A finales de marzo de este año se lanzó al mercado “Dragon’s Dogma 2”, esperada secuela del juego de rol y acción de 2012, el cual nos sumerge en un mundo de aventuras, monstruos temibles y exploraciones cautivadoras. Retomando la esencia del concepto de poder otorgado por los dragones, el juego nos invita a encarnar a un Arisen, un ser inmortal ligado a un dragón cuyo corazón ha absorbido.
Un juego que debo reconocer, al inicio me asombró por su diseño artístico y su su fascinante universo y mapa de mundo abierto, pero me hizo sufrir con sus mecánicas algo restrictivas, las cuales se presentan de aquella manera dentro de la visión de su creador, el director y diseñador de videojuegos japonés Hideaki Itsuno.
Pero como todo buen videojuego y en este caso, obra maestra del género de los RPG de acción, termina encantando y uno logra entender este tipo de decisiones. Y no solo eso, de manera impresionante, “Dragon’s Dogma 2” termina educando al jugador acerca de cómo debe ser un buen RPG y es algo que de verdad amo de este título.
Una historia simple pero que sirve para desplegar la visión de Itsuno
La historia transcurre en un mundo paralelo al del juego original, donde dos naciones con enfoques distintos a la amenaza del Dragón se encuentran en constante tensión. La reina regente Disa ha instalado un falso Arisen para mantener el control del reino de Vermund, mientras que la nación bestia de Battahl ve a los Peones de otro mundo como una fuente de desgracias. En este nuevo mundo, los jugadores pueden explorar una variedad de entornos, desde exuberantes colinas ondulantes hasta solitarios enclaves élficos.
Y aunque si bien no es el corazón de la experiencia, la trama que presenta “Dragon’s Dogma 2” ofrece un marco cautivador para nuestra aventura, la cual nos adentra en un mundo medieval fantástico donde se mezclan complots políticos, intrigas reales y amenazas ancestrales. Dicho esto, para muchos las misiones relacionadas con el usurpador pueden resultar repetitivas, pero al final, la exploración del mundo abierto y el descubrimiento de sus secretos constituyen los verdaderos puntos fuertes del juego.
Una jugabilidad que frustra y golpea fuerte al inicio, pero que al final terminamos amando, incluso con sus debilidades
Hablando de justamente aquello, su jugabilidad, en “Dragon’s Dogma 2” vemos mecánicas con las que nos podemos sentir inmediatamente familiarizados, las cuales hemos experimentado en títulos como “Monster Hunter”, “Shadow of the Colossus” o “Dark Souls”. Todo en general implementado con la clara intención de presentar una aventura épica llena de acción y exploración.
La aventura comienza con la creación de tu protagonista principal, mediante un creador de personajes que ofrece una gran variedad de opciones para personalizar la apariencia de tu personaje, desde su físico hasta su personalidad y estilo de lucha. Junto a aquello y en el mismo proceso inicial, debemos crear y darle aspecto a nuestro Peón principal, el cual será nuestro principal compañero en toda la aventura.
Esto dentro de un sistema de Peones original de Dragon’s Dogma que regresa en la secuela, con mejoras que lo hacen aún más profundo y versátil. Los Peones pueden aprender de las experiencias de otros jugadores, lo que significa que pueden ayudarte con estrategias y tácticas que han aprendido de otros Arisen. Además, los Peones pueden especializarse en diferentes vocaciones, lo que les permite adaptar su estilo de juego a tus necesidades. Además de nuestro Peón principal, podemos agregar dos más a nuestro grupo, los cuales pueden ser reclutados entre los encontrados en el mundo o a través de las “fallas”, que incluyen los peones creados por la comunidad en línea. Este ingenioso sistema permite a los jugadores compartir sus experiencias y ayudarse mutuamente.
Respecto a sus mecánicas y la manera de explorar su mundo, “Dragon’s Dogma 2” no es para nada un juego convencional, ya que traza directrices, pero depende del jugador interpretarlas y descubrir las infinitas posibilidades que se le ofrecen. El juego ofrece una experiencia RPG rica e inmersiva, que como adelanté, al inicio me tuvo bastante frustrado y con ganas de dejar el juego de lado. La falta de indicaciones precisas en las misiones puede a veces desorientar a los jugadores, pero también contribuye a la inmersión y la libertad de exploración. El combate además puede llegar a complicar a muchos jugadores, al no tener cosas que si se ven en otros títulos como la posibilidad de fijar enemigos durante el combate.
Es así como en mis primeras incursiones, no me quedó de otra que huir junto a mi grupo luego de recibir palizas en cada rincón. Sobre todo en la noche, ya que durante aquellas horas no solo es imposible ver más allá de nuestras narices dentro de una oscuridad aterradora. Además, los enemigos nocturnos son diferentes a los del día e incluso mucho más peligrosos, lo que derechamente me ha mantenido siempre alejado de viajar en la noche.
Para colmo, dentro de la visión de cómo se debe experimentar la aventura de “Dragon’s Dogma 2” pensada por su director, no existe un sistema de viaje rápido accesible e instantáneo. El juego permite aquello mediante unas escasas Piedras Transportadoras que son limitadas (en casi mis 50 horas de juego he usado dos) y también unas carretas que por 100 o 200 de oro, la moneda del juego, te llevan lentamente de un pueblo a otro. Método que funciona la mayoría de las veces, ya que al dormir en la carreta tu personaje despierta al llegar al destino, pero algunas otras lo hace en medio de un ataque de enemigos a este transporte, los cuales debes combatir para continuar el viaje.
Según el propio Hideaki Itsuno, viajar a pie largos tramos en un juego no es aburrido y si esto pasa, “es sólo un problema porque tu juego es aburrido. Todo lo que tienes que hacer es hacer que viajar sea divertido”, indicó.
Frase que recordé mientras ya había avanzado mucho en “Dragon’s Dogma 2”, porque luego de sufrir durante las primeras misiones, al final todo esto se entiende como un proceso de aprendizaje que personalmente terminé amando, porque como me ha pasado recientemente con otros juegos como “Elden Ring”, uno termina siendo mejor jugador, aprendiendo a manejar la frustración pero sobre todo, queriendo aprender más.
Especialmente porque luego de aprender cosas que el propio “Dragon’s Dogma 2” te enseña de manera progresiva, uno termina volviendo a los lugares donde te eliminaban con solo mirarte, para en una especie de vendetta personal enfrentar a esos enemigo y derrotarlos de forma épica, riéndose de lo mal que lo habías pasado unos días antes pasando por ese tramo del mapa. En serio, uno la pasa muy bien en esos momentos, en mi caso cuando al fin pude eliminar por primera vez un grifo, una maldita y molestosa ave gigante que se aparece para echarte a perder el día en “Dragon’s Dogma 2”.
Momento en el que dejé el control de lado para aplaudir de emoción y que celebré como niño pequeño, lo que creo demuestra lo buen juego que llega a ser este título.
El motor gráfico RE Engine cumple de la mano de un buen trabajo artístico
“Dragon’s Dogma 2” llega como el primer título de mundo abierto creado bajo el motor gráfico RE Engine y este cumple en su mayoría. Jugué el título en mi Xbox Series S y a pesar de presenciar algunas inconsistencias de rendimiento como la carga tardía de texturas, en general la experiencia visual ha sido más que satisfactoria.
En consolas el juego tiene dos modos gráficos para elegir, uno en el que se puede limitar los cuadros por segundo a 30 y otro llamado “variable”, que como su nombre lo dice, va cambiando según el lugar en el que estemos y la cantidad de elementos que existan en la pantalla. En ese aspecto y a pesar de no tener estos modos, se han reportado varios problemas de caídas repentinas de FPS por parte de los jugadores del port de PC, algo que vi poco en la versión de la plataforma de Xbox.
Como muestra de su rendimiento en las tres plataformas en el que el jeugo fue lanzado, PC, Xbox Series X|S y PlayStation 5, dejó un video del canal Digital Foundry donde se revisa aquello.
El mundo de “Dragon’s Dogma 2” de todas formas me pareció hermoso, con lugares que invitan a la exploración y a querer llegar a ellos, incluso solo para poder usar el Modo Foto existente en el juego para capturar momentos.
Junto a esto, la música del juego se mantiene constantemente sonando con ciertos niveles mientras juegas “Dragon’s Dogma 2”, en algunos momentos ayudando al sentimiento de épica que buscan entregar los desarrolladores. Piezas musicales que se alinea impresionantemente con la acción que vivimos en las batallas, ejemplo el clip matando a un enemigo que antes era para mi imposible derribar.
Para terminar, es imposible no mencionar la tontería de las microtransacciones, porque para mí es completamente UNA TONTERÍA, las cuales fueron anunciadas el mismo día que se estrenó “Dragon’s Dogma 2” y que a muchos nos dejó sorprendidos. Incluso cuando sean cosas que se puedan obtener en el juego como las Piedras Transportadoras, porque justamente por algunos dólares, se pueden obtener muchas de ellas y así, de cierto modo, pasar por alto la visión del director del juego, quien desea que viajes lentamente por el mapa y descubras sus secretos.
En conclusión y dejando esta controversia de lado, “Dragon’s Dogma 2” es un juego recomendadísimo y que es sin duda uno de los mejores RPG de acción de la historia de los videojuegos, el cual debes jugar alguna vez en tu vida seas o no fan de este género.