Por si no eres un gamer o quizás dedicas tiempo a jugar en tu PC o consola, pero no estás al tanto de esta, te contamos que “DOOM” es y ha sido eternamente una franquicia épica. Y su primer título homónimo, es considerado como el padre del género de los FPS (First Person Shooter o juegos de disparos en primera persona).

Durante su historia, la saga “DOOM” ha tenido como protagonista al “Doomguy” (ahora “Doom Slayer)”, un soldado sin nombre al que acompañamos defendiendo a la humanidad de criaturas infernales, los cuales atacan bases debido a experimentos fallidos con portales dimensionales, llevados a cabo por la corporación UAC (Union Aerospace Corporation).
Franquicia en la que se basó la mejor adaptación de un videojuego en la industria cinematográfica mundial, protagonizada por Dwayne “The Rock” Johnson y Karl Urban.
NO, mentira es inmundamente mala jajaja.
El primer juego fue lanzado en 1993 para PC-DOS, siendo desarrollado por un equipo liderado por las leyendas de la industria John Carmack y John Romero, dentro de una serie que vio un reinicio en el año 2016 y que fue bautizado simplemente “DOOM”.
Años más tarde llegó “DOOM Eternal”, su secuela directa y hace días, “DOOM: The Dark Ages”, desarrollado por id Software con el último motor idTech 8 y que se presenta como una precuela de estos últimos títulos, lanzado para Xbox Series X|S, PlayStation 5 y PC, disponible además en Xbox Game Pass.

Nueva entrega que invita a los jugadores a protagonizar combates intensos, con una jugabilidad fresca pero familiar, que pondrá a prueba su dominio de nuevas habilidades y armamento. Los desarrolladores nos invitan a explorar mundos desconocidos, surcar los cielos a lomos del temible “mecadragón”, destruyendo titanes con el colosal “meca Atlan” y aniquilando demonios en una historia de acción cinematográfica digna de la leyenda del Slayer.
“Conviértete en el DOOM Slayer, la superarma de dioses y reyes, mientras luchas para restaurar el equilibrio entre el bien y el mal en el juego más ambicioso creado por id Software hasta la fecha”, indican sus creadores.

Algo que se siente completamente al jugarlo, en especial por su apartado gráfico y en el diseño de los diferentes niveles, al igual que por sus mecánicas y la ambientación, agregando ciertos cambios a lo que se ha experimentado antes en la franquicia.
Todo aquello hace que “DOOM: The Dark Ages” sea un excelente juego de disparos, el cual aunque quizás no sea lo mejor de la querida saga, si es bastante entretenido y por momentos sorprendente.
Y esto creo que merece ser aplaudido, ya que es difícil y arriesgado mantener vivo el interés en una serie de videojuegos tan longeva, lo que el nuevo título logra completamente, manteniendo la calidad de los últimos juegos y además, innovando en ciertos aspectos que no defraudan.
Claro, a menos que seas un jugador demasiado inflexible y fiel a los cimientos generales de “DOOM”.
Una historia “simple” que sirve para mantener la acción frenética viva a cada minuto
La saga “DOOM” siempre ha sido sinónimo de acción desenfrenada, violencia estilizada y música metal atronadora, pero “The Dark Ages” da un paso más allá. No solo ofrece la experiencia visceral que los fans esperan, sino que apuesta por algo que antes parecía impensable y extraño, lo cual es una narrativa desarrollada e integrada en el juego.
La historia se sitúa en Argent D’Nur, un planeta ya conocido por los veteranos de la franquicia, pero ahora mostrado en todo su esplendor y decadencia. En el centro del conflicto se encuentra el Corazón de Argent, un artefacto de poder divino que desata la codicia de las fuerzas del infierno. La invasión demoníaca, imparable y brutal, obliga a los habitantes del planeta a recurrir a su último recurso, el DOOM Slayer.

Lejos de ser una simple excusa para masacrar demonios, la historia en “The Dark Ages” tiene peso, ya que por primera vez, el Slayer muestra algo más que rabia ciega, teniendo un pasado, una historia y hasta un rostro. Sí, el protagonista que siempre ha sido símbolo de furia silenciosa habla, aunque sea una sola palabra, de alguna manera humanizándolo ligeramente, pero sin quitarle su aura de fuerza imparable.
En ese aspecto, el Príncipe Ahzrak, líder infernal y antagonista central, representa una amenaza real, con motivaciones claras y una presencia que eleva la narrativa.

Todo esto convive con la esencia clásica de “DOOM”, haciéndonos experimentar un combate frenético, armas exageradas, ejecuciones gloriosas y un diseño de niveles que premia tanto la agresividad como la estrategia. En este aspecto, la narrativa del juego no es demasiado elaborada ni lo mejor de la entrega, pero que sirve para ciertos momentos espectaculares, como montar un mecadragón o pilotar el meca Atlan para destruir titanes.
Escenas que combinan lo fantástico con lo brutal de forma magistral y que se disfrutan totalmente.
Cambiando algo la jugabilidad, sin perder ni un gramo de la esencia brutal que tanto aman los fans de “DOOM”
Respecto a la jugabilidad de este nuevo título, que en definitiva es lo más importante y no sólo en “The Dark Ages”, sino en todos los juegos de la saga, esta se siente como una relectura total de su universo. Y es que esta nueva entrega se aleja del futurismo desenfrenado y las acrobacias adrenalínicas de sus predecesores para sumergirse de lleno en una ambiente oscuro, brutal y sorprendentemente táctico del universo “DOOM”.
Desde el primer nivel, el juego marca un quiebre con su ambientación anterior, ya que la tecnología desbordante y los laboratorios infernales dejan paso a castillos arrasados, criptas góticas y campos de batalla donde la sangre tiñe la piedra y la carne. Esta ambientación no es solo un cambio cosmético, estructura todo el diseño del juego, desde las mecánicas de combate hasta la manera en que nos movemos por el mundo.

El Slayer, ahora más pesado y con un aire casi caballeresco, se siente como un tanque de guerra empuñando armas imposibles. La movilidad se ha transformado radicalmente y el ritmo vertiginoso de los dashes y saltos infinitos, ha sido sustituido por una cadencia más táctica y pesada. El combate, si bien mantiene el frenesí característico de la saga, exige ahora una planificación más cuidadosa, donde cada esquiva, cada disparo y cada ejecución deben calcularse con precisión.
Una de las grandes innovaciones en este apartado es el Sierra Escudo, una herramienta que condensa defensa, cuerpo a cuerpo y control del entorno en un solo dispositivo. Su uso demanda cuidado y no se trata de una habilidad para ser usada sin pensar, sino de un recurso táctico con consecuencias claras si se abusa de él. Este nuevo enfoque impregna todo el combate, ya que el “parry” (término usado en los juegos para bloquear y contraatacar), por ejemplo, cobra una relevancia inusitada y recuerda por momentos a la lógica de los juegos tipo soulslike, sin alcanzar su nivel de dificultad, pero sí exigiendo al jugador que entienda los patrones de ataque y responda con intención.

El arsenal también ha sido adaptado al nuevo tono del juego, con armas como el impresionante BFG Crossbow, conviven con herramientas más rudimentarias pero igual de letales, como mazas y guanteletes. Cada una tiene su propio árbol de mejoras y un peso táctico claro, donde la variedad no es solo estética, ya que influye en cómo se abordan los combates. Además, permite adaptar la experiencia a distintos estilos de juego, algo reforzado por un sistema de dificultad personalizable que permite modificar parámetros específicos como el daño enemigo o la frecuencia con la que aparece la munición.


La campaña principal, compuesta por 22 niveles, equilibra lo lineal con lo abierto de forma notable, entregando zonas que invitan a la exploración profunda, llenas de secretos, misiones opcionales y desafíos bien integrados. El diseño de niveles es ambicioso, con múltiples caminos y una arquitectura que invita a volver sobre los pasos para descubrir lo que antes era inaccesible. La progresión está igualmente bien implementada, manteniendo la sensación de avance hasta el final, con nuevas habilidades y recompensas que se desbloquean de forma constante.
Pero, no todo alcanza el mismo nivel de refinamiento, ya que uno de los puntos más flojos de esta entrega es su sistema de mapa. Aunque funcional, se queda corto frente a la complejidad de los niveles actuales. La imposibilidad de marcar rutas o señalar objetos importantes dificulta el backtracking y puede generar frustración cuando se quiere volver a por un ítem o una mejora pendiente.
Es una carencia menor, pero en un juego que cuida tantos detalles, resulta más notoria de lo que debería, aunque para nada echa a perder la experiencia final ya que en el plano general, todo lo demás es más que gratificante.
Un festín infernal en lo visual y el sonido, implementado con furia y estilo medieval
Con “DOOM: The Dark Ages”, id Software no sólo reafirma su dominio en la creación de shooters viscerales, sino que lleva a su icónica franquicia por un nuevo camino estético, técnico y conceptual. La apuesta por una ambientación medieval oscura se siente audaz, pero está ejecutada con tal precisión que resulta completamente natural para la saga.
Lejos de perder “identidad DOOM”, “The Dark Ages” la refuerza al envolver su esencia sangrienta en armaduras de hierro, estructuras góticas y un diseño artístico que abraza lo decadente y lo brutal, ya que visualmente, el juego es una exhibición constante de músculo técnico.

Desde sus escenarios masivos hasta el más mínimo detalle en las armaduras de los enemigos, todo está cuidado al milímetro, con animaciones que son tan fluidas como contundentes, y el uso del motor idTech vuelve a situar al estudio en lo más alto de la escena. La destrucción dinámica de entornos, la física de impactos y las batallas aéreas que se desarrollan sobre nuestras cabezas forman parte de un espectáculo que rara vez deja tiempo para respirar.
Los niveles, amplios y bien diseñados, se cargan sin interrupciones y ofrecen una navegación intuitiva, sin sacrificar la sensación de exploración o el ritmo frenético que define a la serie. Las escenas cinemáticas, renderizadas en el propio motor del juego, suman narrativa sin romper el tono brutal que domina toda la aventura.

La versión de consolas, si bien pierde algo de nitidez y presenta algunas texturas mejorables al observarlas de cerca, se mantiene estable incluso en los momentos de mayor caos. No hay caídas de framerate ni errores técnicos visibles. Esa solidez es una de las sorpresas más agradables del juego ya que, en esta plataforma, se siente pulido, completo, como un producto que no necesita disculpas ni parches de emergencia.
En tiempos donde los lanzamientos llegan frecuentemente incompletos, este Doom ofrece una experiencia fluida desde el primer minuto.
Aunque en ese mismo lineamiento, debo indicar que, como seguramente ya muchos han leído, se ha reportado que el juego requiere hardware potente en PC y “meter mano” en su configuración gráfica para poder disfrutarlo de manera fluida.
Como prueba, dejo un video que armé con clips capturados en PS5 y además, un video del canal de YouTube ElAnalistaDeBits, donde se comparan las diferentes versiones lanzadas del juego.
En lo sonoro, “The Dark Ages” da un giro interesante, donde el diseño de sonido ha ganado protagonismo, con una riqueza en efectos que eleva cada encuentro a una experiencia envolvente. Explosiones, gruñidos, disparos y colisiones están trabajados con una precisión que contribuye enormemente a la inmersión.
Y la música, compuesta por Finishing Move, duo de compositores y productores de música formado por Brian Trifon y Brian Lee White, presenta matices ya que los artistas optaron por un enfoque más épico, menos industrial, con tintes de metal medieval.
Algo que para nada es malo, ya que la banda sonora cumple completamente su papel dentro del juego, reforzando la atmósfera, marcando el ritmo de los combates y se adapta dinámicamente a cada situación.
Conclusión
En definitiva, DOOM: The Dark Ages, se siente como el proyecto más ambicioso de id Software hasta la fecha, dejando en claro que es una carta de amor al pasado de la franquicia, pero también una evolución audaz. Ofrece todo lo que los fans esperan, sangre, fuego y metal, pero lo hace mientras construye un mundo más rico, con historia, drama y personajes que importan.

No es simplemente un juego de disparos, es una leyenda forjada en sangre, en la cual id Software no solo cambia de época, sino que ha elevado su propio legado.
Y en este nuevo panteón de violencia táctica, solo hay un dios: El Slayer.
Como indiqué anteriormente, “DOOM: The Dark Ages” ya está disponible para Xbox Series X|S, PlayStation 5 y PC, además de ser lanzado en Xbox Game Pass.
Para conocer más detalles sobre “DOOM: The Dark Ages”, visita el sitio web oficial.