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    40 años de “El Regreso del Jedi”: un clásico que ha marcado generaciones

    Festejamos los 40 años de “El Regreso del Jedi” con este análisis y homenaje al capítulo VI de la saga creada por George Lucas. Quizás no sea la mejor película pero sin duda es la que bombea más emociones desde su corazón de matiné.

    Al momento de crear la saga Star Wars, George Lucas -como es sabido- saqueó de distintos lados, de distintas fuentes de inspiración: robó de la novela Duna de Frank Herbert al ambientar la acción en un planeta desértico llamado Tatooine, escenario gemelo de Duna.

    También también le quitó a la historia de Frank Herbert cuando se trata de tener a un elegido que debe salvar a todo el mundo, un chosen one, un ¿mesías de Dune? que debe salvar al universo. Es verdad que también tiene mucho de “El regreso del rey”, la tercera parte del mundo creado por Tolkien.  Y de hecho “El regreso del jedi” y “El regreso del rey” casi ostentam la misma estructura. Para qué hablar de las películas de samuráis de Akira Kurosawa que son tal vez la fuente de inspiración más directa directa.

     Pero en vez de denunciar o apuntar al saqueo cometido por George Lucas, quizás es mejor apreciar lo que produce este meta el relato conectado con muchos relatos de la cultura popular a sus 40 años de existencia.

    Lo primero: Se trata de una gran aventura de matiné que  palma perfecto con la obra maestra que fue “El imperio contraataca”. “El regreso del jedi”, dirigida por Richard Marquand, es una película que parte como los dioses. Los primeros minutos ambientados en el castillo del corrupto Jabba The Hutt son de una altísima calidad narrativa. Se trata de un mundo que ya habíamos visitado en Episodio IV, este Tattoine-Dune ya visitado, pero esculpido y mostrado en esta tercera parte desde lugares ignotos como el corazón de la mafia espuria de aquel desértico planeta.

    En este ambiente de truhanes y extraterrestres malvivientes, de títeres y trucos prácticos sin CGI, se desarrolla la excelente idea del rescate de Han Solo, un mal plan pero una gran odisea de matiné, tan bien ejecutada y en cuyo centro está la gigante marioneta de Jabba The Hutt absorviendo nuestra completa atención. Solo nos distraemos con la figura que apresa con sadismo este gigantestco lagarto baboso: La Princesa Leia encadenada en bikini, siendo una resiliente esclava en, tal vez, una de las imágenes más icónicas de la segunda mitad del siglo XX en la cultura popular.

    Pero desde ese golpe hormonal de adultez, con claros guiños al erotismo del insuperado artista  Frank Frazetta, todo va cuesta abajo hacia la infantilización que representan los Ewoks en Endor, esos osos de peluche que solo se salvan del descenso absoluto en el mundo Star Wars porque existe algo peor: Jar Jar Binks.

    A pesar de este impasse -que sigue siendo naive a 40 años de su estreno-, “El regreso del jedi” es una tremenda montaña rusa de aventura y adrenalina: las carreras por los bosques de Endor en los speeders bikes imperiales -en esa grabación de horas de caminatas grabando el bosque a velocidad normal para luego acelerarla trabajó un joven David Fincher-, el ataque rebelde a la Nueva Estrella de la Muerte que, en verdad, en boca del comandante Gial Akcbar es una “trampa” no porque el Imperio los sorprendió, sino porque destruir una estación espacial gigante…. De nuevo… es un  descarado copy paste a la primera entrega, que ya es un copy paste de todo lo mencionado antes, “El señor de los anillos: El retorno del Rey”, “Dune”, y del genial director Akira Kurosawa, que a su vez copypasteó a las películas de vaqueros que tanto amaba para ambientar de alguna manera sus tramas en el Japón feudal.

    “El Regreso del Jedi” es imperfecta, pero eso la hace perfecta para apreciarla aún más con sus errores y apuros. Tiene pifias, pero eso no la daña. No la encogue. Todo lo contrario: Es un cierre correcto y es un cierre de George Lucas, productor y atento padre de la criatura que no por nada pertenece a la generación del Nuevo Hollywood y es yunta de Francis Ford Coppola.

    Así que ese final de redención del padre , con Luke sacándole el casco a Darth Vader y mirándole a los ojos después de salvarlo de las garras del Emperador, esa redención, es un tema que su amigo Francis tocó y ahondó de sobra en “El Padrino”.

    De hecho, ambas sagas (Coppola supo donde detenerse), como buenas sagas hijas del Nuevo Hollywood y de los años 70s, hablan más o menos de lo mismo: odiar al padre, hijos rebeldes que buscan su destino pero al final se trata de hijos que casi casi casi o completamente se convierten en lo que más odian: sus padres.

    ¿Acaso Michael Corleone no intentó alejarse del negocio mafioso de su padre todo lo que pudo hasta que debió apretar el gatilló contra Sollozzo y el capitán McCluskey en “El Padrino”? ¿Acaso Luke Skywalker no luchó contra el lado oscuro de la fuerza todo lo que pudo hasta que le sacaron los choros del canasto y le reventó la espada láser a su padre, Anakin/Vader en “El regreso del jedi”? Claro, Luke se detuvo. Supo donde detenerse. Michael Corleone siguió de largo en su camino al lado oscuro.

    Al Pacino siempre dice que la peor decisión de su carrera fue no estar en “Star Wars”. Pero convengamos que en “El Padrino” su conversión al lado oscuro fue completa.

    A 40 años de “El regreso del jedi”, solo nos queda aplaudir esta inyección hormonal y de adrenalina adolescente. Sin crisis de los cuarenta ni nada que se le parezca en el horizonte, esta cumbre -referenciada en la serie “The Mandalorian”- de la space opera espacial es la Benjamin Button de las películas ya mayores: solo rejuvece impúdicamente a cada nuevo paso.

    Ernesto Garratt
    Ernesto Garratthttp://www.nerdnews.cl
    Guionista, escritor, periodista y crítico de cine. Ganó el Premio Marta Brunet a la Mejor Novela para Jóvenes del Ministerio de Cultura con Allegados (Editorial Hueders, 2017). Es autor del libro Tardes de cine (Ediciones B, 2012) y de Casa Propia (Hueders, 2019), esta última novela ganadora de los Premios Literarios de la Municipalidad de Santiago. En el año 2011 recibió el premio del Santiago Festival Internacional de Cine por su apoyo a la difusión periodística y crítica del cine chileno. Fue Editor del Área de Documentales de La Red. En la actualidad es Director de Nerdnews.cl y ejerce la crítica de cine en medios como radio ADN y NerdNews.cl. Sus últimas novelas son Error de Continuidad (Áurea Ediciones, 2020) y Educación Universitaria (Hueders, 2023).

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