Spider-Man: No Way Home, el cierre de la trilogía arácnida dirigida por Jon Watts y protagonizada por Tom Holland, comienza con un tremendo spoiler a nivel mundial, lanzado por Mysterio (Jake Gyllenhaal): Peter Parker es El Hombre Araña.
La explosiva revelación, agasajo informativo editorial de J. Jonah Jameson (J.K. Simmons) y viralizada en todos los medios de comunicación, no sólo pone al sol la identidad secreta de Peter, sino que lo responsabiliza de los desastres entre ellos de los drones explosivos con los que fue atacada Londres en Spider-Man: Far From Home, la anterior entrega de la franquicia.
La etiqueta de enemigo público número uno que le cuelgan a ese simpático chico del vecindario que estudia y sueña con ir al MIT (Massachusetts Institute of Technology), termina por perjudicar también a sus amigos MJ (Zendaya) y Ned Leeds (Jacob Batalon), tanto como a seres tan queridos como su tía May (Marisa Tomei).
La policía quiere echarles el guante a Peter y a sus presuntos cómplices. El acoso social se incrementa. Y, para remate, ni él ni sus amigos son aceptados siquiera en el MIT, por lo que todos deben enfrentar el abrupto cambio de vidas que les ha traído el spoiler.
Peter Parker, como buen exintegrante de los Avengers y por tanto protagonista de los sucesos con Thanos (Josh Brolin) en Infinity War y Endgame, analiza sus posibilidades y cree encontrar el remedio para bien propio, pero sobre todo de la gente que le rodea: buscar al Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) para que deshaga los hechos recientes y así logre borrar el conocimiento de su identidad en la mente del mundo.
Sólo que el Doctor Strange, aunque quisiera ayudar a Peter con anuencia de Wong (Benedict Wong), ya no tiene las poderosas gemas que colocadas en el Guantelete del Infinito consiguiera revertir la desaparición de la mitad de la humanidad, acto piadoso emprendido por Thanos.
A no ser que… realice un hechizo eso sí, de gran riesgo. Sobre todo si como lo hace Peter para seleccionar una a una las excepciones de personas que sí quiere que tengan presente su identidad, es interrumpido en su procedimiento.
El sortilegio se complica y el irritable Doctor Strange lo que en realidad consigue es un cruce de multiversos en el que cinco villanos que conocen la identidad arácnida de Peter Parker invaden el universo del Peter Parker que para efectos de distinción es el Spider-Man número 1 (el de Tom Holland).
Otto Ottavius el Doctor Octopus (Alfred Molina); Curt Connors el Lagarto (Rhys Ifans); Flint Marko, el Hombre de Arena o Sandman (Thomas Haden Church); Max Dillon Electro (Jamie Foxx); y Norman Osborn el Duende Verde (Willem Dafoe), como invasores multiversales no tardan en causar múltiples destrozos que advierten al Doctor Strange de su presencia.
Como responsable de que el hechizo se pervirtiera, Peter tendrá que poner el remedio atrapando a los supervillanos en celdas de energía ubicadas en el sótano del Sactum Sactorum, residencia del Doctor Strange.
Con tan sólo un disparo luminoso de un artilugio proporcionado por el propio excirujano y ahora Hechicero Supremo, el Hombre Araña conseguirá meter en cintura a esos villanos de universos paralelos justo para tenerlos en condiciones de enviarlos a sus propios mundos. Una tarea que incluso parecería fácil, pues sólo debe apretarse un botón.
Sin embargo, los villanos dialogan. Se reconocen y recuperan el hilo de sus propios universos y les queda claro una cosa: si Strange los devuelve a ellos, cumplirán su destino y morirán derrotados por sus propios Spider-Mans. Y, por supuesto, su instinto de supervivencia les dicta que eso es justo lo que deberían evitar.
Y más aún. Como se sabe, Peter Parker es un chico noble, de buenos sentimientos y tiene un gigantesco corazón de pollo. La moral es su debilidad, como habrá de hacer notar el Duende Verde, por lo que no puede permitir que esos archienemigos sean devueltos a sus universos para enfrentar caminos tan atroces.
Lo único que le queda, no sin ayuda de Ned, de MJ con quien el romance resulta cada vez más profundo y emotivo y de alguno de esos científicos en su lado bueno conteniendo a su villano, es tratar de curar o corregir las desviaciones de esos invasores multiversales que los llevaron por los senderos del mal.
¿Será posible? ¿Por qué no?
Porque no, advierte el Doctor Strange cada vez más enfático. Cuando se trata de corregir la esencia de cualquier persona siempre todo sale mal, asegura. La discusión entre Peter y el Hechicero Supremo llega incluso a los golpes en la Dimensión Espejo y, juguetonamente, el joven superhéroe pone fuera de circulación, por un tiempo, al veterano Avenger.
En ese lapso intentará redimir a los villanos.
Si bien la recompensa moral como superhéroe es jugosa (salvar incluso a los malos) y suena coherente con la personalidad de Peter, el costo disgustará a Strange.
Y, por si fuera poco, la certeza de que esos seres maléficos se comporten a la altura no puede ser total. Por el contrario, justo esos accidentes y mutaciones que les han dado sus personalidades de villanos son lo mejor que les ha ocurrido en sus vidas. Porque consideran que es lo que los ha arrancado de la intrascendencia y no faltará quien ambicione seguir por ese camino sin tener que pagar las consecuencias.
Spider-Man: No Way Home es una cinta que mezcla con propiedad grandes dosis de acción, acentos románticos y un proceso de maduración en Peter. El joven araña descubrirá que no sólo los superpoderes conllevan una gran responsabilidad, sino también las decisiones propias. Sobre todo las que se toman con el corazón por delante e involucran a los seres amados.
Por fortuna arácnida, si los supervillanos de otras dimensiones pudieron cruzar gracias al malogrado hechizo de Strange, su anillo en manos de Ned también puede abrir los portales necesarios para que personajes entrañables refuercen al adolescente y contrariado Peter.
Y es ese uno de los momento que mayor hype había levantado entre el público que esperaba con ansias esta secuela conclusiva de Watts: la aparición de los Peter Parker de las entregas de Sam Raimi (Tobey Maguire) y Marc Webb (Andrew Garfield), momento multiverso cercano al éxtasis en el que los asistentes al cine no pudieron detener sus aplausos, una prolongada exclamación y genuinos gritos de euforia.
En ese instante todos somos Peter Parker, no sólo protagonizado por Spider-Man 1, Spider-Man 2 y Spider-Man 3, y también por el público que disfruta sus actuaciones, la película alcanza uno de los mayores clímax de entretenimiento, goce y comunión entre algún personaje Marvel y su legión de seguidores.
El proceso de crecimiento de Peter Parker es doloroso, pero no desentona con el carácter adolescente e incluso escolar que preña la trilogía de Watts-Holland.
Esta cinta la 27 del UCM como parte de su cuarta fase y los vasos comunicantes hacia otras películas y series de ese universo, es plasmada con ese espíritu nerd casi torpe e ingenuo que hace entrañable a Peter Parker. Y semejante ñoñería es acompañada por buena comedia, actuaciones comprometidas y una frescura que invade incluso a los viejos y conocidos malhechores asomados en este universo.
Con todos estos ingredientes, no es complicado entender por qué esta película que contó con un presupuesto de 200 millones de dólares ya suma una taquilla mundial que rebasa los mil millones de dólares, cifra que no sólo demuestra su rotundo éxito, sino que también abre puertas a múltiples especulaciones sobre próximas entregas arácnidas.
A pesar de ciertas concesiones en el guion de Chris McKenna y Erik Sommers a fin de hacerlo cuadrar y evitar contratiempos (falta de desarrollo y acción en Lagarto y Hombre de Arena; la torpe realización del hechizo de Strange; o el casual manejo del anillo mágico de Ned, lo que permite la llegada, ¡ni más ni menos que de los otros dos Hombres Araña!) y de un inagotable y casi vergonzoso, en el buen sentido fan service, Spider-Man: No Way Home es un rítmico y emotivo divertimento.
Es, también, el gran cierre de un ciclo arácnido (¿o no?), con una auténtica telaraña de entretención y CGI que viene acompañada de dos escenas post-créditos que preludian el futuro inmediato del UCM.
Ficha Técnica
Título original: ‘Spider-Man: No Way Home’
Año: 2021.
País: Estados Unidos.
Dirección: Jon Watts.
Reparto: Tom Holland, Zendaya, Benedict Cumberbatch, Marisa Tomei, Jacob Batalon y Jon Favreau.