Hace unos días, llegó a las salas de cine chilenas la película “Drácula: Mar de Sangre”, que narra la aterradora historia del buque mercante Deméter, alquilado para transportar una carga privada compuesta por cincuenta cajas de madera sin identificación, desde los Cárpatos hasta Londres.
La película relata los extraños sucesos que acontecen a una tripulación condenada, mientras luchan por sobrevivir en el viaje a través del océano, donde cada noche son acosados por una presencia despiadada a bordo del barco. Cuando el Deméter finalmente llega a las costas de Inglaterra, se encuentra en un estado deplorable, calcinado y en ruinas.
El filme está dirigido por el destacado director noruego del género de terror, André Øvredal, conocido por “Trollhunter”, “Historias de Miedo para Contar en la Oscuridad” y “La Autopsia de Jane Doe”. El elenco principal está conformado por Corey Hawkins, Aisling Franciosi, David Dastmalchian, Javier Botet y Liam Cunningham.
Soy de los que no le gusta mucho ver películas de terror, ya que de verdad soy muy asustadizo, pero si me interesan cuando entregan tramas atrayentes y sobre todo, tienen que ver con monstruos clásicos como en este caso, Drácula. Y es que para quienes no lo sepan, está cinta está basada en una parte del libro de Bram Stoker, específicamente en el capítulo “Diario del Capitán”. Esto hace que de partida, toda su ambientación y su diseño artístico se vea forzado a pertenecer a aquella época, por lo que inmediatamente gana puntos al recordarnos películas clásicas del vampiro.
Es ahí creo que donde está el mayor logro de “Drácula: Mar de Sangre” ya que con esto logra una conexión directa con quienes les interesó ver la cinta por su fanatismo o incluso amor con el icónico personaje, ya que es retratado de excelente manera, aunque solo en su forma más animal. De hecho hasta incluso, podríamos catalogar a varias partes dentro de una especie de “fan service” para enganchar con el seguidor de las novelas y las películas clásicas. Aunque de todas maneras, personalmente creo que da lo mismo, ya que se centra, dentro de este mundo de fantasía, en dar una visión más seria y no tan de ciencia ficción como las últimas películas basadas en Drácula que nos ha entregado Hollywood.
Creo que que es en ese sentido dónde apunta esta “Drácula: Mar de Sangre” y como dije anteriormente, tratando de homenajear a las cintas antiguas o incluso a la de Coppola, aunque claro que no llegue a igualarlas. Pero uno nunca sabe y el tiempo quizás vuelva a esta nueva película de Drácula en clásico o de culto.
“Drácula: Mar de Sangre” en ese sentido es una cinta recomendada para los que les gustan las películas de terror y en especial del personaje, ya que a quienes no le gusten este tipo de cintas, quizás se puedan aburrir porque a pesar de su ambientación y estética, debido a que cae en cosas que hemos visto varias veces en otras películas de terror.
“Drácula: Mar de Sangre” se encuentra en las principales salas de cine nacionales desde el pasado 24 de agosto.
