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    Los nuevos (y olvidados) maestros del horror

    Por Javiera Catalán S. 

    Los Oscar históricamente han dejado fuera – aunque nos duela – al cine de terror y horror. Han olvidado esas películas que enervan y hacen que nos dé un escalofrío en la nuca – literalmente -; muchas veces han ninguneado cintas de gran calidad por pertenecer a un género poco apreciado por la academia, un ejemplo claro es que ‘El resplandor’, la película de culto de Stanley Kubrick no recibió ninguna nominación, ¡NINGUNA!, shame on you, Academy Awards.

    En las nueve décadas que se llevan entregando estos premios, ‘El Silencio de los inocentes’, de Jonathan Demme, ha sido la única película del género del horror en ganar la estatuilla a Mejor Película – la categoría más importante -, el resto de las que alguna vez fueron nominadas – entre ellas ‘La Profecía’, ‘El exorcista’ y ‘Tiburón’ – han estado relegadas a categorías como Mejores Efectos Visuales, Mejor Sonido o algún premio para el elenco.

    Con esos antecedentes para nadie fue sorpresa que el 13 de enero pasado, cuando fueron anunciados los flamantes nominados de 92° entrega de los Oscar, solo una de entre todas las grandes representantes del género el 2019 estuvo mencionada. Y aunque no fue sorpresa que faltaran, a muchos de todas maneras nos dio rabia, porque se dejaron de lado grandes piezas de arte.

    ‘Midsommar’, de Ari Aster, ‘The Lighthouse’, de Robert Eggers, ‘Us’, de Jordan Peele e incluso ‘Doctor Sueño’ de Mike Flanagan, fueron dignos representantes de su género el año recién pasado. Todos directores jóvenes, algunos con más experiencia en el cuerpo que otros, pero todos con una mirada tan novedosa y refrescante frente a un género muchas veces mal mirado, que no deja de enojar que no hayan sido puestos en el altar que merecen. Pero en realidad ¿cuándo los Oscar han hecho algo bien? Este año tienen la oportunidad de redimirse si le dan la categoría más importante a ‘Parasite’, pero para eso falta un poco.

    Volviendo entonces a los grandes olvidados, si creyeron que Adam Sandler y los hermanos Safdie fueron despreciados por la academia por ‘Uncut Gems’, o Greta Gerwig fue totalmente borrada de la escena con su merecidísima nominación – que no llegó  como Mejor Directora por ‘Mujercitas’, es porque no saben lo frustrante que es para los cinéfilos saber que Ari Aster no ha recibido ni un solo reconocimiento de parte de los Oscar.

    Aster, nacido en Nueva York, debutó en los largometrajes con ‘Hereditary’ el 2018. Aunque ya se había hecho de un nombre con su cortometraje ‘La cosa extraña sobre los Johnson’, del 2011, filmado mientras estudiaba en el Conservatorio AFI de Los Angeles. ‘Hereditary’ es una película tan perturbadora como bella, y cuenta con un elenco imponente. Toni Collette y Gabriel Byrne son los padres de familia en este drama terrorífico que habla sobre el luto y la tragedia, pero que tiene, para mala suerte de los personajes, un trasfondo mucho más macabro y diabólico, donde se involucran cultos satánicos, reencarnaciones y decapitaciones

    Su segunda película, ‘Midsommar’, se estrenó en agosto del año pasado y le valió al director, de 34 años, reconocimiento mundial. Esta historia sobre – otra vez – un culto pagano en Suecia, es protagonizada por la actriz inglesa Florence Pugh, Jack Reynor, Will Poulter y William Jackson Parker. Y narra la travesía de un grupo de amigos por llegar al norte de Suecia para las celebraciones del midsummer – solsticio de verano -, luego de la tragedia familiar que afectó a Dani (Pugh), cuyos padres y hermana murieron producto de una intoxicación con monóxido de carbono, provocada por su propia hermana. La actuación de Florence Pugh, una actriz relativamente desconocida hasta el año pasado es tan desgarradora y profunda en un sentido desolador, que se vuelve difícil creer que no haya sido considerada en casi ninguna ceremonia de premiación por su papel en esta cinta de terror. Pero sí lo fue por su papel de Amy March en ‘Mujercitas’, de Greta Gerwig, donde compite como Mejor Actriz de Reparto en casi todos los premios habidos y por haber, incluidos los Oscar. Aunque su actuación como la menor de las March es más que convincente, su rol como la destrozada Dani se merece, por lo bajo, una ovación de pie.

    ‘Midsommar’, por su parte, tampoco ha sido muy premiada por sí sola, aunque la crítica la describió como “Ambiciosa, impresionantemente diseñada y sobre todo inquietante. ‘Midsommar’ demuestra aún más que el escritor y director Ari Aster es un autor de terror para tener en cuenta“. Y casi todos los comentarios hablan deese excepcional cuidado por los detalles, y de cómoes una pieza de arte constituida más como una obra para las tablas que como una película de terror. Y es verdad, porque si buscan jumpscares, aquí no los van a encontrar, esta es una de esas películas que te ponen incómodo en tu propia piel. Evoca a ‘El bebé de Rosemary’ y esa necesidad de levantarse del asiento que produce la cinta de Roman Polánski.

    Consideren esta película como un largo viaje, un mal viaje hacia una cultura desconocida. Que produce dolor e incomodidad de principio a fin, y el dolor solo es suavizado por los hermosos paisajes que sirven de fondo a la historia de terror y desesperanza. Pero esto no es un argumento para que no la vean, sino todo lo contrario, porque ver ‘Midsommar’ es una experiencia difícil de describir con palabras, y para explicitarlo, lo menos que sentí al verla fueron ganas de gritar.

    Otra cinta que produce similares sensaciones es ‘The Lighthouse’, o ‘El Faro’, de Robert Eggers, el mismo de ‘The Witch’, esa película sobre los puritanos en el este de Estados Unidos a principios del 1600, que son expulsados de su colonia obligándolos a ir a vivir al descampado junto al bosque tenebroso. Es una familia que se enfrenta a las inclemencias del clima, pero sobre todo a la ignorancia y al temor que le tienen a su propia hija, acusada de ser bruja. Y cuando extrañas situaciones comienzan a ocurrir, incluidas las muertes de dos de los hijos, todo concluye con una cabra que dice ser el diablo.

    Ese fue el debut cinematográfico de Eggers, pero no lo parece – con esto no quiero decir que todas las óperas primas sean malas -, porque tanto la cinta, en su conjunto, como el libreto expelen experiencia de parte del realizador. La segunda película de Eggers – y la última hasta el momento, aunque ya anunció un remake de ‘Nosferatu’ – es ‘The Lighthouse’, protagonizada por Willem Dafoe y Robert Pattinson, y que compite en los Oscar del próximo 9 de febrero en la categoría de Mejor Cinematografía, que estuvo a cargo de Jarin Blaschke.  La película se sostiene en la relación de dos personajes, el primero (Dafoe) es un viejo vigía de faro, celoso y egoísta con las tareas que tienen que ver directamente con la linterna que alumbra a los marineros. El segundo (Pattinson), es un joven que busca un nuevo comienzo en una isla perdida en las aguas de Nueva Inglaterra.

    La película fue filmada en su totalidad con una cámara de 35 mm en blanco y negro, y con relación de aspecto 1.19:1, lo que hace mucho más creíble la historia de estos hombres de fines del siglo XIX, cuyas vivencias están inspiradas en el relato del mismo nombre de Edgar Allan Poe, pero que tiene un acercamiento más contemporáneo a la historia. Aunque los guionistas, el propio Eggers y su hermano Max, se preocuparon de que el lenguaje empleado fuera acorde a la época.

    En cierto sentido, al igual que ‘Midsommar’, ‘The Lighthouse’ también es un viaje, pero hacia la locura. Somos testigos del delirante viaje de los protagonistas hacía una locura maníaca, que solo se ve aumentada por el agua ardiente que beben como su fuese agua fresca. Las visiones de seres marinos con cuerpos de bellas mujeres, y de fantasmas del pasado que vienen a cobrar venganza son los perfectos compañeros en ese tumultuoso sendero hacia el fin, un fin incierto.

    ‘The Lighthouse’ es la encargada de sacar la cara por el género en esta temporada de premios, pero hace dos años la responsabilidad la tuvo Jordan Peele – que además tuvo su debut como director – con ‘Get Out’, una película que, además de representar un cambio de género para el también actor – más conocido por hacer comedia -, se transformó en un comentario social ácido sobre la cultura del racismo tan presente aún en Estados Unidos.

    La cinta cuenta la historia Chris (Daniel Kaluuya), quien tiene una relación interracial con Rose (Allison Williams), y que por un fin de semana dejan la caótica ciudad para conocer a los padres de la novia en el pacífico campo, o eso cree el protagonista. Pero pronto se da cuenta que esa tranquilidad y amabilidad aparente esconde un oscuro secreto que tiene mucho que ver con su color de piel. Esta sátira social recibió,el 2018, cuatro nominaciones al Oscar, entre ellas, la más importante, Mejor Película. Y aunque no ganó si se le otorgó la estatuilla a Mejor Guión original, para Jordan Peele.

    El año pasado el actor y director, miembro de la dupla cómica Keegan & Peele, estrenó ‘Us’, una película que sigue la vida de Adelaide (Lupita Nyong’o), 30 años después de un traumático evento en donde se encontró de frente con su doppelgänger. Tres décadas después vuelve a la misma playa en donde miró a los ojos a su doble, una copia siniestra y malvada. Lupita Nyong’o que ya había demostrado su calidad como actriz en otras oportunidades – ’12 años de esclavitud’ fue su primera película y le valió un Oscar como Mejor actriz de reparto -, aquí interpretó los dos papeles principales, la protagonista traumada desde la infancia, y la villana que busca arrebatar todo. Pero a pesar de eso, no fue considerada para esta versión del Oscar, aunque sí para los SAG y los Critic’s Choice Awards.

    Estos tres directores son ejemplos claros de que la Academia es bastante subjetiva a la hora de elegir nominados e incluso ganadores, dejando casi siempre afuera al género del terror, incluso cuando este demuestra estar a la altura del resto de las películas en carrera, a veces siendo incluso mejores. Eggers, Peele y Aster son solo tres caras de una vasta lista de directores que están haciendo cosas nuevas en el terror y el horror, incluyendo a Mike Flanagan, que estrenó el año pasado ‘Doctor Sueño’, y que dio mucho que hablar el 2018 con la serie ‘La Maldición de Hillhouse’, de Netflix, una original forma de hablar de un tema más que trillado, las casas embrujadas.

    Otro ejemplo para considerar es Drew Goddard, que ha incursionado más en el slasher, un subgénero a estas alturas clásico, pero siempre con una vuelta de tuerca interesante, como lo deja muy bien plasmado en ‘The Cabin in the Woods’, del 2012; o como lo ha venido haciendo también en sus dos películas dedicadas a ‘Cloverfield’, o con su más reciente trabajo ‘Bad Times at the El Royale’.

    Luca Guadagnino, el italiano responsable de ‘Call Me by Your Name’ también se la jugó con un remake del clásico de Dario Argento del ’77, ‘Suspiria’, repensándola y reconstruyéndola para que sea un clásico de culto contemporáneo, con efectos que hacen ponerse nervioso a cualquiera. La cinta franco-belga ‘Raw’ o ‘Voráz’ de la directora Julia Ducornau, que cuenta la historia de una estudiante de veterinaria caníbal – imaginen eso – dejó desmayados en las salas de cine en que fue exhibida.Incluso el siempre polémico Gaspard Noé nos entregó el año pasado ‘Clímax’, una película incómoda – como casi toda su filmografía –, pero que ahora además tiene tintes de thriller y terror que producen claustrofobia a quien la vea.

    Y así un largo etcétera de películas que vale la pena mirar, aunque no sean consideradas por los más “entendidos” para recibir galardones. Este año nuestra esperanza es ‘Parasite’, de Bong Joon-ho, porque, aunque estrictamente no pertenece al género del terror, sí que es – citando a una amiga – “brutal“.

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