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    ‘El pacto de Adriana’: La fragmentación de una historia

    Calificación:

    Para algunas personas —me incluyo—,  los porqué son importantes. Sin ir más lejos, en lo personal, es la razón por la cual hoy estoy escribiendo estas líneas. “Es bueno” o “es malo” per sé dejaron de ser suficientes en algún momento y se hizo necesario escarbar más: ¿Por qué lo encuentro malo o bueno? ¿Qué elementos de la película me llevaron a esa conclusión?¿Es la estética, la narrativa, los elementos o el conjunto? Luego ¿por qué el director decidió hacer esto de esta forma? ¿Trató de contarme algo más con esta específica manera de poner algo en escena? Y entonces —o quizás a priori— ese ‘Por qué’ se instala en nuestras vidas y nos hace preguntarnos el cómo llegamos a algún estado o porqué una relación se instauró o se quebró en nuestras vidas.

    Lisette Orozco se preguntó ‘Por qué’. ¿Por qué, de pronto, mi tía huyó del país?¿Por qué hay gente que la persigue?¿Por qué hay quienes dicen que es mala? y, finalmente, ¿Por qué he dejado de creer en ella, nuestra relación ya no es lo mismo y el vínculo que teníamos desapareció?

    El pacto de Adriana‘ navega esta travesía de cuestionamientos internos experimentados por la directora de este documental del año 2017; proyecto en que la autora nos invita a escoltarla en sus procesos, y nos permite experimentar esas interrogantes en primera persona, ciertamente no con la misma intensidad que Lisette, pero la película sí se convierte en un camino personal, propio.

    Cuando uno se sienta a escuchar música, leer un libro, jugar un juego, ver una pintura, una escultura o una película, en definitiva, siempre que nos enfrentamos a una forma de arte, encaramos también una historia ligada a ella y, en consecuencia, a la interrogante: ‘qué nos quiso contar la persona que la creó’.

    En las películas, incluso en los documentales, nos afrontamos en mayor o menor medida a la intención del autor. Es un hecho ineludible. Contamos algo de forma consciente o inconsciente, pero ponemos un pedazo de nuestra historia y nuestra verdad en lo que hacemos y, también de forma consciente o inconsciente, podemos alterar o no, lo que contamos para dirigir a nuestra audiencia hacia dónde queremos que vaya.

    Para escribir esta columna tuve que ver por segunda vez este documental, que en su primer visionado me voló la cabeza, porque me sentí engañado por Adriana tal como creo que pudo sentirse Lisette, siempre respetando las proporciones, por supuesto. En esa ocasión me sentí como con ‘The Imposter‘ (2012; Bart Layton. Si no la has visto te la recomiendo). No obstante esta vez, al saber hacia dónde se dirigía y cómo se iban a ir desenvolviendo las cosas, no me tocó tanto y me pregunté en algún momento si la directora había querido que yo siguiera un camino determinado por ella y, tras darle varias vueltas —por varias semanas—, considero que el único camino que la autora quiso que siguiéramos era el que ella recorrió primero,y eso le entrega a su película el elemento que la hace destacable: ‘El pacto de Adriana’ está contada de forma sincera, es verdadera en cuanto a cómo se fueron dando los hechos y los sentimientos de Lisette y por eso funciona.

    Cuando exponemos nuestros sentimientos de forma veraz logramos conectar. Todos hemos pasado por una desilusión. Particularmente, tras el estallido social han aparecido nuestras posturas frente a los hechos y me he topado con amigos de años expresando opiniones que hacen me cuestione qué tan bien los conocía, y a veces me pregunto si estas declaraciones han logrado de alguna forma hacer pequeñas fisuras en nuestras relaciones. Lisette vivió esto de forma descomunalmente más fuerte: su tía favorita y admirada resultó ser parte de la DINA, la organización que en años de dictadura se encargaba de torturar y matar a las personas que no estaban de acuerdo a los ideales que quería imponer Pinochet.

    ¿Cómo haces frente a que una de las personas que más quieres haya sido capaz de cometer las atrocidades que más condenas? ¿Qué pasa por la cabeza de alguien que se cree tener la facultad de matar a otro por pensar diferente? Desde la incredulidad hasta el quiebre del vínculo y todos los conflictos, interpelaciones y posibles justificaciones que atravesó Lisette aparecen aquí.

    “Reconstruí su imagen en este relato y nuestros lazos se fracturaron, desde el dolor armo los fragmentos de mi memoria, el vínculo no se puede destruir…espero que esto sea el punto de partida para otros quienes merecen encontrar esas piezas ocultas para sanar”

    Y es que “Lo pasado, pasado es” no es tautología y los por qué de nuestra historia son el fundamento de lo que somos y hacia dónde iremos en el futuro.

    Ficha Técnica

    Título: ‘El pacto de Adriana’.
    Año: 2017.
    Duración: 93 minutos.
    Dirección: Lisette Orozco.
    País: Chile.

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