Baba Yaga versus el mundo.
La tercera entrega de la película protagonizada por Keanu Reeves y dirigida por Chad Stahelski, ‘John Wick‘, no deja momentos para pestañear y continua expandiendo el universo de asesinos y su código de trabajo.
Y es que en esta ocasión, continuamos con los hechos vistos en la segunda parte, tras el asesinato cometido por Wick (Reeves) en el Hotel Continental, en contra del miembro de la mafia italiana, Santino D’Antonio (Riccardo Scamarcio), quien lo obliga a volver a la vida de sicario, tras una deuda de sangre pendiente, para asesinar a su hermana y quedarse con su puesto en la Alta Mesa.
Tras esta acción cometida, Winston (Ian McShane), el propietario del Hotel se ve en la obligación de excomulgar de la organización a John, pesando sobre éste una recompensa de 14 millones de dólares, lo que lo convierte en el centro de atención de una multitud de asesinos a sueldo, que esperan detrás de cada esquina para tratar de deshacerse de él.
John comienza a buscar a algún improbable aliado, intentando incluso hacer valer un antiguo pacto de sangre, el cual lo conduce a las más altas esferas de la Alta Mesa, a la que desafiará para conservar su independencia y el recuerdo de su amada esposa.
Es así como esta película, que se ha convertido en una de las mejores franquicias de acción que Hollywood ha estrenado en el último tiempo e ideal para los fanáticos de este genero, nos vuelve a traer a Keanu interpretando a este personaje que se ve rodeado de una furia zen, con una agilidad y elegancia bañada en sangre, disparos y cuchillos. Aquí, grandes secuencias de peleas fluyen unas tras otras en cada escena y nos regalan luchas de supervivencia, bajo diversos estilos de artes marciales.
Con homenajes y referencias a cintas como ‘Game of Death’, ‘Black Rain’, ‘The Raid’ y ‘Matrix’, este nuevo capitulo del mundo de estos criminales, nos recuerda que el honor está primero y que si queremos paz, debemos prepararnos para la guerra.
