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    El viaje infinito de “Dune”

    “Es el momento de empezar cuando hay que cuidar atentamente que los equilibrios queden establecidos de la manera más exacta. Y esto lo sabe bien cada hermana Bene Gesserit. Así, para emprender este estudio acerca de la vida de Muad’Dib, primero hay que situarlo exactamente en su tiempo: nacido en el 57º año del Emperador Padishah, Shaddam IV. Y hay que situar muy especialmente a Muad’Dib en su lugar: el planeta Arrakis. Y no hay que dejarse engañar por el hecho de que nació en Caladan y vivió allí los primeros quince años de su vida. Arrakis, el planeta conocido como Dune, será siempre su lugar”.

    Con este extracto del “Manual de Muad’Dib”, escrito por la Princesa Irulan (la hija del emperador Shaddam IV), comienza “Dune”, la emblemática novela que Frank Herbert (1920-1986) publicó hace más de medio siglo. Y que no sólo ha soportado de manera impecable el paso de las décadas, sino que además marcó el inicio de una de las sagas más importantes de la literatura de ciencia ficción. Y por qué no decirlo, de la literatura del siglo XX.

    Desde su primera edición en inglés, en 1965, “Dune”, ganadora de los premios Hugo y Nebula, se transformó casi de inmediato en un fenómeno de las letras y en un título que fue uniendo generaciones con el paso de los años. Sin embargo, su masificación no se concretaría sino hasta 1984, cuando llegó al cine su adaptación cinematográfica de la mano de David Lynch. Un proyecto tan ambicioso como incomprendido en su minuto, pero que estaba destinado a transformarse en una cinta de culto.

    Sin embargo, más allá de esa incursión cinematográfica, “Dune” representa una monumental historia que se proyectó a lo largo de cinco volúmenes más: “Mesías de Dune” (1969), “Hijos de Dune” (1976), “Dios Emperador de Dune”, (1981), “Herejes de Dune” (1984) y “Dune: Casa Capitular” (1985). Y que fueron dando forma a un complejo universo a miles de años de distancia en el futuro, donde el poder reside en antiguas familias de la nobleza, como la Casa Atreides o la Harkonnen. Además de la figura de un emperador que gobierna sobre miles de millones de personas en diferentes mundos, en este caso, Shaddam IV, quien al igual que sus 80 predecesores, basa su poder en las brutales y fanáticas legiones Sardaukar.

    Pero también existen otros poderes tanto o más importantes, como las matriarcales hermanas Bene Gesserit, maestras absolutas en el campo de la manipulación genética; la Compañía CHOAM, corporación que controla todos los asuntos económicos del espacio conocido; o la Cofradía Espacial, que tiene el monopolio de los viajes interestelares gracias a sus Navegantes, quienes pueden “plegar el espacio” y así guiar enormes naves a través del cosmos sin el uso de computadoras.

    En este contexto aparece el planeta Arrakis, un desértico mundo habitado por los enormes gusanos que viven bajo la arena y que producen la sustancia más valiosa del universo: la melange. Una especie cosechada en la superficie de este desértico planeta que tiene la capacidad de prolongar la vida en cientos de años y que permite a los Navegantes de la Compañía CHOAM guiar a los enormes cargueros por las rutas más seguras, pero que también es una droga que genera una fuerte adicción.

    Precisamente es hasta Arrakis donde llega la noble familia Atreides, encabezada por el duque Leto, para hacerse cargo de este “feudo espacial”. Una jugada política que obliga a la casa rival, los Harkonnen, a abandonarlo a regañadientes. Sin embargo, a poco andar, Arrakis será el fatal escenario de la caída de la Casa Atreides producto de complejas maquinaciones y conspiraciones políticas. Una cadena de acontecimientos que acabará poniendo a su único heredero, Paul, en el camino de convertirse en Muad’Dib, el mesías que aguardan los fremen, la única tribu originaria de Arrakis.

    El arrastre que esta saga generó en diversos públicos, especialmente entre los universitarios de esos años, fue definitivo. Es que el universo de “Dune“, al igual que la Tierra Media de Tolkien o los reinos  fabulosos de Robert E. Howard, es una realidad en sí misma. Un lejano escenario futurista en el cual la existencia de estas casas reales tiene su propia lógica, donde no existen formas de vida no humanas ni robots ni computadores (o cualquier otra forma de inteligencia artificial).

    Pero el fallecimiento de Frank Herbert, apenas un año después de publicar el sexto tomo, dejó caer sobre su monumental obra un manto de incertidumbre. ¿Llegaba a su fin esta saga llena de intrigas palaciegas futuristas, batallas a escala espacial y tragedias propias de Shakespeare?

    El relevo

    La partida de Herbert dejó un profundo vacío en el ámbito de la literatura de ciencia ficción y en el corazón de sus lectores. Y durante casi una década el mayor de sus tres hijos, Brian, se convirtió en el epicentro de los rumores sobre un séptimo libro ambientado en el universo de “Dune”. La esperada continuación de “Casa Capitular”.

    Sin embargo, Brian se dedicó durante cinco años a un proyecto diferente: “Dreamer of Dune“, una exhaustiva biografía de su padre. Y sólo después de concluir dicho proyecto -a través del cual conoció mejor a su padre, al autor y a su obra-, por primera vez consideró la posibilidad de entrar al mundo de “Dune“. Pero no sería una secuela, sino un precuela ambientada 10.000 años antes de los acontecimientos de “Dune”: “La época de la JihadButleriana, la legendaria Gran Revolución contra las máquinas pensantes. Había sido un período mítico de un universo mítico, un período en el que se habían formado casi todas las Grandes Escuelas, incluidas la Bene Gesserit, los Mentats y los Maestros Espadachines”.

    Apenas se supo la noticia, diferentes escritores y editores empezaron a contactarlo. Sin embargo, fue a través de Ed Kramer, editor e impulsor de convenciones de ciencia ficción y fantasía, que Brian Herbert conoció a Kevin J. Anderson. Un escritor con trayectoria que tenía un profundo conocimiento de la obra de Frank Herbert. Ambos congeniaron y tras obtener la aprobación de la familia, se abocaron al proyecto de escribir una precuela de “Dune“. Pero tras numerosas conversaciones, Brian y Kevin acordaron que el nuevo libro no estaría ambientado en un lejano pasado, sino más cerca de la novela original y que trataría sobre “la historia amorosa de los padres de Paul, el envío del planetólogo Pardor Kynes a Arrakis, los motivos de la terrible y destructora enemistad entre la Casa Atreides y la Casa Harkonnen, y muchos más”, escribió Brian Herbert.

    A comienzos de mayo de 1997, el proyecto ya había tomado cuerpo. Entonces, algo inesperado ocurrió. Brian recibió el llamado de un abogado que se había encargado de asuntos relacionados con sus padres, quien le informó que habían aparecido dos cajas de seguridad en un banco de Seattle, pertenecientes a su padre. Cajas cuya existencia él y su familia desconocían. De modo que  concertó una reunión en el banco y ambas cajas se abrieron en su presencia. En su interior se escondía un verdadero tesoro: una serie de documentos y disquetes anticuados que incluían numerosos apuntes para “Dune 7”, la secuela de “Casa Capitular”.

    A pesar de aquel valiosísimo descubrimiento, Brian Herbert y Kevin J. Anderson se lanzaron a explorar y ampliar el pasado del universo de “Dune”. Primero concretaron la trilogía/precuela que revisaba la juventud de los protagonistas de “Dune“, básicamente el duque Leto Atreides y el barón Vladimir Harkonnen: “Dune: La Casa Atreides” (1999), “Dune: La Casa Harkonnen” (2000) y “Dune: La Casa Corrino” (2001).

    Luego viajaron mucho más atrás en el tiempo para su segunda trilogía/precuela, en la cual contaron en detalle la guerra entre las máquinas pensantes y los seres humanos: “Dune: La JihadButleriana” (2002), “Dune: La Cruzada de las Máquinas” (2003) y “Dune: La Batalla de Corrin” (2004).

    Desde entonces, ambos autores no sólo han sido los “guardianes” del legado de Frank Herbert. También han sido los responsables de seguir poblando su universo con nuevas obras (precuelas y secuelas), muchas veces entrecruzadas con los seis libros originales. ¿Y qué pasó con los apuntes para “Dune 7”: Se convirtieron en “Cazadores de Dune” (2008) y “Gusanos de arena de Dune” (2009), cronológicamente ubicados después de “Casa Capitular”.

    Su lugar en la historia

    A pesar del incuestionable peso que tiene la saga de “Dune“, el mundo parece estar todavía esperando su redescubrimiento. Es que desde la exitosa adaptación que Peter Jackson hizo de la trilogía de “El señor de los anillos“, de J.R.R. Tolkien, tanto el cine como la televisión han estado buscando un éxito similar.

    A nivel cinematográfico, sólo sagas juveniles distópicas como “Los juegos del hambre” o han demostrado ser apuestas exitosas. Lo que ha llevado a muchos a considerar que el formato televisivo es el más apropiado para desarrollar historias de largo aliento.

    “Canción de Hielo y Fuego“, la saga de fantasía épica adulta de George R.R. Martin, es un ejemplo de eso. Y la serie “Fundación” de Apple TV, basada en saga de ciencia ficción de Isaac Asimov, es otro caso.

    “Dune” camina por el mismo sendero que “Canción de Hielo y Fuego“, en términos de la complejidad de su trama, cantidad de personajes y tono claramente adulto. Una historia que podría gozar de una adaptación más fiel en temporadas de 12 o 13 episodios. Bastaría con que una cadena de televisión decidiera tomar el riesgo de filmarla y darle la masividad a escala planetaria que tuvo “Juego de tronos“.

    Es cierto, ya hubo un intento de eso: “Frank Herbert’sDune“, miniserie de tres capítulos producida por New Amsterdam Entertainment, Blixa Film Produktion y Hallmark Entertainment, y transmitida por Sci Fi Channel en 2000. Su éxito discreto permitió obtener “luz verde” para una secuela titulada “Frank Herbert’s Children of Dune“, cuya trama reunió los acontecimientos de segundo y tercer libro de la saga.

    Entre sus actores protagónicos estuvieron William Hurt, Alec Newman, Giancarlo Giannini y Susan Sarandon. Pero todo eso no fue suficiente y el proyecto acabó ahí. Tal vez porque la televisión, las audiencias y la forma de contar historias han cambiado mucho entre comienzos de siglo y la actualidad.

    Tal vez eso sea lo que le faltaba a “Dune“: un conocimiento y difusión masivos. Algo que las dos películas de Denis Villeneuve están consiguiendo en cualquier caso. Una visibilidad a escala mundial que se traduce en el presente en un fenómeno similar a la saga de Martin.

    “Dune” es y seguirá siendo una piedra angular de la ciencia ficción. Una novela que se prolongó en el tiempo a través de cinco libros más y que hoy sigue creciendo en manos de sus herederos. Nada mal para tener más de medio siglo de vida.

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