que, como en las anteriores cintas de esta pareja de creadores, da mucho espacio a los efectos prácticos con retoques CGI.
En este aspecto, McQuarrie, guionista y director de confianza de Cruise en esta etapa de su carrera, repite su estructura habitual, el cual es un plan minuciosamente detallado que pronto se desmorona bajo la presión de las circunstancias, desplegando entre medio estas escenas de acción maravillosas.

Es así como al final, “Misión imposible: Sentencia final” nos recuerda con gracia lo divertido que puede ser cuando una película de gran presupuesto se arriesga, cuando las apuestas parecen reales y cuando hay algo o alguien que real y literalmente podría morir. Su clímax, por ridículo que sea, es también profundamente emotivo y de verdad nos compramos el hecho de que Tom “Ethan” Cruise no lucha por vencer a una inteligencia artificial, sino por salvar a su familia improvisada, la de las películas.
Y pucha que lo amamos por eso.

Como adelanté, “Misión imposible: Sentencia final” ya se encuentra en las principales salas del país y es una frase repetida por mí, pero les recomienda verla en la mayor pantalla de cine que su bolsillo pueda pagar, ojalá en IMAX ya que la cinta tiene más de 40 minutos de metraje capturado en ese tipo de cámaras.