Los remakes en acción real (“live-action”) de clásicos animados han llegado a un punto en que al público general no les interesan, los sienten innecesarios o derechamente los odian, con muy pocos recibiéndolos de buena forma.
Dentro de ese paradigma, llega la nueva versión en este formato de “Cómo entrenar a tu dragón”, la cual se estrena de la mano de DreamWorks, el estudio responsable de clásicos animados como Shrek y Kung Fu Panda, quienes proponen una reimaginación ambiciosa que busca mantener viva la magia original, mientras la lleva a nuevas alturas visuales y emocionales.
Cinta que ya se encuentra en las principales salas del país desde este jueves 12 de junio y que pude ver en una función de prensa a principios de esta semana, de la cual salí muy pero muy feliz, ya que en general, el trabajo de llevar a acción real la cinta animada se cumple bastante bien.

Tanto así, que personalmente creo que es el mejor “live-action” de los últimos años y además, se sitúa en el palmarés de los cinco o tres mejores de todos los tiempos.
Filmada para salas IMAX, esta versión en acción real revive la entrañable relación entre Hipo y Chimuelo, el joven vikingo y su indomable pero adorable dragón. Lo que alguna vez fue un relato animado sobre la aceptación, la diferencia y el valor de la empatía, se transforma aquí en una experiencia más visceral, donde los dragones se sienten más vivos y corpóreos que nunca, y donde el mundo de los vikingos cobra una escala épica.
Desde su estreno original en 2010, “Cómo entrenar a tu dragón” se convirtió en mucho más que una saga animada, ya que evolucionó hacia un fenómeno cultural, mezclando con elegancia elementos de la mitología nórdica con emociones profundamente humanas. La historia, basada en los libros de Cressida Cowell, ha sabido conectar con niños y adultos por igual, convirtiéndose en una reflexión poderosa sobre el crecimiento, la pérdida y la amistad incondicional.

En esta nueva versión, Dean DeBlois, quien dirigió la trilogía animada, regresa al timón con una motivación clara: “Decidí revisitar “Cómo entrenar a tu dragón” porque se me presentaba una oportunidad extraordinaria, no sólo para dirigir una película live-action, sino para volver a un mundo que echaba mucho de menos”.
La película está protagonizada por Mason Thames (El Teléfono Negro) como Hipo y Nico Parker (The Last of Us) como Astrid. Además, cuenta con el regreso de Gerard Butler a la franquicia. El actor que prestó su voz a Estoico en las tres cintas animadas, regresa para dar vida al líder vikingo.
En general, esta nueva versión de “Cómo entrenar a tu dragón” no es solo un reciclaje de alto presupuesto y aunque su narrativa se mantiene fiel a la original, no es un simple “copiar y pegar” con actores reales. Es, sorprendentemente, una mejora, en especial desde el punto de vista de recursos cinematográficos, ciertamente aprovechando los efectos visuales digitales, mezclados con grabaciones reales de los lugares donde transcurre la acción.
Una gran adaptación que respeta el material original, lo embellece, y lo transforma en un blockbuster con alma, emoción y alas propias.
Todo esto gracias a que la adaptación no fue entregada a manos ajenas y, como adelanté, Dean DeBlois, responsable de la trilogía original, vuelve a dirigir con una claridad de propósito que se agradece. Primero, se aseguró que otro director cambiará la esencia de su cinta animada y, como ha pasado recientemente con innumerables “live-action”, la cinta tuviera una mala recepción, sobre todo de los fans de la original.
Es así como su regreso no es un movimiento nostálgico, sino una continuación natural de una historia que conoce y ama. Una dedicación que se nota en cada escena ya que, aunque hay momentos nuevos, estos suman, al igual que la música, compuesta nuevamente por John Powell, que crea entre la película y nosotros un puente directo a la emoción original.

Junto a esto, el trabajo del director de fotografía Bill Pope (The Matrix, Spider-Man 2), aporta un nivel visual que rara vez se ve en este tipo de remakes, ya que cada encuadre está cargado de intención y muchos aspectos parecen esculpidos para reforzar el tono épico y cálido a la vez que se vive con la versión animada.
Y esto lo digo muy en serio, ya que sin caer en spoilers (algo imposible ya que es un remake casi 1 a 1), las partes donde Hipo y Chimuelo van forjando su vínculo aprendiendo ambos a volar, son escenas tan épicas que te dejan sin habla y les juro, al borde de hacerte soltar una una lágrima.
En ese aspecto, creo que no sólo la ida al cine vale 100% la pena, ya que como siempre digo, deben verla en la pantalla más grande que su bolsillo pueda pagar, ojalá en IMAX.

Respecto a su elenco, todo funciona y aunque seguro muchos tienen algo de escepticismo respecto a la elección de los actores, cada uno cumple su papel de buena forma. Especialmente Mason Thames quien convence desde el primer minuto con su versión de Hipo y con quien conectamos completamente, haciendo que creamos que es totalmente el personaje que tanto amamos en la versión original.
Además, esto hace que su relación con la nueva versión animada de Chimuelo, ahora en un modelado 3D CGI, nos llegue al corazón y permita que en cada una de esas escenas, creamos que el dulce dragón es real y volvamos a sentir mucho cariño por él.

Al final, como creo dejé en claro, este “live-action” de “Cómo entrenar a tu dragón” es sin duda una gran cinta y sobre todo, un homenaje increíble a la cinta original. La película no escatima en espectacularidad y además, sostiene el vínculo entre sus protagonistas casi tan emotivamente como la versión original, recordándonos por qué nos enamoramos de ellos en primer lugar.
Y en tiempos de nostalgia reciclada, esta producción logra algo poco común con este tipo de remakes, haciendo que la magia se sienta auténtica otra vez y todo lo vivido en la sala de cine, nos emocione casi como la primera vez que vimos la cinta animada.