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    Crítica de Juan Marín de “Mi País Imaginario”: “Cuando la utopía se hace realidad”

    Por Juan Marín

    El día 18 de octubre del año 2019 ocurrió lo inesperado. La revolución se tomó las calles del país. Fue la fecha en que explotó Chile. Frente al alza del pasaje público del metro en 30 pesos, Juan Andrés Fontaine, ministro de transporte de Sebastián Piñera, usó una frase burlesca para argumentar la decisión:

    “El que madrugue será ayudado”.

    Esta iniciativa indignó a los chilenos y los estudiantes secundarios fueron los primeros en tomar las riendas del asunto. Evadiendo el pago del metro con consignas que decían: “evadir, no pagar otra forma de luchar”. Desde ese día Chile ardió en fuego, rabia y descontento. Se había terminado la narcolepsia y pareciera ser una realidad que Chile había despertado. Miles de protestas se produjeron alrededor del país. Diversas luchas reclamaban múltiples derechos: educación, pensiones, salud, entre otros. Pero lo que más se escuchaba era terminar de una vez con la constitución de Pinochet.

    El gran documentalista Patricio Guzmán nos relata esta historia de lucha en forma cronológica. Aunque, como señala,  no estuvo en persona cuando saltó la primera chispa. Comienza con el estallido, después el plebiscito, la asamblea constituyente, hasta finalizar con la victoria presidencial de Gabriel Boric en contra del candidato de la extrema derecha José Antonio Kast. Guzmán narra los sucesos con un tono de voz calmado y poético. A pesar de que muchas veces se puede caer en un dudoso sentimentalismo, su tono funciona.

    El cineasta en gran parte del  del metraje es auto referente. Habla de la profunda admiración que siente por el documentalista francés Chris Marker. Recuerda con nostalgia épocas pasadas de la UP con Salvador Allende o hace referencias a sus anteriores documentales, por ejemplo, al principio hace una referencia con “La Cordillera de los Sueños”. También revive un trozo de la historia más oscura de este país, la dictadura militar. Guzmán estuvo preso durante 6 días en el Estadio Nacional antes de ser exiliado a Francia, país en el que reside hasta el día de hoy.

    Ahora con “Mi País Imaginario”, el documentalista se muestra optimista, soñador e idealista con el proceso. Ya no es la “Batalla de Chile”, ahora es la esperanza de Chile.

    Además del relato de Guzmán en primera persona, aparecen diversos relatos de mujeres que se refieren a sus experiencias y a los acontecimientos del mes de octubre. Las voces femeninas se convierten en las principales narradoras y únicas entrevistadas del documental. En el filme ellas son las protagonistas de nuestra historia y de nuestro futuro.

    La periodista Mónica González.

    El estallido social desde el punto de vista femenino. Las entrevistadas son muy distintas entre sí. Hay una “primera línea”, la fotógrafa Nicole Kramm (que perdió la vista de un ojo producto de la represión del estallido), la periodista Mónica González, la politóloga Claudia Heiss, el colectivo Las Tesis, la ex presidenta de la convención Elisa Loncón, entre muchas otras. Es probable que más de alguien opine que este gesto de Guzmán hacia las mujeres y el feminismo sea oportunista y forzado.

    Sin embargo, gracias a su talento el gesto más bien se convierte en un acto político necesario y ad-hoc con los tiempos que vivimos. La paridad en la asamblea constituyente es uno de los ejemplos más claros sobre el cambio emergente en la sociedad. Lo primordial de la lucha es acabar con el patriarcado, declaraba una de las mujeres entrevistadas.

    Los relatos no son lo único interesante del filme, también lo es la extraordinaria fotografía. Guzmán logra conseguir con su cámara unas imágenes impresionantes. Hay algunas tomas con dron bellísimas de las marchas en la plaza dignidad, contrastadas con otras terribles de represión policial y violencia en las calles, similar a una guerra civil.

    “Filmé sus efectos en la atmósfera, el aire, las emociones y los sentimientos de mis compatriotas”, señala  Guzmán, cincuenta años después de dirigir “La Batalla de Chile”. Este potente documental tuvo su estreno en el prestigioso Festival de Cannes; recibió una gran ovación de la audiencia y conmocionó al público presente. Ahora hace poco se confirmó su presencia en el Festival de Toronto. Ojalá que repita la misma emoción que provocó en Francia.

    En una función del Cinepolis de La Reina, donde vi por primera vez el documental, ocurrió un hecho curioso. Se produjo un raro “meta efecto”. El público empezó a interactuar de cierta forma con la película. Casi al finalizar, la cinta muestra el primer discurso del presidente Gabriel Boric después de salir electo. Cuando se terminaba el discurso, una persona del público gritó a viva voz  “ese es mi presidente”, recibiendo fuertes aplausos por su intervención.

    Ya con los créditos finales se escuchó la canción “La Muralla” interpretada por los “Inti Illimani. El público empezó a cantar y aplaudir, incluso varias personas también vociferaron consignas sobre el plebiscito del 4 de septiembre llamando a votar apruebo. Voy mucho al cine y nunca había vivido algo similar. Fue una experiencia inolvidable. Solo una película con la fuerza de “Mi País Imaginario” podía lograr algo así. Solo Patricio Guzmán era capaz de alcanzar ese clamor popular y esa intensa fiesta política. Sin duda, el mejor documentalista del país.

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