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    ‘Un buen día en el vecindario’: El poder de las emociones

     

    Por Mariana Poblete Cortés. 

    Iré directamente al grano en esta reseña. La verdad no pensé que esta película me llegaría tan profundo a nivel emocional. Según mis familiares y amigos cercanos, soy una persona extremadamente sensible, pero que le cuesta mostrarlo. Especialmente en público.

    Crecí en un ambiente donde se daba por hecho que la sensibilidad era una debilidad y que la fortaleza venía de no contarle a nadie como te sentías. Algo que en los últimos años (y  gracias a terapia) he podido darme cuenta que no es así.

    Quizás eso es lo mejor de ‘Un buen día en el vecindario’, dirigida por Marielle Heller, que frente al explorar la vida de un presentador de un show de televisión para niños, no tome las mismas rutas que casi todas las películas basadas en personas que alguna vez existieron, sino que pueda dar un mensaje poderoso y atingente.

    Basada en una historia real, el filme cuenta cómo el cínico periodista Lloyd Vogel (Matthew Rhys) tiene la tarea de hacer un pequeño perfil de Fred Rogers (Tom Hanks), un conocido y querido presentador de tv para Esquire. Vogel está en un momento personal muy delicado, ya que su padre (Chris Cooper),quien lo abandonó cuando era un niño, reaparece en su vida, unos meses luego que él mismo se haya convertido en papá.

    Sin embargo, Rogers y Vogel empiezan a formar una amistad donde ambos hombres empiezan a abrirse a hablar de sus sentimientos y de las heridas que Lloyd tiene de su pasado para así, poder sanar.

    La mayor ventaja del filme es la manera en que enfrenta la historia. Heller y los guionistas Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster son capaces de armar un relato que entiende perfectamente quien era el señor Rogers y cómo su show de televisión (‘Mister Rogers’s Neighborhood’) podía explicarle temas bastante oscuros a los niños, como la muerte o los divorcios y desarrollar una perspectiva muy humana en sus personajes.

    De hecho, una decisión muy inteligente que tomó la directora fue estructurar la película como si fuese un episodio de ‘Mister Rogers’s Neighborhood’, con la introducción de un Tom Hanks transformado completamente en el personaje de Fred Rogers y de utilizar maquetas, parecidas a las que aparecían en el programa, para mostrar las grandes ciudades y los viajes.

    Además, las actuaciones de Hanks y Rhys son excepcionales, logrando darle dimensión a personajes con falencias y virtudes sin ser caricaturescas. Aparte, el casting de Hanks como Fred Rogers es uno de los mejores que he visto en los últimos dos años.

    Es una pena que ‘Un buen día en el vecindario’ sólo haya recibido una nominación a los Oscars de este año por la actuación de Tom Hanks, ya que tanto la directora como los guionistas hicieron algo que no muchos han podido hacer: que un montón de adultos (incluyéndome), pudiesen llorar en una sala de cine y hablar de la importancia de los sentimientos.

    Eso no lo hace cualquiera.

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